Tarde bochornosa en el Coso del Carmen de Medina de Rioseco, donde hubo media entrada con presencia de peñas y mucha gente joven en los tendidos. Se lidiaron cinco novillos de Cuevas Bajas, de encaste Santa Coloma-Vega Villar (los famosos “patas blancas”) y uno colorado de la misma ganadería de origen Domecq.

Ana Rita

Abrió plaza Ana Rita, que venía sustituyendo en el cartel a Pérez Langa. La bella amazona portuguesa estuvo en su línea de porte elegante, gran doma y elegancia en el arte de Marialva con sus dos oponentes. Fueron faenas vistosas y bien realizadas, aunque faltó rematar con los aceros en la suerte suprema a su primero. Fue ovacionada.

Se desquitó con el cuarto, en faena completísima y llena de belleza, donde brilló con banderillas a dos manos, en las cortas y rosas ante un buen novillo. Un rejonazo certero puso fin a su faena, donde le concedieron una oreja con fuerte de petición de la segunda que el palco, muy poco generoso, no concedió.

Óscar Borjas

El jinete burgalés, de origen riosecano, venía a por todas tras un parón por un accidente doméstico y la mala racha en sus últimas actuaciones. Y lo logró. “Si no llego a triunfar, les dije a mi gente, hubiera sido la retirada definitiva”, nos confesaba tras el festejo.

Se dejó ver Borjas ante su primero y dejó llegar mucho al novillo a sus corceles. Fue una faena vibrante donde llegó al público con facilidad. Pero no estuvo acertado con el rejón de muerte y solo consiguió una ovación tras petición de oreja.

Con el que hizo quinto, un animal con muchos pies y no fácil, el burgalés salió muy decidido hacia la puerta de chiqueros para recibirlo. Brillante el recibo y brillante su actuación posterior con sus caballos “Hércules” de salida, “Montes” en banderillas, “Pichi” con un quiebro al revés en banderillas largas y “Sorpresa” en la suerte suprema, con muerte fulminante. Ello le permitió cortar las orejas que, junto a su hijo y la joven amazona, pasearon por el albero riosecano con cara risueña por el triunfo conseguido. Saldría a hombros por la puerta grande. El novillo fue ovacionado en el arrastre.

Sebastián Fernández

El joven rejoneador granadino ya demostró su buen hacer el pasado año en este mismo coso. Y en esta edición lo volvió a demostrar con ese rejoneo clásico y con esos nuevos caballos: “Nevado”, “pan de Oro”, “Acuarela”, etc. Volvió a utilizar la garrocha haciendo una exhibición de este arte campero ante un buen “patas blancas” que tuvo movilidad y continuidad. Estuvo firme y arriesgado en banderillas, pero tuvo que bajar del caballo para descabellar y eso enfrió al público. Dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja.

Con el novillo que cerró festejo, un ejemplar colorado terciado, distraído, de encaste Domecq, estuvo más entonado y brilló en todos los tercios, desde el rejón de castigo hasta las largas, violín y cortas, con remate de la colocación de su sombrero en la testuz del animal, algo que causa auténtica sensación en el público. El rejonazo final fue fulminante y le pidieron con fuerza las dos orejas. El usía sólo concedió una.

En definitiva, tarde entretenida donde hubo rejoneo de bella factura. Y si no llega a ser por el mal uso de los aceros en la suerte final, y la cicatería del presidente, estaríamos hablando de seis o siete trofeos. La corrida empezó con 15 minutos de retraso.