Para amantes de los dulces, pero también de lo salado. El crepe, o crêpe para los más puristas, lleva durante siglos embaucando nuestros paladares. Originarios de Francia, más concretamente en la zona de Bretaña, se cree que se elaboraron por primera vez allá por el siglo XIII. Y es que esta elaboración, una especie de panqueque, era muy popular entre los agricultores y campesinos por su facilidad a la hora de hacerlos.
Los ingredientes eran baratos y fácilmente accesibles. Además, aportan una innumerable lista de combinaciones. Casi infinita, adaptada al gusto de cualquier paladar. Desde los más exigentes y exclusivos hasta los más básicos y tradicionales. Su importancia y arraigo en nuestro país vecino es tan grande que el día de la Candelaria, el 2 de febrero, se celebra el Día Nacional del Crepe.
Y es precisamente su popularidad lo que le ha hecho extenderse a otros países. Por eso, en España también hay verdaderos amantes de este plato. En Valladolid nos encontramos con un pequeño rinconcito de la calle Claudio Moyano donde son verdaderos especialistas no solo en crepes, sino en toda la gastronomía bretona, pero hoy el tema que nos atiende son estas tortitas de trigo.
Se autodefinen, según explican en su página propia web, como "crepería tradicional bretona en Valladolid". Esto ya nos da buena tinta de que es difícil que nos decepcionen. Hablamos de 'Brest Crêperie'. Como es lógico, su propio nombre hace honor a Brest, la ciudad que se encuentra en el Finisterre de la región bretona.
Esta es una ciudad de 140.000 habitantes con vocación militar y marinera y hace referencia a una parte de toda la región bretona. Todos sus platos, ya elijas la crepe dulce o una galette, que son los crepes salados, son acompañadas con una buena sidra bretona que catapulta nuestra experiencia inmersiva a lo más profundo de la región francesa.
Utilizan el conocido trigo negro o alforfón. Su nombre se debe al color que negro y a la "lucha contra los infieles, de nombre 'Sarracenos' se le denominó trigo sarraceno o 'ble noir'", según explican desde la crepería en su apartado de historia.
Además de ensaladas y galettes, su carta se compone en buena parte de los famosos crepes, como no podía ser de otra manera. En total 24 tipos de diferentes combinaciones, tanto saladas como dulces, por supuesto.
Las galettes, según explican, son de tradición bretona y corresponden a los crepes salados hechos a base de harina de trigo sarraceno. Aseguran que es una planta que, además de ser apta para los alérgicos al gluten, es beneficiosa para el corazón, dado que controla los niveles de azúcar en sangre y rebaja el riesgo de padecer cáncer de colón. Además, el que usan procede de la "agricultura biológica".
Los amantes del queso podrán deleitarse con la galette 'Fromages', una combinación de la tortita con queso azul, queso de cabra y emmental, por un precio de nueve euros. También encontramos otras galettes como 'Normande', de pollo y salsa champiñón, por 9,5 euros, o, por supuesto, el 'Traditionnelle', de jamón york y emmental, por 8,5 euros.
En el apartado más dulce hallamos desde el 'Plaisir Breton', con manzana salteada en mantequilla y azúcar moreno, canela y caramelo bretón, por seis euros, hasta el 'Banane et Caramel', de plátano con caramelo bretón, nata y una bola de helado de vainilla de Madagascar, por ocho euros.
En definitiva, un pequeño rinconcito del centro de Valladolid donde perder el sentido con los mejores crepes y galettes de la ciudad del Pisuerga, todo ello con la tradición de la gastronomía bretona por bandera.