El Mesón La Rueca y Marcelo

El Mesón La Rueca y Marcelo Fotografías cedidas

Valladolid

Fallece un emblema de la hostelería en la provincia de Valladolid: “Era una persona elegante”

Fue el dueño del Mesón La Rueca de Laguna de Duero durante 27 años y ostentaba un amplio currículum en el mundo hostelero

11 abril, 2023 16:51

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A escasos siete kilómetros de Valladolid capital se ubica uno de los municipios más importantes de la provincia como es Laguna de Duero. Dentro del recorrido que la N-601 traza desde Adanero y hasta León. Cuenta, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística, con 22.642 habitantes.

Vecinos que, desde este domingo, 9 de abril, están consternados y lloran el fallecimiento de Marcelo Rodríguez Holguin, un emblema de la hostelería del municipio vallisoletano que fue el dueño, durante 27 años, del Mesón La Rueca, ubicado en la Avenida de Madrid de Laguna de Duero.

Marcelo moría a los 80 años de edad y era natural de la localidad pucelana de San Pedro de Latarce. El funeral se celebraba este lunes, 10 de abril, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción antes de que sus restos mortales fueran conducidos al cementerio para recibir cristiana sepultura.

27 años de una brillante historia hostelera en un lugar mágico

Ubicado en la Avenida de Madrid, cerca del kilómetro 180 de dicha vía en Laguna de Duero, el Restaurante – Mesón La Rueca abrió sus puertas en el año 1992 con Marcelo Rodríguez Holguin liderando un proyecto en el que también participaron, durante 27 años, sus dos hijos: Marcelo y Nacho y su mujer, que era la cocinera que deleitaba a los comensales con exquisitos platos caseros.

Mi padre comenzó en el mundo de la hostelería en Laguna de Duero en el año 1970, en el Restaurante Hernando. Cerró en 1993 y ahí se pone en funcionamiento el Restaurante La Rueca donde estuvo hasta el 24 de marzo del año 2019. Ahora, en el lugar, está el Bar Bambino”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León Nacho Rodríguez, hijo de Marcelo.

Además, el emblema de la hostelería de la provincia de Valladolid preparó otro restaurante que se llama El Rincón del Norte. Se alquilaba mientras funcionaba La Rueca, pero tras cerrar el último se puso al frente Nacho.

“No sólo fueron buenos años de hostelería. Yo entré con 15 años y he salido con más de 40. Me he formado como profesional y como persona en la casa de mi padre. Mi madre era la cocinera y he aprendido mucho de ellos”, explica nuestro entrevistado.

La familia al completo

La familia al completo Cedida

Platos que quitaban el sentido

Era entrar en el Restaurante-Mesón La Rueca y oler a comida. De la buena. De esa casera que con tanto esmero, pero, sobre todo, con tanto cariño, cocinan nuestras madres. En este caso, la buena mano y ese cariño al fogón lo ponía Milagros.

Cocinábamos salpicón de marisco, morcilla… la gente buscaba el pulpo a la gallega y el bacalao con tomate. Era cocina tradicional y casera. Mi madre tenía buena mano y el cliente lo apreciaba”, añade Nacho.

Daba ese toque personal que diferencia a un buen restaurante de uno vulgar. El toque que hace que un cliente vuelva para disfrutar de los mejores platos. “Me dicen que he heredado su mano”, añade su hijo en esta conversación con EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Una persona elegante

“Mi padre era un gran trabajador. Ha antepuesto el trabajo por encima de todo. Han trabajado de continuo mil horas. Tanto él, como mi madre, pertenecen a la hostelería de antes, a la de estar mañana, tarde y noche. Era una persona elegante, de trato serio con el cliente”, afirma Nacho hablando emocionado de su padre.

Era “exquisito” con la comida. De hecho, los días de descanso se iba con su mujer a visitar los restaurantes de la Comunidad. Sabía lo bueno que había en cada sitio y le gustaba deleitarse con los mejores platos.

“Iba mucho al Restaurante Portobello y al Manolín en Valladolid. Manolín era muy amigo de mi padre. También a La Rúa, en Medina de Rioseco. Le gustaba comer bien”, finaliza su hijo.

Un hombre que nos deja, pero un legado hostelero que se conservará eternamente en la provincia de Valladolid.