Valladolid es considerada una de las mejores ciudades de España para irse de tapas y la razón no es otra que el hecho de que la ciudad albergue multitud de bares que lo permiten, concretamente más de 2.000 establecimientos en los que disfrutar de una gran variedad de pinchos que van desde la cocina más tradicional hasta la más moderna y vanguardista.
Por lo general, cada uno de ellos ha logrado darse a conocer por ser el mejor a la hora de elaborar una tapa concreta. La croqueta de El Corcho, las tostas de La Cárcava, el pico de solomillo con roquefort y la tosta de gambas de La Tasquita, la miniburguer de Pico Fino, las sopas de ajo del Ceyjo, la ensaladilla rusa del Daicoco, o determinados pinchos del Jero o el Zamora, son algunos ejemplos.
Sin embargo, solo uno ha conseguido triunfar con todas y cada una de sus elaboraciones y convertirse en referente para propios y extraños. Hablamos de Los Zagales, un restaurante situado en pleno corazón de Valladolid, en la calle Pasión junto a la Plaza Mayor, cuyos inicios se remontan nada más y nada menos que a los años 90.
Regentado por los hermanos Javier y Antonio González, hoy no solo se ha convertido en uno de los clásicos imprescindibles de la gastronomía pucelana en lo que a tapas y pinchos se refiere, sino también en un punto de encuentro para cientos de vallisoletanos cada fin de semana.
Siempre está a tope y, aunque cuenta con varios comedores para sentarse a disfrutar cómodamente de platos, raciones y menús, lo cierto es que lo más típico es ir a degustar sus pinchos, los cuales, no solo son los más delicatessen de todo Valladolid, sino también los más creativos y premiados. De hecho, hasta la revista Forbes le ha incluido en la lista de los 20 mejores bares de tapas de España.
En la carta de barra de Los Zagales podemos encontrar pinchos tradicionales como el típico montadito de jamón con tomate, de morcón con setas y pimientos, de solomillo con setas o pimientos al roquefort y hasta miniburguers de lechazo o solomillo, pero lo que realmente le hace conquistar paladares continuamente son diez tapas premiadas y muy elaboradas, que no solo sorprenden por su sabor, sino también por su aspecto, pues muchas de ellas son trampantojos.
Por un lado tenemos el Tigretostón, un pincho que simula ser el típico Tigretón de Bimbo, pero que en realidad es un rollo de pan negro relleno de tostón, cebolla roja confitada y crema de queso y morcilla. Fue el pincho ganador del VI Concurso Nacional de Tapas y Pinchos en 2010.
Otro de ellos es el Obama en la Casa Blanca, una tapa integrada por una base de hojaldre, crema de champiñones, huevo de corral trufado a baja temperatura y patata teñida de tinta de calamar deshidratada, servida en un recipiente que simula ser la Casa Blanca de Estados Unidos. Este, por su parte, fue el Pincho de Oro del XI Concurso Provincial de Pinchos de Valladolid en 2009 y recibió también el Premio Tierra de Sabor del V Concurso Nacional de Tapas de 2009.
Tampoco pasa desapercibido el Breadbag, una baguetina de calamares bravos con salsa de ajo picante, servido en una bolsita transparente comestible, hecha con fécula de patata y arroz, que alcanzó la segunda posición en el Concurso Nacional de Tapas y Pinchos de 2011.
Otro de los pinchos más demandados de Los Zagales es el Mar y Tierra, un bocadillo de cococha de bacalao, espárrago triguero, bacon, pimiento del piquillo, germinado de soja, salsa pilpil y salsa vizcaína. Fue el ganador del IV Concurso de Bocadillos de Autor Madrid Fusión en 2007.
Este se asemeja en aspecto al Pata Negra, un montadito de carne, vegetales y una deliciosa salsa que, en su caso, fue finalista del Concurso de Pinchos Ciudad de Valladolid en 2013.
Quizá, uno de los que más llama la atención por su presentación es el de Velada Perfecta, una vela de chocolate blanco rellena de lechazo deshilachado, que ganó el Pincho de Oro del Concurso Provincial en el año 2020.
Si bien, otras tapas como el Puro de sardina, ganadora del segundo premio del XI Concurso nacional de Tapas y Pinchos en 2015; o el Tierra, Mar y Aire, ganadora del III Concurso de Tapas de Diseño de Madrid Fusión en 2007 y del Premio a la Tapa más Vanguardista del II Concurso Nacional de Tapas en 2006; tampoco tienen mucho que envidiar a la anterior.
Lo mismo ocurre con Sensaciones, un trampantojo de queso, costillas asadas, manzana ácida y foie, que se hizo con el Pincho de Bronce del XXIV Concurso Provincial de Pinchos de Valladolid en 2022; o incluso con Piragua de mar, formado por una navaja acompañada con espuma de té verde, pétalos de rosas y sorbete de limón con huevas de trucha que, en su caso, fue el Pincho de Oro Ciudad de Valladolid en el 2007.
En definitiva, diez auténticas obras de arte comestibles capaces de cautivar a primera vista y desde el primer bocado a todos los que se animan a probarlas.