Pezzolano, el insurgente entrenador que nunca convenció a la grada: una crisis explosiva y sus posibles desenlaces
El terremoto por sus declaraciones a una radio uruguaya, por las que ha tenido que pedir sus enésimas disculpas, le coloca pendiendo de un hilo
1 junio, 2024 07:00Día 1 tras las enésimas disculpas de Paulo Pezzolano. No ha sido una semana fácil en Valladolid. Y eso a pesar de haber logrado el ascenso a la máxima categoría del fútbol español. La cruzada del insurgente técnico uruguayo con la afición del Pucela ha alcanzado estos días su máxima tensión.
Un provocador cántico desde el balcón del Ayuntamiento de Valladolid, al menos desde la visión del aficionado, pues el entrenador aclaró que se trataba de una "broma" en un contexto de fiesta, y unas equivocadas declaraciones para una radio uruguaya han catapultado a Paulo Pezzolano al centro de todas las dianas. El mister blanquivioleta tuvo, precisamente, que salir este pasado viernes a rueda de prensa a pedir "perdón" y a aclarar sus palabras. "Somos seres humanos y nos equivocamos", reconocía el entrenador.
Por el momento, y hasta que Ronaldo diga lo contrario, ya que sus declaraciones en la entrevista con la radio de su país tampoco sentaron nada bien en la dirección porque también habló sobre la posible venta del club, Pezzolano seguirá a las órdenes del Pucela. Y eso condena a afición y a técnico a entenderse. O, al menos, sobre el papel.
El Real Valladolid jugará la próxima temporada en Primera División, con o sin Pezzolano al frente, y eso invita a que todas las partes pongan de su parte por el bien y el futuro del club. Pero antes de nada, cabe echar la vista atrás para saber bien el contexto de cómo se ha llegado hasta este punto.
En contra desde lo que se clama desde las esferas nacionales, que se echan las manos a la cabeza al ver como una afición pide la destitución de un entrenador que ha cumplido el objetivo, es importante conocer todo lo que ha sucedido con anterioridad.
4 de abril de 2023
La aventura de Paulo Pezzolano en Valladolid se inició el 4 abril de 2023 tras la destitución de José Rojo 'Pacheta' después un estrepitoso ridículo en el Santiago Bernabéu. Sí, Pezzolano es el entrenador del ascenso, pero también del descenso. Llegó con el cartel de la directiva, procedente del Cruzeiro brasileño, club también propiedad de Ronaldo por aquel entonces.
La inexperiencia en Europa y el cartel de venir amarrado por la directiva, también en conflicto con una parte de la afición, aunque en este caso menor que el de Pezzolano, ya hicieron unos primeros días difíciles para el técnico. Pero nada que unos resultados deportivos no pudieran solucionar.
Todo transcurrió con cierta normalidad. Incluso el equipo llegó a la última jornada dependiendo de sí mismo. Con sus rachas buenas y sus rachas menos buenas. Solo tenía que ganar al Getafe. Sin mirar a más campos. Sin embargo, el partido se basó en el conservadurismo. El desenlace final: nula ambición, sin tiros a puerta (sin chutar entre los palos en el fútbol no se gana) y empate a cero goles. Con los resultados en otros campos, todo acabó por empujar a los blanquivioletas a la categoría de plata.
En este punto de la historia es cuando todo se torna más enrevesado. Ronaldo y su dirección deciden confiar a Pezzolano las riendas del equipo para devolverle a Primera División, a pesar del descenso. Y sí, lo ha hecho, lo que da la razón al astro brasileño primero y al uruguayo después. Pero la táctica utilizada por el técnico ha sido la que ha desencadenado toda esta encrucijada.
El mismo lo admitía en la polémica entrevista para el medio uruguayo. Desde la "cuarta o quinta fecha del campeonato", cabe recordar que el inicio no fue para nada alentador, las críticas se dirigieron hacia el campo. Fue entonces cuando Pezzolano decidió llevarse todo el foco atención y encaminó toda declaración hacia su persona. Reconocido por él mismo. Por lo tanto, provocado por él mismo.
Escasa autocrítica, gestos a los aficionados, declaraciones fuera de lugar y ataques a los seguidores blanquivioletas. Incluso llegó a acusar a la parroquia pucelana de no ser una "afición competitiva". Por esto también pidió perdón, por cierto. Pezzolano decidió aglutinar la opinión crítica de los aficionados. Alegó en esta famosa entrevista que era la única forma de lograr el objetivo. Y esto nadie puede negárselo. Aisló a los jugadores del foco mediático y se lo llevó todo él.
