Noa es una niña de 6 años que como ella asegura a su madre, Laura, es feliz en el colegio donde se encuentra ahora, en el CEIP Tierno Galván del barrio vallisoletano de Parquesol. “Me lo paso muy bien, no me quiero ir de aquí, me quiero quedar con mis amigos, 'porfi', unas palabras que en su madre provocan que se le “caiga el alma”. Y es que Noa padece el síndrome 5-P, una enfermedad de las denominadas raras y que provoca en un retraso en el crecimiento, discapacidad intelectual y dificultades para comunicarse.

En estos momentos Noa cursando la etapa de infantil, pero ahora llega un cambio en su vida. La Dirección Provincial de Educación de Valladolid, bajo el amparo de la Junta de Castilla y León, ofrece una escolarización combinada que pretende que continúe su escolarización fuera de su colegio habitual, acudiendo dos días a otro colegio ordinario distinto y tres días en un colegio especial. Algo que su madre se niega y que ha rechazado sin firmar su aceptación, porque “los derechos de la niña y podría causarle un grave perjuicio, es frenar a Noa”.

Su madre reconoce que Noa “está totalmente integrada en su colegio, en su clase y, rodeada de muchos amigos que la quieren y respetan”. Además, se apoya y presenta el informe del neurólogo que específica para la niña, “un probable futuro de discapacidad intelectual leve-moderado”, con lo que Noa está dentro del 82’4% de alumnos con necesidades educativas especiales de España que pueden estar en colegios ordinarios, según datos del Ministerio de Educación.

Por este motivo, los padres del colegio público han comenzado una campaña de recogida de firmas en Change.org para que Noa se quede en el centro escolar de Parquesol. “La verdad es que la respuesta ha sido tremenda, no me lo esperaba”, asegura Laura Jódar, una cordobesa afincada en Valladolid junto a su familia desde hace más de una década, 14 años concretamente. “Noa sabe las palabras, entiende los colores y lo que le decimos, creemos que no es el momento de pasar a un colegio especial, ni mucho menos”, explica a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.

A la espera de una llamada

En estos momentos Laura se encuentra a la espera de que la Dirección provincial se ponga en contacto con ella, de momento ha realizado la preinscripción para el próximo curso en colegios especializados ante la posibilidad de quedarse sin colegio. “Otros niños más afectados que Noa están en colegios ordinarios”, lamenta y recuerda que hay una ley que dice que para 2030 todos los niños deberán estar en colegios ordinarios, “¿vamos a esperar hasta 2029?”, se pregunta. “Quiero hacer ruido, quizás para Noa no sirva, pero espero que para visibilizar lo que está pasando y para los que vengan después”.

El cambio de colegio implica también un trastorno mayor en cuanto a la logística. Los padres de Noa tienen otro hijo de 8 años que también cursa en el Tierno Galván. Si Noa se cambia de colegio hay que llevarla y Laura no tiene coche ni carnet, su marido está trabajando, por lo que habría que buscar otra solución.

La Ley Orgánica educativa actual, indica, que el tipo de centro al que debe ir cada alumno o alumna debe atender el interés del menor y a la voluntad de las familias que muestren su preferencia por el régimen más inclusivo, es decir, los centros ordinarios. ¿Qué es lo que ocurre en Valladolid? Pues que si la ley se cumpliera, tendrían que dotar al centro de personal y recursos para que pudiese cubrir las necesidades de este tipo de alumnado, algo que Laura asegura que no se cumple. "Esto no está pasando y en lugar de cumplir con la Ley, la Dirección provincial considera una solución llevar a los alumnos a otros centros de atención preferente o a centros especiales". Por eso, Laura reconoce que Noa seguirá en el colegio, "pero siempre que se pongan los medios".

Con este escrito, se solicita a la Dirección Provincial de Educación de Valladolid, que “nuestros niños y niñas en general y Noa en particular”, puedan beneficiase de la educación inclusiva que marca la ley y de los recursos y adaptaciones en favor de la diversidad, adecuando el sistema para responder con equidad a las diferentes necesidades, capacidades y habilidades de las personas. Para Laura, “la inclusión no es real, no existe, lo que hay es gente empática que ve que sus hijos se benefician de ello. Cada día un niño cuida de Noa, la diversidad es para todos”.

 

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