A la carrera llega Julia González Calleja a la Jefatura de la Policía Local de Valladolid en su encuentro con EL ESPAÑOL de Castilla y León. Lo hace tras completar otra entrevista. Solicitada después de que el lunes fuera nombrada nueva intendente del cuerpo. Es el puesto más alto al que se puede aspirar y ella lo ha conseguido, derribando no techos de cristal, sino muros de hormigón, como confiesa.
La vallisoletana, de 59 años, cumplirá 40 dentro de la Policía Municipal el próximo 9 de enero. “Me da vértigo pensarlo”, confiesa ya en su despacho donde charlamos con ella para conocer el lado más humano de una mujer que ha conseguido cada ascenso a base de esfuerzo y gracias a un trabajo bien hecho.
P.- ¿Quién es Julia? ¿Cómo se define?
R.- Soy una persona normal a la que siempre le gustó mucho estudiar. Muy constante, muy sacrificada y que cuando quiere una cosa lucha por conseguirla. A veces lo hace y otras no, como todo el mundo.
P.- ¿Ha cambiado mucho desde que tenía 18 años a ahora?
R.- Mucho. No me conozco ni yo. De joven era muy tímida. Al ser muy estudiosa no era la más popular del colegio. Me recuerdo como una persona muy tímida. No tengo nada que ver a ahora. Mi profesión, al comenzar como policía, me dio ese plus para ser más extrovertida, a perder la timidez. He cambiado mucho. He madurado, como todo el mundo. Esta profesión hace que la vida cambie.
P.- ¿Cómo recuerda su infancia?
R.- Muy bien. Soy de las que tenían pueblo. Mi familia materna es de Fuentes de Nava, en Palencia. Mi familia paterna de León, de Valdehuesa, aunque falleció pronto. Conocí poco a estos abuelos. Pero a mis abuelos por parte de madre, me daban las vacaciones y estaba diciendo a mi madre que me llevara al pueblo porque era libertad, estar en la calle, bicicleta, amigos… me encantaba. Aquí, en Valladolid, cuando no tenía vacaciones, lo recuerdo muy bien también, con mis padres.
P.- ¿Con qué se divertía de pequeña?
R.- Con la bicicleta. A lo primero que he aprendido en mi vida ha sido a andar en bicicleta. Aquí, en la ciudad, tus padres no te dejaban salir sola porque había más peligros. Cuando ibas al pueblo eso era brutal. Lo recuerdo con mucho cariño.
P.- ¿Le da tiempo ahora a divertirse?
R.- Siempre hay que buscar un momento para desconectar. Lo contrario es malo para la salud. Ahora, tengo menos tiempo, pero la importancia del mismo no está en la cantidad sino en la calidad, como decía una amiga mía. Ese poco tiempo intento disfrutar con la bicicleta, con el deporte o leer. También de pasar un rato con mi familia y mis amigos.
P.- ¿Cuándo coge la bicicleta por dónde se va para desconectar? ¿Cuál es su ruta favorita?
R.- Por donde me lleve el viento. Eso sí, siempre por los carriles bici. Me gusta mucho la zona de La Cistérniga. Bajando hacia la ciudad. También por la zona de las universidades y el canal porque te encuentras paisajes muy bonitos.
P.- ¿Cuándo se percata de que quiere poner orden en las calles siendo policía?
R.- La ilusión de mis padres era que fuera licenciada, que hiciera una carrera. Yo no veía mujeres policía por las calles y me propuse cambiarlo. Mi padre pensaba que era un capricho y que iba a dejar la carrera tirada por eso. Finalmente, el apoyo fue total por parte de los dos. Mira el capricho que lleva ya 40 años.
P.- ¿Le costó mucho convencer a su padre?
R.- Él pensaba que era un capricho y yo era muy joven. Tenía 18 años recién cumplidos. Sin embargo, y pese a esto, quiero recalcar que he tenido un apoyo muy grande por parte de mi familia. Mis padres, mis abuelos… Mi marido me conoció siendo ya policía, con los horarios y demás.
