La hostelería vallisoletana mira ya a la Navidad con esperanza tras dos duros años marcados por la pandemia del coronavirus que provocó que muchos establecimientos hosteleros de la ciudad y de la provincia cerraran, o bien, vieran como sus márgenes de beneficio caían con fuerza.
Sin embargo, y como les contaba esta misma semana este periódico, la ciudad del Pisuerga nota el incremento de las reservas, lo que es una fuerte bocanada de aire fresco para los empresarios del sector.
Con la Navidad cerca, son muchos los amigos, grupos de trabajo o familiares que empiezan a reservar para las clásicas cenas navideñas. A mediados de noviembre, y según afirma el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid, Jaime Fernández, “casi el 85% está reservado”. Todo ello gracias a reservas de grupos grandes. Desde verano, la gente está “animada” y “con ganas de celebrar”, asegura el presidente de la Asociación.
Sin embargo, un conocido restaurante del centro de Valladolid ha denunciado una situación que se sigue repitiendo. La de reservar y que los comensales finalmente no lleguen, con el trastorno y perjuicio económico que les genera esto.
A través de sus redes sociales, el Restaurante Niza ha contado lo que les ha ocurrido durante un servicio este viernes, 18 de noviembre:
Aseguran que llamaron a una reserva que no había llegado a la hora fijada: -Hola. Tenéis una mesa reservada hace 15 minutos. Era para saber si estáis de camino o… , comienza la conversación. La contestación de la persona que presuntamente reservó asegura que: - Hemos llamado hace un rato para anularla. Hemos hablado con un compañero tuyo. La respuesta del restaurante es: - ¿Con un compañero mío? No puede ser… soy el único chico que está en la sala esta noche… hasta que suena el pitido de que el que está al otro lado del teléfono ha colgado.
“No llaman para anular. Te mienten y te cuelgan”, finalizan desde el establecimiento hostelero vallisoletano.
Una reserva sin cubrir que hace que dicho establecimiento tenga una mesa vacía con el daño económico que genera. Un drama que los profesionales del sector viven, también en tiempos de Navidad.