Nadie imaginó cómo la vida de Sergio Delgado, vallisoletano de 32 años, se podría ver truncada de la manera en que lo ha hecho. El joven diseñador gráfico estaba disfrutando de una despedida de soltero de un amigo suyo en Burgos. Como cualquier persona, nada fuera de lo normal. Sin embargo, el hecho de "ser de Valladolid" le ha costado la vida.
Sergio estaba junto a sus amigos en la Plaza del Huerto del Rey, conocida como Plaza de la Flora, una céntrica zona de ocio nocturno, desde donde se puede ver la tan icónica Catedral de Burgos. La madrugada del sábado transcurría con normalidad, hasta que, de pronto, fue víctima de un ataque inesperado por parte de un joven que le propinó un brutal puñetazo que acabó con su vida casi de manera instantánea. Esto sucedió sobre las cinco de la mañana, cuando una llamada alertó al 112 de que un joven se encontraba inconsciente en el suelo, sin poder especificar si era a consecuencia de una caída, un incidente sanitario o una agresión.
Aunque en un primer momento los testimonios recabados no indicaban que el joven fallecido hubiera sufrido una agresión, el análisis forense y las gestiones practicadas por la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Policía Nacional establecieron la posibilidad de que, en la secuencia de hechos que llevó a la muerte del joven, podrían haber intervenido terceras personas.
Así, tras conseguir identificar a varios de los jóvenes que estaban en la zona en el momento de la muerte, se pudo determinar que la víctima había sufrido un ataque inesperado con un fortísimo puñetazo que provocó su fallecimiento de forma prácticamente instantánea.
"Ser de Valladolid". Esa es la principal hipótesis con la que trabaja la Policía Nacional. Un odio desmesurado e injustificado a la ciudad del Pisuerga es el móvil que tuvo el presunto asesino de Sergio en el momento de la agresión. El supuesto agresor, otro joven de 23 años, ya ha sido detenido este mismo domingo y será puesto a disposición judicial una vez que se concluya el atestado policial.
Una investigación muy compleja ante la falta inicial de testimonios y la dificultad de identificar a los jóvenes implicados y de que estos recordasen con claridad los hechos, ya que el nivel de intoxicación etílica de muchos de ellos.
Sergio, muy cariñoso y el que hacía piña
"Es una situación tan difícil que no podemos articular casi palabra", reconoce Ángel Tamayo, amigo de la familia de Sergio y portavoz de la misma, en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León. Roto de dolor, Tamayo explica que conocía a Sergio desde que nació. "Era alguien tan cariñoso que llamaba la atención por la envergadura (medía 1,94)", explica.
Amigos y familiares despedían a Sergio este domingo en un tanatorio que "estaba a reventar de gente que no hace más que llorar", manifiesta Tamayo con la voz entrecortada. "Él era el que hacía piña, el que hacía grupo siempre, el que amansaba las aguas ante los problemas", afirma el portavoz de la familia, que concluye que, en definitiva, era un "tío bueno".
Sergio fue víctima de un ataque inesperado por sus raíces vallisoletanas y, ante las informaciones difundidas sobre una posible discusión sobre fútbol, Tamayo asegura que no existió. Es más, aclara que, aunque era seguidor del Real Valladolid, "su deporte era el baloncesto". "Estaba en una despedida de soltero, disfrutando de una ciudad como es Burgos y alguien porque no le guste esa ciudad, procede con ese odio a dar un puñetazo y matar presuntamente a alguien", lamenta un desolado Tamayo.
Formado en la Universidad de Valladolid, donde se graduó en Publicidad y Relaciones Públicas, Sergio vivía actualmente en Madrid, donde trabaja como diseñador gráfico para una empresa. Se había trasladado este fin de semana para disfrutar de esta despedida de soltero en un fin de semana en Burgos que, previsiblemente, iba a ser para disfrutar, pero que, sin embargo, el simple hecho de "ser de Valladolid", ha acabado con su vida por culpa de un odio extremo a la ciudad del Pisuerga por parte de su supuesto agresor.
