Castronuño es un bello municipio de a provincia de Valladolid que cuenta con una población de más de 800 habitantes que se ubica en al suroeste y que equidista con las provincias de Zamora y Salamanca. Sus bellos parajes naturales brillan en el lugar con la Reserva Natural Riberas de Castronuño – Vega del Duero como principal joya de la corona.
Es un lugar perfecto para perderse con familia, amigos o pareja y darse un paseo por el Parque de la Muela y conocer sus tradiciones. Sus fiestas con la Bajada del Palillo como punto culmen o tradiciones de gran arraigo como ‘Los versos de los Quintos’.
El municipio pucelano también es famoso por su gastronomía y en el lugar brilla una pastelería que abrió sus puertas hace ya 11 años y que ofrece los más suculentos productos a todo el que por allí pasa. Se trata de Xokoreto, un establecimiento enclavado en la calle Lagares 42 y en la que está al mando José Ignacio Colinas Rodríguez.
EL ESPAÑOL de Castilla y León habla con él de unos deliciosos turrones que prepara con esmero, cuidado y dedicación y con los que encandila a sus clientes. Cuenta con un total de 22 variedades entre las que destacan los que saben a vino de las más diversas denominaciones de origen de Castilla y León.
Un emprendedor
“Soy un emprendedor pastelero con ganas de superarme y que no me pongo techo. Me encuentro muy cómodo trabajando en Castronuño. Intento ofrecer a mis clientes los mejores productos con los que puedan deleitarse y sorprender cada día con elaboraciones nuevas”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León el dueño de la pastelería.
En el municipio se le conoce como ‘Catacho’. Por tradición familiar. Ahora tiene 40 años, pero, con 20, tuvo varios negocios asociados al mundo hostelero en el municipio, también vallisoletano, de Alaejos. Después le picó el gusanillo por la cocina en general, y por la repostería en particular.
“Siempre pensé en ser cocinero. De pequeño quería serlo. Hace poco saqué un recetario con recetas que hacía con mi madre de niño. Ella decía que tenía que dedicarme a ello y hace 11 años abrí Xokoreto. Recuerdo que, cuando abrimos, había mucha incertidumbre. Aposté por ello y empecé siendo el trastornado, luego el zumbado y ahora soy el visionario”, afirma José.
Todo tras una carrera fulgurante en la que no deja de cosechar éxitos a pesar de su juventud.
Unos sorprendentes turrones
“Los primeros años en los que abrimos no teníamos turrones, pero, a partir del año 2014, comprendí que era un complemento perfecto para nuestra oferta. Empezamos haciendo entre 300 y 400 tabletas de sabores clásicos como yema, nata y nuez, o crema de pistacho. Como vimos que funcionaba, nos lanzamos a aumentar la oferta y variedades”, afirma nuestro entrevistado.
Ahora hacen, ni más ni menos, que un total de 22 variedades. Desde los típicos sabores a los más atrevidos, o el que lleva el nombre del pueblo. Un manjar que se compone de chocolate blanco, almendra y la miel de Castronuño que quita el sentido.
“En 2018 decidimos hacer una gran gama de turrones con vino. La colección se llama Wine Selection, y está elaborada con diferentes caldos de Castilla y León. Hacemos turrones con el Viña Picota de la DO Cigales, o su tinto Félix Salas. Con verdejo de Javier Sanz Viticultor, D.O. Rueda. Y también con vinos de la D.O. Bierzo o la D.O. Toro”, explica nuestro protagonista.
Todos los turrones se elaboran de forma artesanal. Cuando la mezcla está preparada, la colocan en el marco a mano y se tabletea el turrón a cuchillo y uno a uno. Se decoran todas las tabletas y se envuelven de forma individual. Un trabajo laborioso que conlleva un gran número de horas.
Una amplia oferta para Navidad
El dueño de la pastelería asegura que venden 4.000 turrones al año, fundamentalmente en época navideña. Además, elaboran durante estas fechas tan especiales panettones con masa madre de chocolate y naranja, mazapanes, trufas, florentinas, troncos de Navidad… o pastelería salada como canapés.
No pueden faltar tampoco los clásicos roscones de Reyes que sirven para endulzar cualquier cabalgata en los diferentes puntos de nuestro país. Los hay sin relleno y otros con nata, crema o trufa.
“El futuro lo veo cada vez más cierto. Tenemos ganas de seguir adelante y de embarcarnos en nuevas aventuras”, finaliza nuestro protagonista.