Comer chocolate con churros es, sin duda, uno de los placeres de la vida. A todo el mundo le encanta su sabor. Nadie se puede resistir a este alimento dulce que apetece a cualquier hora del día. Bien sea para desayunar, merendar o por la noche.
Lo cierto es que el comerlos se asocia al invierno, sobre todo por el chocolate que hace que cualquiera entre en calor. Pero no tiene porqué ser así. Estas delicias se pueden saborear también con cualquier otra bebida como café, leche o Colacao. O, incluso, comerlos solos porque están tan sabrosos que hacen que no se necesite más.
Una tradición que comenzó en Madrid por el siglo XIX y que continúa siendo el plan favorito de muchas personas en la actualidad. Aprovechando que aún no ha llegado el calor a Castilla y León, y que el frío sigue siendo la compañía de los ciudadanos durante estas tardes -todavía- invernales, pasar la tarde con una delicia dulce es mucho mejor.
Los vallisoletanos no tienen ninguna duda de cuál es su favorito. Y es que se ha convertido en uno de los puntos de referencia de la ciudad. Cada año consigue atraer a miles de turistas y vecinos. Se trata de la Churrería- Chocolatería El Castillo. Ubicada en pleno corazón de la ciudad del Pisuerga, en la calle Montero Calvo, 1. No hay lugar más emblemático que este porque sus famosos churros no dejan indiferente a nadie.
Esta chocolatería se fundó en 1969, en el centro de la ciudad, y años más tarde, en 2011, abrieron las puertas de otra en el Paseo de Zorrilla. Ambas han logrado consolidarse como el rincón favorito de los pucelanos para disfrutar de un plan muy goloso.
Pero ¿qué dicen los clientes? ¿Por qué han logrado ser los mejores? Prácticamente todos coinciden en su sabor excepcional y ensalzan su textura "crujiente". Así como que no son "nada grasientos", un aspecto muy valorado por quienes han ido. Para quienes prefieran las porras, también hay opciones para ellos. Y es que en esta chocolatería tienen para todos los gustos y a un precio muy económico.
Dependiendo de cuántos churros pidas, el precio va oscilando, pero puedes comerlos por tres euros. Asimismo, durante la pandemia del Covid-19, y a causa de las medidas de seguridad, se puso de moda en el establecimiento el poder llevártelos. De este modo, te ofrecían una especie de 'cucurucho' de cartón con los churros y el chocolate para que, cómodamente, los puedas comer mientras caminas descubriendo los encantos de la ciudad.
Si no eres muy fan del chocolate caliente, existe la posibilidad de pedirlo frío o leche helada, para acompañar a este dulce. También hay otras opciones como granizados, para los amantes de las bebidas congeladas. Lo que está claro es que todos los que visiten la ciudad del Pisuerga tienen que hacer una parada obligatoria en este clásico rincón. Un plan que, aunque ya estemos en primavera, sigue apeteciendo mucho.