El ambiente a la llegada de EL ESPAÑOL de Castilla y León a la calle Goya número 32 era de desolación absoluta. La violenta explosión de gas natural que se producía en el 1ºC del inmueble, a eso de las 23.00 horas, llenaba de desesperación la céntrica vía pucelana y los servicios de Bomberos, Policía Local, Policía Municipal y Protección Civil, acudían hasta el lugar en busca de heridos.

Los teléfonos móviles ardían a esas horas de la noche. Muchos llamaban a sus familiares, que viven en la calle Goya, para confirmar que estaban bien. Otros no tenían tanta suerte. Su madre, padre o hermano, era uno de los afectados.

[El último infortunio de Teresa, la víctima mortal de Goya 32: su marido había fallecido hacía poco]

Los que peor suerte han tenido son los hijos de Teresa, la mujer de 53 años que ha perdido la vida en un siniestro que ya pasa a la historia de las páginas negras de Valladolid. Ella, junto a sus tres perros, cuatro gatos y dos hurones, fallecía en el acto. Los Bomberos buscaron su cuerpo durante horas hasta encontrarlo a eso de las 6 de la mañana.

Teresa había perdido a su marido, por un cáncer, hace un año y medio. Esa era la noticia negativa. La positiva, su hija Laura, de unos 30 años, había tenido un bebé para hacer sumamente feliz a Teresa. Su hijo, Miguel, vivía en Cantabria, pero se desplazaba para compartir momentos con su madre, que llevaba, como han confirmado los vecinos, “poco tiempo viviendo en el lugar”.

[Así era y así ha quedado el edificio que explotó en la calle Goya de Valladolid]

Unos vecinos que la recordaban esta mañana como “la mujer de los tres perros”. Era fácil verla por el lugar paseando con sus animales. Era una apasionada de perros, gatos, e incluso de los hurones. “Iba con ellos tan feliz”, añadía una vecina del bloque. “Nos da mucha pena su fallecimiento”.

Además de llantos, desolación y miedo, de vecinos que esperaban a entrar en el inmueble para recoger sus cosas o su vehículo, ya que en la parte de abajo se ubica un garaje, hemos podido ver también una gran componente de solidaridad.

Todo con Araceli De la Fuente, una vecina que vive justo en una casa de enfrente, como protagonista. Ella ha abierto las puertas de su hogar para dar cobijo a los bomberos, a los policías, y a los miembros de Protección Civil. Allí podían beber el agua que la solidaria vecina ofrecía a los profesionales.

Irene Carvajal, alcaldesa en funciones, aseguraba que dos personas permanecían en la UCI a eso de las 12.00 horas. Como ha podido saber este periódico, a eso de las 13.45 horas, y según fuentes policiales, solo quedaba uno y no se teme por su vida.

A las 14.00 horas la Policía Municipal y Nacional ampliaban el perímetro de seguridad mientras los Bomberos de Valladolid continuaban refrescando la zona. Hay miedo de que una viga ceda y todo el inmueble se venga abajo.

Las horas de tensión, llantos y mucho miedo han marcado la actualidad informativa en Valladolid. Han sido momentos sumamente duros. La ciudad del Pisuerga intenta reponerse de este triste suceso que pasa a engrosar ya la página negra de sucesos de Valladolid.

 

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