La Policía Local de Valladolid detuvo en la tarde del pasado sábado 18 de mayo a un hombre de 34 años que presuntamente intentó matar a un compañero del albergue municipal, de 25 años, y con el que previamente había mantenido una pelea en plena calle. 

Según han confirmado fuentes policiales a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, sobre las 17:50 horas del sábado, una patrulla que circulaba por la zona fue comisionada por motivo de una pelea entre dos personas que se estaba produciendo en plena calle, en las inmediaciones del albergue. 

A su llegada al lugar de los hechos, el joven de 25 años aseguró que el otro implicado había huido del lugar, motivo por el cual la Policía inició una persecución hasta que lograron interceptarle a escasos metros de la calle en la que se produjo la pelea y en un estado "aparentemente ebrio".

En este momento, el hombre en cuestión aseguró, en un estado "muy alterado y un tanto agresivo", que el joven le había agredido y que por ello iba a volver "para matarle". 

Pese a ello, los agentes que se desplazaron hasta la zona consiguieron convencerle de que abandonase el lugar, dado que este no paraba de decir que "en cuanto volviese a ver a la otra parte le mataría". Así, tras perderle la pista en los alrededores del puente Mayor, los policías regresaron al lugar de los hechos para recoger la versión del otro implicado, el joven de 25 años, que, por su parte, también acusó al contrario de haberle agredido. 

Todo parecía haber terminado, pero, una vez que los agentes habían cumplido con su labor y justo en el momento en el que iban a marcharse del lugar de la pelea, observaron cómo el hombre de 34 años que supuestamente se había alejado de la zona, se dirigía a su objetivo "en un estado muy alterado, con un palo en la mano y gritando que le iba a matar". 

Por todo ello, la Policía decidió interceptarle y cachearle, encontrándole un cuchillo de cocina y un trozo de ladrillo que, según fuentes policiales, no portaba anteriormente. Acto seguido, se le trató de calmar para que cesase "su actitud hostil hacia todo el mundo". Sin embargo, dado que ni siquiera los policías consiguieron calmar al hombre en cuestión, finalmente, decidieron detenerle y trasladarle a un centro médico para ser atendido de una contusión en el ojo, antes de llevarle a dependencias policiales. 

Durante su traslado al hospital, su mala conducta no cesó, sino que continuó en un estado muy agresivo "dando patadas y cabezazos a las puertas y a la mampara del coche policial". Además, según han detallado a este medio, siendo atendido en el hospital, el detenido siguió amenazando al joven llegando a decir: "En cuanto salga del calabozo le rajo el cuello".