Deliciosa tarde, donde hubo triunfo de los rejoneadores… y de los comensales. Fue ayer, camino de la Ciudad del Caballero, para presenciar la triunfal corrida de rejones, De acompañante, ya habitual, mi amigo Javi Martín. Lástima que no pudiera acompañarnos nuestra gráfica Natalia Calvo, pero cuestiones ajenas a su voluntad lo impidieron.
Habrá ocasión para agosto, cuando Pedrajas e Iscar celebran sus fiestas y es paso obligado para visitar de nuevo a nuestro amigo Perico. El hostelero de Mojados puso otro “no hay billetes” en sus terrazas y salones; las comuniones y celebraciones familiares están en boga y hay que aprovechar estos días.
Los fogones, la parrilla y el horno de leña, expuestos al cliente a la entrada de los salones, estaban a toda máquina. Y la cocina a babor y a toda vela. Y Rosa, la matriarca de la casa, cuidando de las cuentas, mientras que el patriarca iba de un lado para otro ordenando a la brigada de camareros y cocineros y atendiendo mesas personalmente.
Pero vamos a las exquisiteces, porque mi amigo Javi me ha pegado su comer de tiquismiquis, y la verdad es que tampoco está mal la idea de vez en cuando. Para platos de cuchara ya está el Dial a lo largo de la semana. Así que, con la boca hecha agua pensando en la manduca que nos esperaba, llegamos al asador y, aunque con ese llenazo impresionante, nos atendieron de mimo y con rapidez, dentro de lo que cabe.
Y pensamos, y por qué no tres platos de exquisiteces al centro y un postrecito con café y a los toros…
Cerveza, clarete y torreznos
Dicho y hecho. Lo primero, una cervecita para Javi, y para mí un clarete de la casa con gas -qué le vamos a hacer querido y paisano Luis Fernando Angosto-.Y de inmediato, un servicial camarero nos sirvió un plato de torreznos con sus piquitos de pan, de esos que te pones y no paras…
Pulpo a la brasa con adornos delicatessen
El segundo de los platos fue de una elegancia suprema en presentación y no digamos al comerlo: pata de pulpo a la brasa, de las gruesas, adornada con una patatas fritas finísimas, pimientos de Padrón y tomatitos cherry asados, que al comerlos explotaban en la boca causando una agradable sensación.
Boletus salteados con ajitos
Había visto Javi a uno de los camareros que pasaba delante de nosotros con una fuente de boletus. Y se quedó con la copla. Así que los pedimos, y fue otra delicia de producto de temporada, aunque por las zonas limítrofes no hay ni uno por la maldita sequía. El caso es que nos saciamos.
Fue, sin duda, un gran placer el haber podido degustar estas delicias que nos ofreció nuestro amigo Perico; o lo que es lo mismo: nos pegamos un homenaje sin venir a cuento. Pero lo hicimos.
De postre y con el café a toda prisa, porque los rejones empezaban a la hora lorquiana de las 5 de la tarde, emprendimos camino de Olmedo para redondear una tarde realmente maravillosa, como la canción de Pedrés. Mientras yo arrancaba el veterano Golf, Javi se quedó ajustando cuentas con Perico. Ya me pasará la nota.
En fin, como diría Sancho a Don Quijote: “El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si le pasa”. Pues eso.