El pasado miércoles, 13 de diciembre, el Ayuntamiento y la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid firmaban un protocolo de colaboración para mejorar la ordenación de las terrazas en la ciudad del Pisuerga, en un acuerdo que tenía por objetivo la elaboración de un Plan de Implantación de Terrazas y la determinación de opciones y alternativas en una posible modificación de la Ordenanza que regula las terrazas.
Eran el concejal de Tráfico y Movilidad, Alberto Gutiérrez Alberca y Jaime Fernández, el presidente de la Asociación de Hostelería de Valladolid, los que rubricaban el protocolo general de actuación para la mejor ordenación de dichas terrazas.
Una de las cuestiones a conocer pasaba por saber lo que iba a pasar con las terrazas ubicadas en las plazas de aparcamiento, en una medida especial que se decretó con el fin de paliar los graves efectos que la pandemia ocasionó en el sector de la hostelería. Ahora, dichas terrazas tendrán que retirarse.
El Ayuntamiento de Valladolid anunciaba, hace justo una semana, que no se concederían nuevas licencias para que los dueños de los diferentes bares y restaurantes instalaran su mobiliario en dichos espacios finalizando el permiso el 31 de diciembre. El consistorio ha ampliado el plazo para retirar dichas terrazas hasta el 15 de enero de 2024.
“Eran unas instalaciones provisionales que estaban adquiriendo un carácter definitivo y eso era perjudicial”, asegura el concejal del área, para añadir que “se ocupa espacio público y genera problemas a servicios públicos esenciales como los de limpieza” por eso “adoptamos esta decisión”, añadía Alberto Gutiérrez Alberca, que añadía que iban a notificar, de forma individualizada, el nuevo marco a los 57 establecimientos afectados.
Una medida que no ha sentado nada bien a algún hostelero como Víctor Vaquero Robles, dueño del Bar-Restaurante Vables, en la Calle Pérez Galdós de la ciudad del Pisuerga, que afirma que la retirada de su terraza provocará que tenga que hacer ajustes en su plantilla.
Los inicios y la llegada de la pandemia
“En junio del año 2017 cojo el bar para hacer una reforma de cocina y comedor ya que tuve que cambiar la chimenea y el tubo de extracción. Los inicios fueron duros y en marzo de 2018 tuve que acometer otra reforma que me hizo perder clientes. Cuando comenzaba a remontar, llegó la pandemia y nos cerraron. Fueron tiempos muy difíciles”, asegura Víctor en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
El cierre, en marzo de 2020, de los establecimientos hosteleros con la llegada del maldito coronavirus, le golpeó muy fuerte. Justo, cuando la normativa permitió abrir para dar comida a domicilio, nuestro entrevistado hizo todo lo que estuvo en su mano para meter alguna que otra moneda, y el mejor de los días billetes, en su caja.
“Gasté todos mis ahorros y tuve que pedir dinero a mis padres. También dos créditos a entidades bancarias que sigo pagando a día de hoy y que tendré que hacerlo hasta enero de 2025. Fueron meses muy duros con discusiones familiares y demás. Siempre estaré agradecido a todos los vecinos del barrio y, en especial, a los de mi calle, por toda la ayuda que me dieron. Sin ellos no habría podido continuar”, asegura el hostelero.
La instalación de la terraza covid
Nuestro entrevistado ama el mundo hostelero. Dejó sus estudios universitarios para dedicarse a un mundo sumamente duro y sacrificado porque es lo que le llena. Y eso que trabaja entre 12 y 14 horas diarias, haciendo todo, para poder sacar adelante el negocio y pagar a sus trabajadores.
“Instalé la terraza en aparcamiento en el primer minuto en el que se abrió la posibilidad. Antes había solicitado la instalación de mesas altas, pero me lo denegaron por ser la acera muy estrecha. La terraza en zona azul tiene doce metros de largo por dos de ancho. A mí nadie se me ha quejado. Al contrario, dicen que da ambiente y alegría a la calle”, confiesa nuestro protagonista.
El dueño de este Restaurante-Bar apunta que la terraza sobre aparcamiento les ha aportado “visibilidad” lo que ha hecho que haya aumentado su plantilla de las dos personas a las 5-6 los fines de semana y que en verano ahora trabajen al llenar seis mesas, cosa que antes, sin esta terraza, no hacía.
“Fríamente puedo entender que se quieran quitar porque se trata de una medida extraordinaria pero no entiendo que digan que molestan o que quitamos plazas de aparcamiento cuando el mismo Ayuntamiento lo hace poniendo más contenedores y aparcamientos para bicis”, argumenta.
Víctor añade que su terraza “solo quita dos aparcamientos” y que paga “1500 euros al año por ella” cumpliendo con los horarios y procurando dar confort a sus clientes. El gasto en todo este tiempo por dicha terraza le ha supuesto muchos miles de euros.
Retirada de la terraza y despidos
“Sin terraza mi plantilla de trabajadores va a disminuir. Estoy en una situación difícil y de incertidumbre. Tendré que reinventarme nuevamente para sacar el negocio adelante y el sueldo de toda mi plantilla. Otra vez me veo en un túnel con la salida muy lejana”, apunta el dueño del Bar-Restaurante.
Nuestro entrevistado apunta también a la Asociación de Hostelería de Valladolid a la que acusa de “no haberse preocupado por las terrazas en zona azul” sin dar respuesta cuando preguntaba y anunciando “15 días antes de caduca la licencia” que “hay que quitar la terraza”.
“No puedo entender que me digan que quite la terraza en el plazo de 30 días y me comuniquen que en marzo la puedo volver a solicitar y lo estudiarán. Llevan siete meses en la alcaldía y podían haber hecho su trabajo. Me gustaría que pensasen en los empleos que puede perder la hostelería porque si yo despido a un trabajador no le puedo decir que espere tres meses porque tiene que comer”, finaliza indignado Víctor.