Tordesillas es un municipio vallisoletano que cuenta con una población, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 8.681 habitantes. Es, sin lugar a dudas, uno de los pueblos más importantes de la provincia. Se encuentra ubicado a 28 kilómetros de la capital provincial.
Cuenta con un patrimonio monumental que quita el sentido y en el que destacan la Iglesia de Santa María, también el Monasterio de Santa Clara, la Plaza Mayor, la Casa Consistorial o la muralla. Otros lugares de interés son el puente o las iglesias, tanto de San Pedro, como de Santiago y San Juan.
La localidad pucelana es un lugar perfecto para instalarse y formar un proyecto de vida. También lo es para montar un negocio. La zona tiene movimiento, tanto de vecinos, como de forasteros, que cada día pasan por allí bien por cuestiones de trabajo o de ocio.
De montar un negocio sabe mucho Carlos Martínez Campos. Nació en el lugar y lleva toda la vida viviendo en Tordesillas. Fue en el año 1985, concretamente en el mes de septiembre, cuando abrió su Papelería-Librería Carlos. Ahora, toca cerrar por jubilación.
El comienzo de un proyecto
“Soy una persona a la que no le gusta definirse. Pienso que eso tiene que hacerlo una tercera persona. Odio la hipocresía. Me gusta decir la verdad, siempre. Pase lo que pase. Siempre desde el respeto y la educación”, asegura Carlos cuando EL ESPAÑOL de Castilla y León le pregunta por cómo se define.
Nuestro entrevistado, a sus 64 años, es una persona directa. En dos meses se jubilará. Suma 39 al frente de su negocio (haría 40 en octubre) y es nacido y crecido en Tordesillas. Ha pasado toda la vida allí, salvo los 4-5 años que tuvo que venirse a estudiar a Valladolid para conseguir ser Ingeniero Técnico en Química Industrial.
“Después, trabajé en el Ministerio de Fomento. Ahí, me di cuenta de que teníamos una gran demanda de consumo de impresos y material de oficinas. Tordesillas también lo necesitaba, no había crisis, y me lancé a la aventura, allá por septiembre de 1985, de abrir la Papelería-Librería Carlos”, explica.
Se ubica en la calle Santa María, la vía principal del pueblo, desde ese año.
El libro, en formato físico, aguanta pese a las nuevas tecnologías
“He ido, a lo largo de todos estos años, cambiando. De vender papelería y pocos libros, hace 30 años, a vender muchos libros ahora, pese a la figura de los libros electrónicos. El libro ha aguantado y se ha potenciado la venta en formato físico. Pensé que, con el digital, moriría”, asegura convencido nuestro protagonista.
Un Carlos que cierra su negocio por jubilación. “Tengo que jubilarme tras casi 40 años en la misma actividad”, apunta, defendiendo la importancia de variar de trabajo y de “no permanecer en el mismo más de diez años”.
“Tengo ganas de jubilarme. Mi idea es hacerlo en dos meses. Llegar a final de mayo, pagar la cuota de junio a la Seguridad Social y afrontar días de limpieza, que venga el camión, se lleve todo y cerrar en el mes de junio”, explica.
Toca descansar
“El local es mío. Lo he puesto en alquiler y hay personas interesadas, pero, de momento, no hay nada concretado ni cerrado. No cierro porque quiera, lo hago porque es el momento de que me jubile, de descansar”, apunta.
En cuanto al relevo generacional familiar en el negocio, el tordesillano tiene claro que su hijo, en el Ejército y destinado en Polonia, “está bien donde está” y también su hija, licenciada en Física.
“Ahora solo quiero disfrutar de mi jubilación. El año pasado me dediqué a hacer barcos de madera y en eso quiero seguir, disfrutando de la vida”, finaliza.