Primer festejo con motivo de la Feria y Fiestas en honor a la Virgen de San Lorenzo de feria. Más de un tercio de plaza en tarde nublada pero agradable de temperatura. Tarde de alternativa de Sergio Pérez.
Se lidiaron toros de la familia Capea, 1º, 3º y 4º del hierro de Carmen Lorenzo, y 2º, 5º y 6º de San Pelayo, (encaste Murube), reglamentariamente afeitados. De desigual presentación y de buen juego en general, a excepción del primero que se paró.
Sergio Pérez
Abrió plaza para tomar la alternativa de manos de Diego Ventura el peñarandino Sergio Pérez que le tocó en suerte el toro más deslucido del encierro. Con muchos pies de salida el de Carmen Lorenzo que poco a poco se fue apagando para acabar muy agarrado al suelo a mitad de faena. La falta de colaboración del toro y los nervios propios de la tarde más importante en la vida de un torero, hicieron que la faena no cogiera los vuelos deseados. Aún así Sergio Pérez demostró una buena monta y un buen concepto del toreo a caballo citando de lejos y dando los pechos, aunque el embroque adolecía de ceñimiento propiciado por la falta de empuje del toro. Mató de pinchazo y rejonazo. Oreja.
En el segundo, el de Peñaranda de Bracamonte estuvo más entonado, más seguro de sí mismo llegando a disfrutar en la cara del toro. El de San Pelayo se mostró más “colaborador” acudiendo a los cites con codicia, prontitud y con buen tranco lo que le permitió a Pérez desarrollar su concepto del toreo citando de frente y batiendo al pitón contrario, poniendo pares de banderillas de auténtico mérito al dejar llegar al toro mucho y clavando al estribo, destacando uno de ellos por encima de todos por su ajuste. Mató de rejón caído, echando pie a tierra para descabellar previa autorización del presidente. Oreja.
Diego Ventura
El de La Puebla del Río sumó un nuevo triunfo en el coso del Paseo de Zorrilla, cortando dos orejas al primero de su lote con petición de rabo dejando escrito a fuego que hoy por hoy es la máxima figura del rejoneo.
En el primero dio una auténtica lección de toreo parando al toro de salida en apenas un metro cuadrado del albero vallisoletano con temple y llevando encelado al toro. Se sucedieron a lo largo de la faena cites de lejos, dejando llegar mucho al de San Pelayo para batir al pitón contrario y clavar en todo lo alto, todo ello impregnado de torería, clase y una excelente monta. Terminó poniendo tres banderillas cortas al violín en su sitio, para posteriormente clavar un rejón desprendido que hizo caer al toro sin puntilla. Dos orejas y petición de rabo.
En su segundo y cuarto de la tarde al recuperar el orden de lidia ordinario, desplegó de nuevo Ventura su concepto del toreo a caballo llegando mucho al público. De salida nuevamente le paró en los medios en un auténtico derroche de doma y de conocimiento de los terrenos del toro. En banderillas demostró su capacidad y valor al citar de lejos y dejar llegar al toro hasta ese punto en el que el caballo encuentra la salida que permite a su jinete clavar al estribo y en todo lo alto. Y prueba de ello es que en uno de esos encuentros el caballo recibió un varetazo en la barriga sin mayores consecuencias. De nuevo puso banderillas cortas al violín con gran acierto. Mató de metisaca y rejón traserillo. Ovación tras petición de oreja.
Guillermo Hermoso de Mendoza
Recibió en los medios a su primero el navarro clavándole un rejón en todo lo alto. Ya en banderillas con el toro más terciado del encierro compuso una faena de toreo puro y de verdad con la colaboración del que llevaba el hierro de Carmen Lorenzo. Toreo de frente dando los pechos del caballo y clavando al estribo, para posteriormente llevarle encelado en galopes a dos pistas. En uno de las salidas del embroque el caballo ejecuta una pirueta en la misma cara del toro perdiendo las manos que gracias a la nobleza del toro quedó en un susto. Mató de dos pinchazos y rejón. Oreja.
A su segundo y quinto de la tarde, Hermoso le paró en los medios pero el toro hizo ademán de rajarse. Puso voluntad el navarro con un toro que no le ayudó mucho, ejecutando pares de banderillas con mucho ajuste y de enorme mérito. Se atascó con el rejón de muerte. Palmas.