P.- ¿Cómo llevaba su hijo tener una madre policía?
R.- Tiene 31 años y se casa este año. Ni mi marido ni mi hijo son policías. Ellos están en el ámbito privado. En el periodo de la adolescencia, cuando todos buscamos ese periodo de ubicación, como madre, recuerdo que le decía: “Ten cuidado cuando salgas”. También le comentaba, para meterle miedo y que no cometiera locuras, que mis compañeros le conocían, cosa que no era cierto. Mi hijo decía de pequeño que tener una madre policía era terrible. Después, está encantado de la vida.
P.- Siempre ha defendido que su madre era una mujer avanzada para sus tiempos.
R.- Mucho. Imagínate que hace 40 años tu hija te dice que quiere ser policía. Todo era diferente. Y ella dijo que adelante.
P.- 40 años en el cuerpo. ¿Cómo los ha vivido?
R.- Es un lujo trabajar en lo que a uno le gusta. No todo el mundo puede. Tuve claro que quería ser policía. Entre desde agente, cosa que también me ha encantado. Comenzando desde la base te acabas desarrollando y evolucionas con la propia organización. Éramos 58 y, de mi promoción, solo quedo yo. Es como que naces, creces y te desarrollas. Evolucionas con tu gente. Ir de promoción en promoción adquiriendo nuevas responsabilidades me encanta. Disfruto también hablando con mis compañeros.
P.- ¿Se hacen amigos dentro de la plantilla?
R.- Claro que sí. Se participa en carreras como la que nosotros organizamos. Vamos a comer. Hacemos rutas. Participamos en congresos. Hemos estado en Bruselas… Es verdad que tenemos una plantilla renovada. Estamos en el periodo de entronque entre veteranos y novatos.
P.- ¿Es una jefa muy estricta?
R.- No es ser estricta. Hay que entender que esto es un cuerpo jerarquizado y disciplinado. Hay unas normas que hay que cumplir para que la organización haga su trabajo.
P.- ¿De qué está más orgullosa en estos 40 años?
R.- Fundamentalmente dos cosas. La primera, de haber entrado como agente. Que la gente vea que se puede empezar de cero y llegar a la jefatura. La propia plantilla está preparada con formación y titulación para que todos los mandos sean de la propia plantilla. Esto es fundamental. Y encima mujer. Romper ese techo de cristal, que cuando me inicié era de hormigón armado como dije, es fundamental para visibilizar que las mujeres también podemos llegar. Solo tenemos que prepararnos. No debe haber palos en las ruedas. Solo pedimos acceder en igualdad de condiciones.
P.- Hablando de esto, es precursora de la lucha contra la violencia de género en Valladolid también. ¿Cómo se ha evolucionado?
R.- Es una lacra absoluta. Ninguna sociedad de este siglo puede tolerar o permitir que esto ocurra. La evolución es clara. Cuando entré, ni siquiera existía la Ley Integral. Nosotros contamos con la Unidad de Lucha Contra la Violencia de Género que es anterior a esa ley. Es muy importante continuar en esa lucha. En aquel momento, hace 40 años, los recursos para atender esto eran escasos. Ahora trabajamos en red, tenemos recursos para atender a las víctimas y hay programas. El tema recursos ha evolucionado. Hace 40 años se decía “Una mujer ha fallecido a manos de su marido” y no era así. Había que haber dicho: “Ha sido asesinada”. Hay que utilizar la terminología adecuada. Además, hace ese tiempo, todavía había gente que decía: “algo habrá hecho”. Esto es intolerable.
P.- Hay que parar esta violencia de género.
R.- En materia de violencia de género la sociedad tiene que entender que es un problema de todos. La sociedad tiene que luchar, con todas sus fuerzas, para educar desde el inicio. Instituciones, colegios… todos al unísono para erradicar la violencia de género educando en igualdad y con el diálogo para erradicar esta lacra. Tenemos que remar todos juntos. Esto no puede continuar.
