Allá donde fue, siempre llevó con orgullo y por bandera su ciudad natal. Jorge Guillén (18-01-1893) fue uno de los grandes poetas de la Generación del 27, aunque sus versos llegaron a los 35 años y se le considera uno de los autores tardíos de este elenco de literatos. Amante de los versos, nunca escondió su amor por Valladolid. Aunque murió en Málaga, allá por 1984, la ciudad del Pisuerga jugó un papel trascendental en su vida. Criado durante su infancia y juventud aquí, llevó el nombre de la urbe en todos los lugares en los que estuvo, que no fueron pocos.
Justo este jueves, 18 de enero de 2024, se cumplen 131 años de su nacimiento. Una fecha que es recordada en el libro 'Tal día como hoy. Calendario histórico de Valladolid', obra de Roberto Delgado. Guillén inició sus estudios en la propia ciudad del Pisuerga, donde acabó el Bachillerato.
Tras ello, comenzó la licenciatura de Filosofía y Letras en Madrid, donde se alojó en la Residencia de Estudiantes, aunque acabó la misma en la Universidad de Granada, en lo que fue su primer contacto con Andalucía, territorio que posteriormente le acogió y donde acabó falleciendo en 1984.
Pero antes de ello, su espíritu viajero le llevó a vivir en Suiza de 1909 a 1911. Poco después, entre 1917 y 1923 sucedió a su amigo Pedro Salinas como lector de español en La Sorbona. Guillén fue una persona con curiosidad, lo que le llevó a descubrir distintos lugares de Europa. En 1919 conoció a Germaine Cahen, la que fue su primera mujer y con quien se casó dos años después.
De este primer matrimonio nacieron sus dos hijos. El destacado especialista en literatura comparada y crítico Claudio Guillén y Teresa Guillén, que se casaría posteriormente con Stephen Gilman, profesor hispanista de Harvard y discípulo de Américo Castro.
Guillén no olvidó nunca la Residencia de Estudiantes de Madrid, la cual visitaba habitualmente a pesar de sus ocupaciones académicas y durante sus vacaciones. Allí conoció a otros miembros de la Generación del 27 como fueron Rafael Alberti y Federico García Lorca.
Precisamente, con este último se citó una vez en un club de arte de Valladolid, donde Guillén pronunció una introducción de su peomario. En los versos se vio reflejado a un gran poeta y a un hombre compasivo, tal y como se recuerda en el libro referenciado anteriormente.
Durante los años de la Guerra Civil española, Guillén estuvo en Valladolid, aunque fue encarcelado en Pamplona por sus ideales cercanos a la izquierda durante un breve lapso de tiempo. Tras ello, regresó a su cátedra de Sevilla y allí se acercó de alguna forma a Falange Española, traduciendo el 'Canto de los mártires de España', obra de Paul Claudel, publicado con el yugo y las flechas en la portada.
No obstante, de esta edición se arrepintiría con poserioridad. En julio de 1938 se exilió y ejerció como docente en las universidades de McGill, Middelbury y Wllesley College. Su esposa Germaine murió en 1947 y dos años más tarde, en 1949, regresó por primera vez a España desde la Guerra Civil para visitar a su padre que estaba enfermo.
Guillén se acabó jubilando en 1957. En esta nueva etapa se marchó a Italia. En 1961 se casó en Bogotá, Colombia, con su segunda mujer, Irene Mochi-Sismondi, a quien había conocido anteriormente en Florencia en el año 1958.
A pesar de jubilarse, retomó su labor docente en Harvard y en Puerto Rico, teniendo que dejar la misma de manera definitiva en 1970 tras caerse y romperse la cadera. Seis años más tarde, en 1976, recibió el Premio Cervantes y en 1977 le otorgaron el Premio Internacional Alfonso Reyes.
Dos años antes de su muerte, en 1982, fue nombrado Hijo Predilecto de Valladolid y en 1983 de Andalucía. Guillén acabó falleciendo en Málaga el 6 de febrero de 1984, donde fue enterrado en el Cementerio Anglicano de San Jorge.
Guillén es la figura de la poesía más destacada de Valladolid, a pesar de que su carrera literaria comenzase a los 35 años. Es considerado el discípulo de Juan Ramón Jiménez. El vallisoletano entendía su obra como un todo orgánico, dándole el título de Aire Nuestro.
La figura del poeta es muy recordada en la ciudad del Pisuerga. Cuenta con una fundación propia, la Fundación Jorge Guillén, con sede en Valladolid, y han sido múltiples los homenajes y las exposiciones sobre el poeta. Incluso una de las calles de Valladolid recibe el nombre de Jorge Guillén.
Más de 130 años después de su nacimiento, la memoria de Guillén permanece intacta entre los vallisoletanos, una de las figuras literarias más reconocidas y queridas en la Generación del 27. Y es que Valladolid fue, es y será siempre una ciudad de literatura, y buena prueba de ello son, además del poeta, Miguel Delibes, José Zorrilla o Rosa Chacel, entre otros.