Sin embargo, todo se complicó en el momento en el que Pezzolano optó por llevarse toda esta cuestión a un terreno personal. Lo acontecido en estos últimos días han elevado por completo el tono de esta batalla entre la afición y el técnico, que quizás ya dejó de ver esto como una técnica de distracción para aislar a los jugadores y pasó a tomárselo como una injusticia contra él. Cabe recordar que él mismo admitió haberlo provocado.
El Pucela ascendió, pero la afición todavía pedía su dimisión. El ya clásico "Pezzolano, dimisión", retumbó en el José Zorrilla con el equipo ya en Primera División. Injusto o no, una opinión de una afición que, como mínimo, tiene el derecho a expresarse. No debió gustar a Pezzolano, que desde el centro del campo, en medio del festejo, comenzó a hacer aspavientos con los brazos hacia arriba, como diciendo 'quiero más'.
Algo que ya denotaba que el uruguayo estaba con la adrenalina por las nubes. Algo normal por el contexto, pero que también hay que saber controlar. La cosa comenzó a empeorar cuando, ya en sala de prensa, habló de "manipulación por detrás", acusando incluso directamente a los periodistas y a la "gente". "Esto no fue normal", añadía.
Luego llegó el cántico desde el balcón y, por último, la fatídica entrevista. "Es difícil cuando en tu propia afición hay gente que te grita 'sudaca, vete para Uruguay'. Esas cosas que son increíbles que existan, pero existen, y en eso esta ciudad es particular. Los extranjeros y yo lo sufrimos un poco, yo lo sufrí, mi staff lo sufrió". Casos aislados que fueron llevados al extremo, metiendo en un mismo saco no solo a una afición, sino también a toda una ciudad.
Eso, unido a las declaraciones valorando y comentando las intenciones de venta de Ronaldo, han terminado por separar a Pezzolano de la afición y, también en parte, de la propia directiva, que a través de un comunicado público le daba un tirón de orejas por sus polémicas palabras. Hasta el punto de que el propio entrenador ha tenido que salir este pasado viernes a dar explicaciones.
Con el error asumido y las disculpas lanzadas, la afición, soberana, deberá decidir si perdonarle o no. La insurgencia de Pezzolano le han llevado a no llegar a convencer nunca a su propia afición y ahora está ante el reto de tratar de recuperar, no un camino, sino un océano entero de distancia para poder tener un camino plácido más allá de lo deportivo.
Los posibles desenlaces
Ante este contexto, tres son las vías. La primera y ya descartada, al menos, en la rueda de prensa de este viernes, es la dimisión. Pezzolano reconocía tener ganas de seguir y aseguraba estar ya pensando en la siguiente temporada, aunque con la mirada puesta en el partido de este domingo.
La segunda, es la destitución. El técnico cuenta con renovación automática por el ascenso, pero las tensiones por sus palabras en la radio uruguaya son patentes. La dirección deberá decidir en los próximos días, una vez finalice la temporada, que hacer con el futuro de Pezzolano.
La última y, posiblemente, más probable, la continuidad. Siempre y cuando a Ronaldo no le de por vender, ya que una hipotética nueva propiedad tendría muy fácil caer de pie con la afición nada más llegar, que sería llevando a cabo el cese del entrenador.
Es en el escenario de la continuidad donde vamos a profundizar. Lo que parece claro es que el devenir de las próximas semanas marcará el inicio de la temporada. Es evidente que continuar en esta tónica crearía un ambiente completamente irrespirable, si es que no lo es ya, y por eso Pezzolano deberá, al menos, bajar los decibelios.
Si Pezzolano quiere tratar de recuperar un poco el océano de distancia que ha creado, deberá aminorar las marchas en sus próximos pasos, sobre todo al menos en sus palabras. Es lo que más le podría beneficiar, mantener un perfil bajo y a base de resultados y mejoría en el juego en la máxima categoría del fútbol español, podría apaciguar todo este clima bélico que en la actualidad se vive.
Continuar con declaraciones fuera de lugar y ataques a la afición haría que, seguramente, desde la directiva se replanteasen una posible continuidad del técnico. Pezzolano, el insurgente entrenador que nunca convenció a la grada, se ve ahora ante la tesitura de explorar las opciones que le quedan para continuar a las riendas de un banquillo que ha vuelto al lugar que nunca debió abandonar, que es la Primera División del fútbol español.