El crimen de la pequeña India y Paloma un año después: el día que el corazón de Valladolid se desangró a cuchilladas
El caso está pendiente de juicio y todos los focos apuntan a David Maroto, el presunto autor material de un doble asesinato que conmocionó a la ciudad del Pisuerga
23 enero, 2024 07:00Noticias relacionadas
Hoy se cumple justo un año desde que Valladolid se sumió en la más profunda de las tristezas. La ciudad del Pisuerga se despertaba teniendo conocimiento de un trágico suceso. Paloma, de 45 años, y su hija India de tan solo 8 , eran asesinadas, presuntamente, por David Maroto, la pareja de la primera.
La consternación y el dolor entre los vecinos de la mujer se sucedían tras un cruel asesinato a cuchilladas en el número 66 del Paseo Zorrilla. “No podíamos sospechar que esto podría ocurrir”, aseguraba, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, el dueño de la cafetería Granier, Javier Iglesias, que se ubica en el portal que se encuentra justo al lado del número 66.
India, un angelito de solo 8 años, era asesinada. Se convertía en la primera menor víctima de violencia machista en Castilla y León desde el año 2013, como informaba la, por aquel entonces, delegada del Gobierno en la Comunidad, Virginia Barcones. Al borde de la lágrima, como Alicia Villar, la subdelegada del Gobierno en Valladolid.
El caso se encuentra pendiente de que se fije fecha para el juicio. David Maroto, el presunto asesino, no ha confesado los hechos. Mientras tanto, Fiscalía, las tres acusaciones particulares, y la popular, que ejerce la Asociación Clara Campoamor, han solicitado pena de 25 años de cárcel por asesinar a cuchilladas a su pareja, Paloma, y prisión permanente revisable por la muerte, con calificación idéntica, de India. El abogado del acusado asume 25 años de cárcel por dos delitos de homicidio (13 años por el de la pequeña y 12 por el de Paloma).
La familia Pinedo emitía un comunicado que llegaba hasta EL ESPAÑOL de Castilla y León en la tarde de este lunes, 22 de enero, en el que "agradecía y mostraba su gratitud" ante "todas las muestras de interés y apoyo en estos días tan difíciles".
"Hace ya un año que nuestra vida se paralizó por completo, un año en el que hemos tenido que aprender a ser demasiado fuertes para soportar el dolor que nos ha causado la pérdida de Paloma e India. Ahora solo nos queda que se haga justicia, que todo el peso de la ley caiga sobre el que las arrebato de nuestro lado y que ellas sigan vivas en nuestros corazones", apuntaba el escrito.
Además, recordaban que este martes, 23 de enero a las 20.00 horas y en la Iglesia Padres Franciscanos, van a celebrar una misa en recuerdo de India y Paloma, añadiendo que todo el que desee asistir y dedicar una oración por sus almas "será bienvenido".
Un fatídico 23 de enero de 2023
El 23 de enero de 2023, el corazón de Valladolid se detenía. “He hecho algo muy malo. He matado a Paloma”, confesaba David Maroto a su cuñado, tras cometer el crimen. Se le olvidaba, en esa conversación telefónica que se producía en la madrugada del domingo 22 al lunes 23 de enero, que también había acabado presuntamente con la vida de la pequeña India, la hija de su pareja sentimental.
El cuñado avisaba, de inmediato, al Servicio de Emergencias 112, sin concretar en qué lugar se hallaba el presunto autor de los hechos. La Policía Nacional le buscó insistentemente hasta llegar al 66 del Paseo Zorrilla. Los bomberos, tuvieron que levantar la persiana y romper una de las ventanas para acceder el piso, desde la fachada.
Una vez en el interior de la vivienda, lo que se encontraron los agentes fue estremecedor. En el salón de la vivienda hallaban el cuerpo sin vida de India, la pequeña de 8 años, con varias puñaladas en la espalda. En la cocina estaba el cadáver de Paloma de 45 años, con más signos de haber sido acuchillada con arma blanca, en unos hechos que se habrían producido entre la 1.30 y las 3.12 horas de la mañana, cuando se recibía el aviso, ese 23 de enero.
En la cocina se encontraba David Maroto, de 46 años. El presunto asesino que se había autolesionado con arma blanca en el pecho y en las muñecas. Fue detenido y trasladado hasta el Hospital Clínico de Valladolid. Cuando salió de allí, se decretó su ingreso en prisión y ahora está pendiente de juicio.
El dolor en una concentración
El miércoles, 25 de enero, Valladolid despedía a Paloma e India. La capilla ardiente se instalaba en el Tanatorio de San José de la ciudad del Pisuerga el martes, mientras el funeral tenía lugar ese miércoles a las 11.15 horas de la mañana en la Iglesia Parroquial de ‘La Inmaculada Concepción’. Acto seguido, los cuerpos sin vida de ambas eran trasladados al Cementerio del Carmen donde recibían cristiana sepultura.
El domingo, 5 de febrero, apenas dos semanas después del crimen, una Plaza Mayor de Valladolid con 2.500 personas recordaban a ambas. Allí podíamos ver a Carmen, la madre de Paloma, a María Pinedo, su hermana, o a Pepe, el padre de India. También acudían Jesús Julio Carnero, actual alcalde de Valladolid o Javier León de la Riva, el que también lo fuera años atrás. Un día cargado de recuerdo y dolor.
“David es un psicópata, pero ella no lo vio a tiempo”, aseguraba María, en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León el 26 de enero, apenas tres días después del cruel asesinato.
Pendiente de juicio
El caso está pendiente de fecha para el juicio. El abogado de David Maroto, el acusado, presentaba un escrito de calificación provisional en el que solicitaba una condena global de 25 años para su defendido por dos delitos de homicidio. 13 años por el cometido sobre India, y otros 12 por el de su expareja.
Sin embargo, la Fiscalía de Valladolid, las tres acusaciones particulares y la popular que ejerce la Asociación Clara Campoamor, han pedido 25 años de cárcel por el asesinato a cuchilladas sobre Paloma, y cadena perpetua por el que cometió, presuntamente, sobre la pequeña India.
En el auto de ingreso en prisión que se dictó en el mes de enero, el juez señalaba que existían “indicios serios y racionales de que el detenido ha participado en los hechos a título de autor” y destacaba la “especial brutalidad” de la agresión que sufrieron las dos víctimas. David no ha reconocido los hechos.
Habrá que esperar al juicio para ver lo que dictamina el jurado popular.