Pilar Villandiego Fraile (79) es una vallisoletana que en los últimos años ha visto debilitado de manera considerable su estado de salud, más allá de por la edad, a causa de enfermedades como la fibromialgia, la artrosis y determinadas cardiopatías. Diferentes patologías que, además, le impiden realizar tareas y recados básicos e indispensables del día a día. De hecho, pese a ser una persona muy activa que se sigue apuntando a prácticamente todo lo que le proponen, hace tiempo que camina con ayuda de un andador.
Pese a ello, llegó un momento en el que, consciente de sus limitaciones, decidió buscar alternativas que facilitasen y mejorasen su vida. Fue entonces cuando dio con el Servicio de Ayuda a Domicilio del Ayuntamiento de Valladolid, una iniciativa con varias décadas de historia, que consiste en asistir a personas mayores, menores y personas tuteladas, con el objetivo de retrasar lo máximo posible su ingreso en residencias u otro tipo de centros y luchar contra su soledad a través de la compañía o de nuevas tecnologías como Alexa, un dispositivo con el que pueden conversar, escuchar música, preguntar dudas, etc.
Al frente del proyecto está un equipo de profesionales de Clece, la empresa concesionaria del servicio en la capital vallisoletana, que son considerados por muchos verdaderos salvavidas y ángeles de la guarda.
"Me animé a solicitar el Servicio de Ayuda a Domicilio porque me di cuenta de que había muchas cosas que ya no podía hacer y porque, aunque tengo hijos, ellos trabajan y no pueden ayudarme en todo lo que yo necesito. Además, mi pensión es muy pequeña y no puedo pagar a una persona por horas", ha explicado Pilar en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.
Por ello, en cuanto le hablaron de esta iniciativa, decidió informarse y, al darse cuenta que era la opción más económica, enseguida la solicitó. "Fue muy sencillo solicitarlo y, aunque luego tardaron bastante en aprobármelo, sobre un año largo, sabía que me iba a merecer la pena", ha añadido.
Así, pidió cita con la trabajadora social del Consistorio y, tras aportar la documentación requerida, entre la que se incluían información relativa a sus ingresos e informes médicos, esta valoró su situación y vio que efectivamente era apta para acceder al servicio. Entonces, fijó el número de días y horas necesarias para prestar una buena atención a la usuaria y después se presentó en el domicilio junto la coordinadora del servicio y la auxiliar que se encargaría de atenderla, para realizar las presentaciones y establecer las tareas a realizar por la trabajadora.
En ese momento, Pilar ya se convirtió en usuaria del Servicio de Ayuda a Domicilio de Valladolid. Desde aquel día ya han pasado casi cinco años y a fecha de hoy la usuaria no puede estar "más contenta y agradecida".
Tal y como han explicado tanto Pilar como Deogracias Mozo San Miguel, la auxiliar que suele encargarse de atender a la usuaria, en su caso, el servicio cubre limpieza y mantenimiento del hogar y acompañamiento al médico.
"En mi caso están aquí una hora de lunes a viernes, pero hay gente que tiene más horas porque tiene limitaciones distintas. Yo, de momento, me puedo valer, pero hay personas que no", ha aclarado Pilar.
En este sentido, Deogracias, ha apuntado que hay otros usuarios más dependientes a los que hay que levantarles de la cama, asearles, vestirles, controlarles la medicación, etc.
Ahora bien, es importante aclarar que el servicio de Ayuda a Domicilio no es completamente gratuito, aunque si muy económico para los usuarios. Pilar, por ejemplo, paga una cuota de 33 euros al mes, pero, tal y como ha apuntado, "hay gente que paga más". Por su parte, Deogracias ha añadido que la cuota varía en función "de los servicios y las horas que requieran cada usuario, pero sobre todo, de la situación económica de cada uno".
Una ayuda personalizada que ofrece más facilidades
Todo ello se completa, además, con el proyecto de Caminando Contigo, un programa integrado en el de Ayuda a Domicilio, que se ha puesto en marcha hace aproximadamente dos años en el barrio vallisoletano de Arturo Eyries y que consiste en "personalizar el servicio", ofreciendo todas las facilidades posibles al usuario.
"Con este proyecto, la ayuda es más personalizada porque ahora, en lugar de haber una única auxiliar, somos un equipo de 16 personas que nos reunimos semanalmente, hablamos de todos los usuarios, nos coordinamos y nos sustituimos. Si, por ejemplo, alguien tiene que ir al médico a una hora diferente a la que suele ir la auxiliar o necesita que le demos una pastilla o una pomada en un momento concreto del día, y su auxiliar no puede, cualquier otra persona del equipo se encarga de cubrir el servicio. Es decir, el programa permite que, en lugar de una sola persona, sea un equipo entero el que pueda atender a cada usuario, de manera que este quede cubierto ante cualquier imprevisto o cambio de horario, ya sea por necesidades de la auxiliar o del usuario. Antes no había posibilidad de hacer tanto cambio porque no había un equipo de profesionales", ha explicado Deogracias.
Más allá de reconocer que su trabajo "tiene que ser vocacional" por las complicaciones que lleva consigo y la "paciencia, empatía y el cariño" que requiere, así como que se trata de un oficio que "llena mucho" y aporta "una satisfacción muy grande", la auxiliar ha aprovechado la ocasión para hablar maravillas sobre Pilar, a quien ha definido como "una usuaria muy dispuesta, que se adapta fenomenal y lo pone todo muy fácil".
Por su parte, la usuaria se ha mostrado "encantada" con el servicio municipal y, además de revelar que para ella también supone "mucha compañía" y "un alivio muy grande", ha explicado que se trata de un proyecto sin el que "mi vida no sería tan fácil". "Es una ayuda muy grande para mí", ha concluido.