Valladolid es una ciudad que se encuentra indudablemente vinculada al cine. La Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), celebrada cada año a finales del mes de octubre, atrae a la ciudad a decenas de miles de personas ávidas por visualizar algunos de los largometrajes que se proyectan en las diferentes salas de la ciudad. Un festival que, además, ha contado a lo largo de su historia con la presencia de gran cantidad de estrellas de cine, tanto de origen español como extranjero. Pero el origen inicial de la Seminci dista mucho de su sentido actual y está estrechamente ligado a la Semana Santa.
El precedente de la Seminci se encuentra en la conocida como Semana Internacional de Cine Religioso, que celebró su primera edición el 20 de marzo de 1956 en la capital vallisoeltana, coincidiendo con la celebración de las jornadas de la Pasión. El propósito inicial de este importante evento era el de transmitir a la población los valores morales católicos en un momento en el que la religión contaba con una importancia primordial en la sociedad española, en plena dictadura franquista.
En las dos primeras ediciones de la Semana Internacional de Cine Religioso de Valladolid, en los años 1956 y 1957, no se entregaron galardones, ya que no fueron de carácter competitivo, y se limitaron a la reproducción y exhibición de películas que proyectaban esos valores católicos. Entre las mismas, cabe destacar 'La guerra de Dios', del cineasta Rafel Gil (1953) o 'La mies es mucha', del conocido director franquista José Luis Sáenz de Heredia (1949) en la primera edición, o 'Maddalena', del italiano Augusto Genina (1953) y 'La ley del silencio', del cineasta estadounidense Elia Kazan (1954) en la segunda.
En la tercera edición, de 1958, se concederían los primeros galardones en la Semana Internacional de Cine Religioso, que ya comenzaba a adquirir reconocimiento a lo largo y ancho del país. En concreto, se concedieron los premios Don Bosco de oro y plata, que lograron, respectivamente, la película 'El que debe morir', de Jules Dassin (1957) y 'Las noches de Cabiria', de Federico Fellini (1957). Además, se concedió la primera Mención Especial a 'Los jueves, milagro' de Luis García Berlanga (1958).
En la cuarta edición, en 1959, estos premios fueron sustituidos por el Lábaro y el Premio Ciudad de Valladolid. El primero lo recibió la película de 'El prisionero', de Peter Glenville (1955) y el segundo fue dirigido a 'La redención', de Vincenzo Lucci-Chiarissi (1958).
La Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos
En la quinta edición, en abril de 1960, se producirían dos cambios de importancia en este festival cinematográfico vallisoletano. El evento pasó a denominarse Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos, dejando de limitarse a películas de temática religiosa y abriéndose el festival a otras relacionadas con el compromiso y los valores humanos. Además, comenzó a entregarse la tradicional Espiga de Oro, que ha llegado hasta nuestros días como galardón principal de la Seminci, aunque por aquel entonces el Lábaro de Oro seguía siendo el premio principal.
En la edición de 1960, la película galardonada con el Lábaro fue el clásico 'El séptimo sello', de Ingmar Bergman (1956) mientras que la primera Espiga de Oro fue para 'Los cuatrocientos golpes', de François Truffaut (1959). En 1961, el director sueco Ingmar Bergman revalidó el Lábaro con 'El manantial de la doncella' (1960) mientras que la Espiga de Oro fue a parar a 'El amor se paga con la muerte', de Edwin Zbonek (1960). En 1962, en cambio, el Lábaro de Oro quedaría desierto mientras que la Espiga de Oro iría para 'Il posto', de Ermanno Olmi (1961).
En 1963 el Lábaro de Oro fue para 'El proceso de Juana de Arco', de Robert Bresson (1962) y la Espiga de Oro para 'Una larga ausencia', de Henri Colpi (1960). En 1964 llegaría el turno de 'Muerte, ¿dónde está tu victoria?', de Hervé Bromberger (1963), que se llevó el Lábaro, y de 'El ingenuo salvaje', de Lindsay Anderson (1963), que consiguió la cada vez más relevante Espiga. En la edición de 1965, la décima, celebrada entre finales de abril y principios de mayo, el Lábaro quedó desierto y la Espiga fue a parar a 'Skopje’63', del director yugoslavo Veljko Bulajic (1964).
Según iban transcurriendo las ediciones, el carácter religioso del festival se iba perdiendo paulatinamente y el contenido social en las películas proyectadas y galardonadas comenzaba a ser cada vez más abundante. En abril de 1966, el Lábaro de Oro fue a parar a 'Los comulgantes', de Ingmar Bergman (1962), un habitual entre los galardonados aquellos años. La Espiga de Oro fue para 'Corredor sin retorno', de Samuel Fuller (1963). En 1967, los premiados fueron 'Francisco de Asís', de Liliana Cavani (1966) y 'Barbarroja', de Akira Kurosawa, mientras que en 1968 los galardonados serían 'Privilegio', de Peter Watkins (1966) y 'Rebelión', de Masaki Kobayashi (1967), haciéndose cada vez más presente el cine asiático en el festival.
La década de los 60 finalizó con la catorceava edición, de abril de 1969, con un Lábaro de Oro que quedó desierto y una Espiga que fue a parar a 'Los días de Mateo', de Witold Leszczynski (1968). En 1970, 'El pequeño salvaje', de François Truffaut (1969) consiguió el Lábaro mientras que 'La sangre del cóndor', de Jorge Sanjinés (1969) se llevó la Espiga. En 1971, el Lábaro volvió a quedar desierto y la Espiga, que cada vez iba adquiriendo más importancia, fue a parar a 'La estrategia de la araña', de Bernardo Bertolucci (1971) y a 'El muchacho', de Nagisa Oshima (1969).
En 1972, en los estertores del franquismo, llegaría la última edición del festival con el nombre de Semana Internacional de Cine Religoso y de Valores Humanos y, mientras el Lábaro quedó de nuevo desierto, la Espiga fue a parar a 'Las dos inglesas y el amor', de François Truffaut (1971), última película galardonada en el festival con el antiguo nombre.
El inicio de la Seminci
En la edición de 1973, el festival adoptó su nombre actual de Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), ante el progresivo aumento de las películas que acudían a concurso y del cada vez mayor interés de los productores por presentar sus obras en el ya reconocido festival.
En la edición de 1974 desapareció el Lábaro y la Espiga de Oro se convirtió en el premio principal de un festival que se siguió celebrando en primavera hasta la edición de 1979, cuando comenzó a desarrollarse en el mes de octubre, hasta la actualidad. Ese mismo año se introdujeron los premios a mejor actor y actriz, el de mejor guión llegó en 1984, el de mejor película en 1989, el del jurado en 1991 y el de mejor director novel en 1992. Un festival unido de forma indiscutible a la esencia de Valladolid y cuyo origen está estrechamente vinculado a la Semana Santa.
Noticias relacionadas
- El actor que da vida al maestro que marcó a un pueblo burgalés: “Los niños de hoy no son tan inocentes. Si les enseñas una imprenta les importa un pito”
- Diez municipios vallisoletanos disfrutarán de dos exitosas películas de Territorio Seminci
- La sorprendente y desconocida relación de Concha Velasco con el himno de Valladolid