Una corrida, una capea, un encierro, un concurso de cortes... el riesgo en un festejo taurino siempre está ahí. Sin excepción. Las fotografías siempre se las llevará, eso sí, el torero, el corredor o el recortador. Pero hay una figura en la sombra que siempre está ahí para velar por la salud de todos ante cualquier adversidad. Se trata de la cirujana taurina. Este es el caso de Marta Pérez López, una vallisoletana que decidió inmiscuirse en este mundo allá por 2006.
Y es que la doctora es el ángel de la guarda del torero salmantino Manuel Diosleguarde, quien sufrió el año pasado una cornada de 25 centímetros en el muslo derecho en un festejo en Cuéllar que afectó a la vena y arteria femoral. Fue Marta Pérez y su equipo quienes, con una rápida actuación, lograron estabilizar al charro y salvar su vida.
Ahora vuelve a estar de notable actualidad, pues también ha sido la encargada de intervenir en primera instancia al hombre de 67 años corneado de gravedad en el Toro de la Vega 2023 de Tordesillas. La víctima fue embestida por Mirabajo, un astado de 550 kilos y de gran bravura, tras escaparse el ejemplar del recorrido del encierro una vez rompió una de las talanqueras de madera.
Para la doctora, el mundo del toro ha de "evolucionar a mejor". "Buscamos la excelencia en lo que hacemos y es verdad que en esto es complicado porque son urgencias muy emergentes y en sitios que no son hospitales, pero tenemos que intentar mejorarlo entre todos. Que el dinero no sea un lastre para esto, para buscar la mejor atención a los pacientes, tanto en un encierro como en un festejo popular, una capea de un pueblo, una corrida o un festejo de cortes", remarca.
Formación en Barcelona
Su carrera profesional en el mundo taurino, ya de 17 años, nació para llenar un vacío existencial que perdió cuando abandonó su residencia en Barcelona. Marta comenzó su formación en la Ciudad Condal, concretamente en el Hospital del Mar, donde veía "muchas heridas por arma blanca y alguna de fuego". Sin embargo, tuvo que trasladarse a Zamora para trabajar. "Echaba de menos en cierto modo aquellas urgencias tan graves", señala en una entrevista con EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.
Fue entonces cuando surgió la oportunidad de introducirse en el mundo del toro. "Me propusieron empezar a trabajar en festejos taurinos y de algún modo fue el sustituto de aquella urgencia tan emergente que yo había atendido durante mi residencia", recuerda. Ese inicio se dio en su tierra, Valladolid, donde Peñafiel le otorgó la oportunidad de comenzar en su emblemática Plaza del Coso.
Marta no era ajena al sector taurino, ya que es algo que "siempre" le había gustado. Sin embargo, la formación profesional al respecto no la había recibido nunca. "Para los médicos es bastante desconocido. No nos suelen formar en heridas por asta de toro, ni en la carrera ni en la residencia", reconoce.
Pero esta controversia se salvó rápido, ya que por aquel entonces en Peñafiel solía haber "muchos heridos". "Es una plaza tradicional que no tiene callejón. Solo hay una línea de tablas y sacan un toro por dentro de ellas y otro por fuera. Esto hace que cuando están corriendo por dentro de la plaza y ven que les va a pillar saltan hacia fuera, pero es que hay otro toro en ese lado", explica la doctora, al tiempo que añade que durante los primeros días ya atendió "muchas heridas por asta de toro". "Desde aquel momento no lo dejé", recapitula.
Y ese es uno de los grandes bagajes de la doctora Pérez López, que ha participa en más de un centenar de festejos taurinos cada año. "Hay sitios a los que siempre suelo ir, que es raro que no vaya: Tordesillas, Cuéllar, Peñafiel, muchas veces Medina del Campo...", puntualiza la cirujana vallisoletana. Eso sí, no lo hace sola, como no podía ser de otra manera, sino que está acompañada normalmente por un equipo médico de otras cuatro personas, aunque en ocasiones se llega a doblar.
Dos cirujanos, que a veces puede ser un cirujano y un traumatólogo, un anestesista, un médico de cabecera y un enfermero. "Por ejemplo, en los encierros de Cuéllar ese equipo se dobla por la mañana, somos el doble en todo", explica. Eso sí, para la doctora no hay nadie prescindible en su equipo, ya que en estas situaciones "faltan manos". "Todo el mundo tiene su lugar y es importante", subraya.
"Lo más difícil es hablar con las familias"
Un trabajo de vital importancia en el que las dificultades están a la orden del día. La gravedad de las heridas y las situaciones imprevisibles hacen de las intervenciones una intervención complicada, donde la pericia y la experiencia de la cirujana son clave para atender a la persona. "Lo más difícil es hablar con las familias", reconoce la doctora Pérez López, que añade que cuando hay una cogida "no hay preparación mental posible".
"Llega un herido por asta de toro y lo atiendes. No hay tiempo posible para prepararte mentalmente", insiste. Cuando llega a uno de los festejos, Marta siempre tiene un deseo, que es el de no tener que intervenir, ya que eso significa que el festejo ha sido limpio. "Lo que más deseamos es no tener que trabajar. No tener que atender a ningún herido, sobre todo grave", subraya.
Entre las heridas más comunes que se encuentra en el desempeño de sus labores, durante los encierros suelen darse cornadas en los miembros inferiores, "sobre todo en la parte trasera". Por otro lado, en los cortes, que le "preocupan bastante", se dan las heridas de asta de toro en la región toracoabdominal.
"En este mundo puedes ver de todo"
Por supuesto, para que su trabajo pueda valer para algo, Marta y su equipo siempre visitan en el mes previo o 15 días antes del festejo las instalaciones. "En este mundo puedes ver de todo. Hay sitios en los que no hay absolutamente nada y otros en los que hay un quirófano montado perfectamente como uno que podamos tener en el hospital", reconoce para seguidamente añadir que intentan que cuando acuden sea en las "condiciones apropiadas" para atender a un herido.
"No tiene sentido ir a hacer un festejo y no poder hacer el trabajo. Necesitamos unos medios. Si no, no puedes hacerlo. Somos responsables de tener los medios para poder trabajar si no los tenemos no deberíamos hacerlo", recalca. La doctora tiene claro que lo mejor de su trabajo es "poder seguir viendo a la persona en el siguiente festejo, al cortador en el siguiente concurso y al torero en la siguiente corrida".
Pero la sociedad nunca se lo puso fácil, ya que como es sabido, las mujeres tienen que luchar contra un factor diferencial: el machismo. Sin embargo, esto nunca ha sido un contexto que le haya impedido llevar a cabo ninguna de sus labores. "Yo nací siendo mujer, siempre he sido 'la bajita, la chica de la coleta, la niña quién es usted que venga el médico'... lo he vivido toda mi vida y lo sigo viviendo, en el hospital y en los festejos, pero a mí no me supone nada. Tú demuestras trabajando y una vez lo haces se acabó, no hay más discriminación que valga", sentencia con rotundidad.
De esta manera, la doctora Marta Pérez López continuará salvando vidas, tanto en el hospital como en los festejos taurinos, donde el torero Manuel Diosleguarde ya sabe bien lo que son sus prestigiosas manos, cuando evitaron en agosto de 2022 que su corta vida acabase de golpe por una cornada de 25 centímetros.