26 años sin Marcos Fernández: el mejor presidente con el que la historia del Real Valladolid hubiera sido diferente
Un 9 de enero de 1998 falleció el leonés que se fue demasiado pronto tras cambiar la mentalidad de un club y de una afición. Ejemplo de crecimiento, talento y gestión de que los siguientes presidentes no han tenido
9 enero, 2024 07:00Noticias relacionadas
26 años sin Marcos Fernández. 26 años sin el mejor presidente de la historia del Real Valladolid. Así lo reconocen muchos aficionados y lo certifican los datos. Un top-3 donde también se podría incluir a Gonzalo Alonso y José Cantalapiedra. Pero sin duda, Marcos Fernández, el leonés de Villarejo de Órbigo (4 de junio de 1937), fue la persona que cambió la mentalidad del club blanquivioleta y le abrió las puertas hacia un fútbol moderno donde lo económico y lo deportivo iban más de la mano que nunca.
La noticia, el mazazo, llegó en febrero de 1997 cuando le fue diagnosticada una trombopenia, una disminución de la cantidad de plaquetas en sangre. Fue un año de lucha contra la enfermedad, viajando incluso a una clínica de Seattle para recibir tratamiento. Desgraciadamente, el 9 de enero de 1998 con solo 64 años murió. Sus hijos, Marcos Fernández Fermoselle primero y luego Ángel Fernández Fermoselle le sucedieron al frente de la presidencia del Real Valladolid. Pero nada volvió a ser lo mismo. Muchos piensan en qué hubiera ocurrido si este empresario hubiera seguido a los mandos del club. La afición lloró como nunca la pérdida de un visionario, en lo deportivo y en la construcción. ¿Quién va a comprar pisos en un sitio en alto y donde sopla tanto el viento? Le criticaron cuando en su mente puso en marcha lo que es hoy el barrio de Parquesol. La enfermedad se llevó a un presidente que de haber seguido todo hubiera sido diferente.
El tiempo, en todos los aspectos, le ha dado la razón. 26 años después, el Real Valladolid no ha conocido momentos tan emocionantes como los vividos con Fernández. Los aficionados ahora se tienen que conformar con celebrar ascensos a Primera, después, lógicamente, de haber padecido traumáticos descensos. Tras Fernández llegó Ignacio Lewin, Carlos Suárez y Ronaldo Nazario, haciendo cada vez más grande la sombra del empresario leonés. Tres presidentes que han cambiado la mentalidad para hacer pensar que hay que salir a la calle a celebrar un ascenso o la permanencia con sufrimiento para un club histórico como el Pucela.
Fueron solo seis años al frente del Real Valladolid, pero más de un lustro de bonanza y de buenas expectativas. Presidente y máximo accionista, llegó a sanear la economía de la entidad, realizó reformas en el estadio (las últimas en condiciones que se han hecho), devolvió al equipo a primera División y, a partir de ahí, creció y lo clasificó para jugar competición europea, la Copa de la UEFA, por segunda vez en su historia. Una alegría que el leonés no pudo saborear porque enfermó gravemente de una leucemia que condujo a su muerte tal día como hoy en 1998.
Un equipo con jugadores que marcaron un antes y un después como Álvaro Gutiérrez, (el entrenador que la afición ansia para su banquillo), Edu Mangas, Alen Peternac, Benjamín, Torres Gómez, Santamaría, Peña, Fernando…. Y todo con el mago don Vicente Cantatore en el banquillo al que el propio Fernández convenció en Chile para venir a entrenar el año anterior a un equipo en ruinas con Rafa Benítez (14 puntos de 69). Tras el fallecimiento de Marcos Fernández se rompió esta magia. Desde entonces la entidad zozobra entre el lamento y la resignación.
Fernández fue ese empresario con el don de la oportunidad, la visión y el talento. Con 16 años viajó a Cuba para trabajar en una zapatería de sus tíos. Poco a poco fue creciendo, pero el régimen castrista le echó y le expropió de sus bienes. Regresó a España donde tuvo que empezar de cero para centrar su actividad en el sector inmobiliario, primero en Miami y desde 1985, en Valladolid.
En el peor momento
Su empresa, Grupo Parquesol, se convirtió en un próspero holding integrado por una treintena de sociedades. Y por supuesto, patrocinador del club. Sus camisetas forman parte de la leyenda blanquivioleta y son deseadas por los coleccionistas. El leonés llegó en el momento más crítico económicamente, el 20 de abril de 1992, reemplazando al dimisionario Andrés Martín. Al borde de la desaparición ante la inminente entrada en vigor de la Ley del Deporte, Fernández realizó una importante inyección económica y culminó la conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva, en junio de 1992. Cumplió en lo económico y en lo deportivo.
El 8 de abril de 1992 el leonés asume las funciones de Presidente de la Junta Directiva y el 26 de junio el Real Valladolid se convierte en SAD, siendo además el primer club de fútbol en España en presentar la documentación completa. Después de lograr la permanencia en los despachos que dio lugar a la famosa Liga de 22, que cambió el fútbol nacional.
Marcos Fernández estará siempre en la memoria de los aficionados al fútbol de la provincia. Muchos imaginan a un Real Valladolid que hubiera llegado a ser como el Villarreal o el Deportivo. Un presidente, el mejor de la historia, que se fue demasiado pronto, y al que se recuerda en la plaza de Parquesol. También existe una peña blanquivioleta en su recuerdo y sigue en funcionamiento la Residencia de Jugadores ideada en su mandato.
Su frase más famosa y que siempre estará en la mente de los aficionados: “Un Equipo de Primera para una Ciudad de Primera”.