Cabezón de Pisuerga es un bello municipio vallisoletano que se ubica a unos 15 minutos en coche de la capital pucelana. En la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población censada se sitúa en los 3769 habitantes que disfrutan, día a día, de todos los encantos del lugar, tanto patrimoniales, como culturales.
En la actualidad, el pueblo vallisoletano se encuentra inmerso en su III Concurso de Decoración por Halloween. Muy pronto, llegará el periodo navideño, en días para soñar en la localidad vallisoletana con sus representaciones y, sobre todo, con un Belén Viviente que es único en la provincia pucelana.
Es también lugar para fomentar aquello del buen comer. En Cabezón se pueden degustar muchas joyas en forma de platos elaborados, pinchos o menús que quitan el sentido. También ricos asados en forma de cochinillo o lechazo. Todo, gracias a la amplia variedad en forma de bares y restaurantes que atesora el lugar.
A todos estos se va a sumar, el próximo 31 de octubre, la Sidrería Arbeyal. Lo hará a lo grande, desde las 19.00 horas y con bebida y parrilla gratuita en la calle Las Bastas, número 18. En plena zona de bodegas del pueblo.
EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León charla con Jaime Cervantes Muñiz, que será el dueño del negocio. Un hombre nacido en Gijón, pero que lleva viviendo en Cabezón 16 años, y que quiere apostar por el sabor de su tierra, a ritmo de sidra y cachopo.
Arbeyal calienta motores
“Trabajé de joven en el mundo de la hostelería. Después pasé por Repsol y mi último trabajo ha sido en una tanatomascota. Sin embargo, ahora quiero emprender un reto que lo afronto con la mayor de las ilusiones y con muchas ganas de que todo vaya bien”, asegura el dueño de Arbeyal, antes de la apertura, en declaraciones a este periódico.
A sus 46 años, a Jaime le brillan los ojos de manera especial. Sabe que lo que se trae entre manos es un proyecto complicado y difícil, pero a la vez, sumamente gratificante. Así es el mundo hostelero. Arbeyal, que es el nombre que adoptará su sidrería desde el próximo martes, viene a significar, en bable, campo de guisantes.
“Además, se llama Arbeyal por la playa de mi barrio de Gijón, en la que jugaba de pequeño. Vi esta posibilidad de emprender con el negocio, Alejandro, el dueño del local, apostó por mi y me ha ayudado mucho y lo único que quiero es tirar hacia delante”, confiesa con fuerza, nuestro entrevistado.
Los mejores manjares con la sidra y el cachopo como platos estrella
“Vamos a tener cachopos muy variados. También, mariscos y tortos de maíz. Los menús diarios serán de tres platos diferentes cada ´día y, además, llevarán postre y bebida. Queremos dar a nuestros clientes los mejores platos con los productos de máxima calidad y que se vayan encantados de la que es nuestra nueva casa. Todo ello, acompañado de una buena sidra”, señala el asturiano.
Un menú, al que ha podido tener acceso este medio, muy completo y que seguro hace las delicias de todos. Empezando por las ensaladas, llegando hasta los arroces y desembarcando en los tortos de morcilla, picadillo, o jamón serrano. Las cazuelas de chorizo a la sidra, almejas en salsa verde o mejillones en salsa, tampoco pueden faltar.
El pastel de cabracho, el bacalao, los chipirones en su tinta, también están en una carta en la que no pueden faltar los cachopos. Hay de cinco tipos diferentes, ni más ni menos. Para elegir el que más nos guste. Las parrillas de costillas, marisco o pollo también están entre la oferta del lugar.
Y, cómo no, las carnes. Carrilleras al vino tinto, pechugas de cine o escalopines al cabrales antes de deleitarnos con los mejores postres a base de frixuelos, arroz con leche, o tarta de queso. Casi nada.
Mucha ilusión
“Espero con mucha ilusión la apertura del negocio. Tengo muchas esperanzas puestas en este proyecto y confío en que, con mucho trabajo y esfuerzo, salga adelante y consigamos triunfar y estar aquí, en Cabezón, durante mucho tiempo, dando el mejor servicio a vecinos y turistas que vengan a visitarnos”, afirma Jaime.
Van a ser tres en el negocio y lleva poniéndolo a tono desde el pasado mes de junio. Tocaba cambiar muchas cosas ya que el local, de 500 metros cuadrados, llevaba cerrado, ni más ni menos, que tres años. Tocaba elegir todo el inmobiliario, dar una buena capa de pintura y ponerlo todo a tono para triunfar.
“Tengo muchas ganas de que llegue el martes y afrontar la apertura del negocio. Quiero recalcar que los menús siempre van a tener un plato de cuchara para disfrutar de los guisos tradicionales. Ahora, hecho el inciso, sé que abrir una sidrería en un bar es arriesgado, pero creo que funcionará y que Cabezón va a responder muy bien”, finaliza nuestro protagonista.