El pasado viernes, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Diputación de Valladolid hacía entrega de la 16ª edición del premio Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres en el ámbito empresarial, en la modalidad de entidades empresariales con personalidad jurídica propia, a Mélida Wines.
Un galardón que premiaba a una empresa que busca la contratación de mujeres, que posiciona la labor de esta en sectores en los que las mujeres están infrarrepresentadas y que gratifica a la actividad emprendedora de las mujeres en la provincia de Valladolid, lugar en el que cada vez son más, por suerte, las mujeres que deciden lanzarse a la piscina para iniciar una actividad empresarial.
La institución provincial premiaba a Mélida Wines por la “originalidad e innovación de la idea empresarial” que “apuesta por productos y experiencias diferentes a las ya existentes en la zona”. También valoraba la “implantación del proyecto en una localidad pequeña como Mélida” y a su “dinamización de la zona, a través de los servicios que ofrecen”.
Un proyecto que une diferentes espacios como bodega, restaurante y alojamiento, a través de un hilo conductor, el sueño, haciendo de la idea empresarial un relato coherente que guarda una fuerte carga emocional. Destaca la calidad de los productos que ofrece, el cuidado del márketing y por ser una idea arraigada en el lugar, con una proyección internacional. Se llevaron un premio de 4.000 euros y una reproducción de la escultura ganadora del concurso Artistas por la Igualdad 2023.
EL ESPAÑOL de Castilla y León habla con Silvia y Miriam Herrera Redondo, las dos hermanas, de 46 y 33 años, respectivamente, que nacieron en Valladolid, pero sienten Mélida como suya, de hecho, viven allí, sobre un proyecto de quilates que nació hace seis años, en el 2018, y que tiene un gran futuro por delante.
La vida de las dos hermanas
“Somos dos hermanas, ingenieras agrícolas y enólogas, que comparten profesión y pasión. Además, hemos tenido la suerte de que nuestra familia sea de una de las zonas vitivinícolas más famosas del mundo como es la Ribera del Duero donde todo gira alrededor de los mejores vinos”, confiesa Silvia en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Nacen en Valladolid, pero toda su familia, tanto por parte de padre como de madre, son de Mélida. Un pequeño pueblo “de poco más de 30 habitantes hoy en día”, como confiesan nuestras entrevistadas, que se ubica a tres kilómetros de Peñafiel, en plena milla de oro de la Ribera del Duero. Pasaron gran parte de su infancia allí.
“Nuestra infancia siempre ha estado ligada al pueblo. A esos veranos con los abuelos, libres, disfrutando de la libertad que solo un pueblo te da para disfrutar del campo y de la familia”, añade Miriam.
Aunque siempre se han movido para formarse, no solo desde el punto de vista académico, sino profesionalmente. Han viajado a lugares como California, a Nueva Zelanda, y también a Francia. Esto hizo que ambas ampliaran su punto de mira y aprendieran de otras culturas y de otras formas de vivir o trabajar. Todo, con el vino como protagonista, y lo que les hizo emprender y dar forma a sus vidas con su negocio.
El comienzo de un proyecto brillante
“Siempre hemos tenido en la mente la idea de hace algo juntas como enólogas. No fue hasta el año 2015-16 cuando, tanto personal como profesionalmente, nos decidimos para dar el paso de embarcarnos en la locura de emprender. En el 2018 empezó la historia de Mélida Wines”, afirma Silvia.
Era el momento de unir sus conocimientos y experiencia y, sobre todo, su pasión y amor por la enología para crear algo juntas. Eso sí, siempre con el apoyo y el impulso que sus padres les dan.
“Queríamos crear un proyecto 360º que englobara una bodega, un pequeño restaurante y alojamientos de turismo rural. No solo con el objetivo firme de representar a la Ribera del Duero que nos toca vivir y disfrutar sino para contribuir, con nuestro proyecto, y devolver un poco todo ese amor que nuestros abuelos y familia nos han inculcado por el pueblo. Un pueblo que tiene 30 habitantes y una media de edad por encima de los 70 años”, asegura Miriam.
Un proyecto familiar, que gira alrededor del vino. Elaboran vinos Premium artesanales con la filosofía de la mínima intervención premiando siempre la calidad. Además, cuentan con el restaurante que no deja indiferente a nadie, con sus dos menús degustación y, también, con alojamientos de turismo rural. Un turismo rural que cuenta con todos los lujos que uno puede encontrar en un lujoso hotel de ciudad, pero en un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid.
“Desde que nacimos en el año 2018, siempre hemos tenido en la mente crecer, pero poco a poco y con paciencia”, señalan las hermanas que aseguran que cuentan con 8 trabajadores, de los cuales, siete son mujeres de entre 17 y 60 años.
Un premio como impulso
“El premio de la Diputación de Valladolid lo hemos recibido con una gran ilusión. Nos da mucha alegría que haya recaído en un proyecto joven y pequeño como el nuestro. Tiene más valor aún que sea al medio rural. Creemos que demuestra que las empresas pequeñas también hacemos las cosas con conciencia y esfuerzo”, aseguran Miriam y Silvia.
El futuro, tras el galardón, lo centran en seguir haciendo un trabajo basado en la “ilusión y el esfuerzo” y buscando “avanzar, crecer y seguir haciendo lo que nos gusta”, explican emocionadas las dos mujeres.
“Queremos seguir mejorando, día a día. Crecer con nuestro proyecto Mélida Wines, y poner a nuestro pueblo en el mapa para evitar que desaparezca. Que, con nuestra aportación, la mujer y el mundo rural no se vea como algo que resta, sino como todo lo contrario”, finalizan.