P.- Se me viene a la cabeza, este año, el caso de India y Paloma este año.
R.- Es intolerable. Todo esto se consigue sumando. Parte familiar, social, policial, institucional. Todos a una. Tenemos que emprender todas las acciones. Todos a una para que esto se erradique.
P.- El otro día vi a Aitor, el hombre que circulaba con Jesús Negro en el trágico accidente, patrullando. Aitor es la cara. La cruz los agentes fallecidos. ¿Se acuerda de ellos?
R.- El accidente de Aitor lo viví desde cerca. Estuve en el hospital con su familia. Al principio no estaba claro lo que podía ocurrir. Era muy grave. Está haciendo una labor encomiable. Me acuerdo mucho de los dos compañeros que he perdido en estos 40 años. De Daniel Prieto, que falleció el 16 de septiembre de 1987. Ahora va a hacer dos años de la muerte de Luis Eduardo Izquierdo. Los dos mostraron su generosidad falleciendo en acto de servicio. Ser policía es un privilegio.
P.- ¿Qué significado tiene el ser superintendente?
R.- Es el grado por encima de intendente (risas).
P.- ¿Es el máximo escalón?
R.- Sí. La coordinación de las policías locales de cada Comunidad se regula a través de la Comunidad Autónoma. Nuestras normas marco establecen las categorías de las policías locales de Castilla y León. Se distribuyen desde agente hasta superintendente. La categoría de superintendente puede existir en un territorio desde los 100.000 habitantes. Es obligatoria en más de 200.000. En Castilla y León no hay más. Soy la única.
P.- ¿Qué le cambia en el día a día el hecho de ser superintendente?
R.- Teniendo en cuenta que el 9 de junio hace nueve años que asumí ser intendente jefe, el pasar a superintendente cambia poco. Las funciones son las mismas.
P.- También la primera mujer.
R.- En esta plantilla he sido la primera mujer en todo. Ojalá deje de ser la primera. Se están celebrando las pruebas de ascenso a oficial y entre las aspirantes hay una mujer que ha pasado todas las pruebas hasta ahora.
P.- ¿Qué necesita la Policía de Valladolid para dar un buen servicio?
R.- Ahora mismo puedo decir que la Policía Municipal de Valladolid está en un momento estupendo. Hemos incorporado agentes, oficiales, subinspectores, inspectores, intendente y superintendente. Ha habido una gran renovación y hemos cubierto vacantes. Este año va a haber 38 plazas más. En personal, creo que va a quedar todo bien.
P.- ¿En recursos materiales?
R.- Tenemos una renovación de vehículos continua y permanente.
P.- Hubo polémica con los vehículos.
R.- Sí. La gente puede opinar, pero es un vehículo como otro cualquiera. Todos los adquiridos reúnen las homologaciones y requisitos técnicos establecidos. También estamos renovando nuestros sistemas tecnológicos y contamos con drones. Tenemos una buena situación. Debemos de seguir trabajando en la academia y formando a los policías. Un policía bien formado es el mejor recurso que puede tener la Policía Local.
P.- ¿Algo más?
R.- Tenemos que potenciar la Policía de Proximidad. Es lo que más valora el ciudadano. La cercanía de un agente. El Agente Tutor también y queremos reducir la siniestralidad vial. Fomentar ese contacto con el ciudadano y seguir haciendo nuestro trabajo lo mejor que sabemos.
P.- ¿Cuál es su objetivo y deseo en lo profesional?
R.- Que se incorporen más mujeres al cuerpo.
P.- ¿Y en lo personal?
R.- Tras vivir, el año pasado, un momento muy triste con la pérdida de mi madre, quiero, este año, disfrutar con la boda de mi hijo. También valorar los pequeños momentos con la familia, que es muy importante.