Si pensamos en la palabra jubilación, a casi todos nos viene a la cabeza la idea de viajar, descansar o pasar mucho más tiempo con la familia o amigos. Pero siempre hay casos, personas, que son la excepción que confirman la regla. Mercedes Vicente es una de ellas.
Le faltan siete años para echar el cierre a su vida profesional y se ha lanzado a cumplir un sueño: abrir su propio bar. Su último proyecto que se dedica a sí misma ya que llevará su nombre: ‘Las tapas de Merche’.
Y es que Merche es como una mamma. Recibe a El Español Noticias de Castilla y León como si fuésemos de su familia, algo que asegura se encontrará cada persona que cruce la puerta de este pequeño bar situado en la calle San Blas.
Es el último viaje de una mujer que ha vivido muchas vidas. Todas con una sonrisa en la cara, porque como asegura, es muy positiva y eso es algo que quiere transmitir. “Aquí se van a sentir como en casa; en familia, ya que me gusta querer mucho a los míos; arropar a la gente que entre por la puerta”, afirma.
En una vida anterior fue despedida de su trabajo, “en cinco minutos de un viernes cualquiera”, cuando entró a las ocho de la mañana a trabajar y se volvió a su casa a las 8:05 horas. El disgusto le duró dos días y enseguida pensó en su siguiente paso; su siguiente viaje.
Mujer emprendedora
Esa parada la llevó a abrir un herbolario también en el centro, en honor a su madre, puesto que conocía ese mundo. Un proyecto con el que lleva nueve años y medio y que compaginará -solamente online- con ‘Las Tapas de Merche’. “Utilizaré mis productos ecológicos como cafés, mieles para los desayunos o infusiones, pero no quiero mezclar los dos negocios, pero sí que formen parte de la alimentación la voy a poner aquí”, afirma.
Su idea es abrir pronto, para el segundo café de Valladolid, “el de las once” para los profesores de la zona y gente que esté trabajando o de paso por estas calles. Una zona repleta de lugares ya asentados en Valladolid, algo que a Mercedes no le ha quitado las ganas porque “me gusta luchar contra la adversidad, pero con sentido común”.
Hace tres años tuvo la oportunidad de abrir otro bar, pero con todo firmado, su sueño no pudo ser. “Me quedé en el altar compuesta y sin novio”, bromea. Un revés que la hizo estar más fuerte que nunca y seguir con su búsqueda. Una búsqueda que acabó hace quince días y “en otros quince he abierto”.
Productos de temporada
Con esa sonrisa sempiterna nos explica que todavía está aterrizando, aunque tiene claro lo que van a tener sus tapas. “Van a estar elaboradas con productos de la tierra: lomo de la olla de la abuela, tomates de la huerta de mi hermano, croquetas y un largo etcétera, pero siempre con productos de temporada”, relata.
Su último proyecto tendrá parte de ese espíritu familiar, porque “en mi familia somos muy buenas cocineras y eso va a estar reflejado en la elaboración de las tapas, no solo con la ayuda de mi hermana en la cocina, sino también con productos de mi propia casa, de mi huerta particular”.
Mercedes Vicente abre un nuevo bar de tapas que es mucho más que un local; un espacio de reunión donde la personalidad de Merche estará presente desde que la puerta se abra, porque ¿quién no quiere cumplir un sueño?