La rivalidad entre Burgos y Valladolid
La trágica muerte de Sergio ha puesto de manifiesto la histórica e incomprensible rivalidad entre Burgos y Valladolid. Un odio que ha terminado por acabar con la vida de un joven. Desde la creación de Castilla y León como Comunidad Autónoma, esta rivalidad se ha visto acrecentada por lo que catalogan como centralismo de las administraciones en la ciudad del Pisuerga.
Una rivalidad y rechazo a Valladolid que es patente especialmente en León y Burgos, con continuas proclamas antivallisoletanas. Un odio radicalizado especialmente en el deporte, y es que los partidos entre equipos de estas ciudades siempre son declarados de "alto riesgo" y sus previas suelen ser un foco de mensajes e insultos constantes.
Precisamente, aunque en este caso se ha desmentido que hubiera una discusión deportiva previa, las primeras informaciones apuntan que al presunto asesino de Sergio se le han intervenido pasquines de 'Mancebo BCF', un grupo de extrema izquierda relacionado con Resaca Castellana, muy vinculadas ambas con los grupos ultras del equipo de fútbol burgalés. No obstante, Resaca Castellana niega tener "ningún tipo de vinculación con tales actos ni con ninguna de las personas implicadas".
Lo cierto es que este rechazo injustificado a Valladolid por parte del supuesto asesino le valió para arremeter contra Sergio y acabar con su vida de esta manera tan cruel que ha destrozado a una familia entera.
Reacciones políticas
La muerte de Sergio Delgado no ha dejado indiferente a la clase política, con un claro mensaje al unísono contra el odio. La primera en pronunciarse fue la propia alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, quien deseó que de confirmarse el supuesto delito de odio "caiga todo el peso de la justicia sobre el agresor y también sobre las conciencias de los que alimentan este odio".
La regidora burgalesa señaló que "no puede ser" que Sergio llegase a Burgos a celebrar la despedida de soltero de su amigo y "encuentre la muerte" por una agresión motivada por su origen de procedencia.
La consternación también llegó a Valladolid, por supuesto. El alcalde, Jesús Julio Carnero, se mostró "horrorizado" por el fatídico suceso y subrayó que es en "nuestros jóvenes" donde está "el futuro", al tiempo que matizó que este "debe estar siempre lejos de la violencia.
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tampoco ha evitado pronunciarse y ha lanzado un mensaje de "apoyo y cariño" a los amigos de Sergio, además de condenar "todo tipo de violencia" y esperando que se "esclarezcan los hechos de esta trágica muerte cuanto antes".
Su segundo, Juan García-Gallardo, natural de Burgos, también quiso mostrar su "condena más rotunda" ante este "brutal asesinato". De confirmarse el motivo de los orígenes como desencadenante de la agresión, el vicepresidente ha señalado que estaríamos asistiendo a un "lamentable, violento e irracional" resultado de "décadas alimentando rivalidades provinciales absurdas".
Luis Tudanca, secretario general del PSOE de Castilla y León, también burgalés, ha exigido que se "haga justicia" porque "nada justifica la violencia". "Cómo es posible que el odio llegue tan lejos. Pobre familia", ha lamentado el líder de los socialistas en la Comunidad.
Los minutos de silencio en recuerdo y homenaje a este joven vallisoletano se sucederán a partir de este lunes. Precisamente, el Consistorio de la ciudad del Pisuerga paralizará la celebración del pleno municipal a las 12:00 horas para celebrar un minuto de silencio.
Castilla y León, Burgos y Valladolid más especialmente lloran la muerte de Sergio Delgado, injustamente asesinado por sus raíces pucelanas y quien solo se disponía a disfrutar de una noche de fiesta con sus amigos en la ciudad castellana y vecina. Una injusta muerte por la rivalidad histórica de dos ciudades que, lamentablemente, ha acabado en tragedia.