La bodega centenaria en un pueblo vallisoletano donde Sabonis disfrutaba del lechazo y el vino en la mejor compañía
El lituano jugó tres años en el Fórum Valladolid antes de dar el salto a la NBA y tejió bonitas amistades en un pueblo pucelano que perduran hasta la fecha
18 junio, 2024 07:00Noticias relacionadas
Cubillas de Santa Marta es una localidad vallisoletana que se ubica en el valle del Pisuerga. Está a unos 25 kilómetros de la capital pucelana y el término hace frontera con la provincia de Palencia. Cuenta, en la actualidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con una población de 389 habitantes y destaca por estar rodeada de múltiples viñedos en plena cuna del clarete y dentro de la Denominación de Origen Cigales.
El municipio fue propiedad del Mayorazgo que fundó el contador de Juan II, Fernando Alonso Robles y está formado, fundamentalmente, por casas de piedra, también de adobe, de uno o dos pisos. En los últimos días, el pequeño pueblo está de celebración con sus fiestas patronales en honor a San Antonio de Padua, el 13 de junio. En el mes de octubre celebran la tradicional fiesta de la vendimia.
Es una zona de vinos. De bodegas. En el lugar tiene la suya Santiago Hidalgo. A sus 60 años, el nacido en Valoria la Buena, una localidad vallisoletana cercana, vive en Palencia y pasa por ser secretario en el Ayuntamiento de Tariego de Cerrato, una localidad palentina. Sin embargo, sigue conservando, junto a sus hermanos, una bodega familiar que tiene más de cien años.
Es centenaria y por ella han pasado ilustres personajes como Enrique Ponce, junto a su expareja Paloma Cuevas, Lalo García, Juan Antonio Corbalán, Fernando Belasteguín y Juan Martín Díaz, campeones del mundo de pádel, o el gran Arvydas Sabonis. Precisamente, con el lituano y tras su fichaje en el año 1989 por el Fórum Valladolid, nuestro entrevistado tejió una bonita amistad que se conserva hoy en día.
Sabonis disfrutaba de la mejor compañía, con los mejores manjares y con unos vinos que quitan el sentido. Se alejaba del foco y se lo pasaba allí en grande con sus amigos.
Una bodega con cien años de historia
“Me considero una persona extrovertida. Un disfrutón. Soy muy amigo de mis amigos y me encanta estar con ellos y con mi familia. De hecho, soy también un hombre muy familiar. Creo que pasar tiempo con amigos y familia es lo más importante en esta vida. Por la bodega de Cubillas han pasado muchas personas que han marcado mi vida”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL DE Castilla y León Santiago Hidalgo.
Nos abre su corazón. Se emociona mientras nos enseña la bodega familiar, que ahora es suya y de sus hermanos, pero que, hace años, fue también de sus abuelos y antepasados. Un lugar que cuenta, como confiesa nuestro entrevistado, con “más de cien años de historia” desde que su familia se hiciera con ella. Allí se pisaba la uva y se elaboraba el vino de forma tradicional.
Se ubica en la calle Vinateros de Cubillas de Santa Marta y apenas tiene 30 metros, pero pasa por ser un sitio acogedor. De esos a los que gusta ir. De esos en los que la brasa hace el resto. Una mesa, unas buenas chuletillas de lechazo y a disfrutar. De eso sabe mucho nuestro protagonista.
“Está en la zona de bodegas del pueblo. Cubillas de Santa Marta se sustenta, en su gran mayoría, de la industria vitivinícola. Por aquí pasó mi gran amigo Arvydas Sabonis. Aquí estaba en la mejor compañía”, añade Santi recordando aquellos momentos.
Sabonis, las chuletillas y el porrón
“El fichaje de Sabonis y Homicius por el Fórum Valladolid, gracias a una gran gestión del que era, por aquel entonces, el presidente, Gonzalo Gonzalo, fue un bombazo para el deporte vallisoletano. Corría el año 1989 y dio la vuelta al mundo”, nos explica Santi, echando la vista atrás, ni más ni menos que 35 años.
Un día, el doctor Alonso, médico del club y familiar de Santi, le comentó a nuestro entrevistado que Sabonis “quería probar un lechazo”. No había un sitio mejor que la bodega que visita este medio para hacerlo. Para introducir al lituano en el arte del buen comer de la provincia de Valladolid.
“Cada 15 días, después de cada partido en casa, venía a la bodega. Aquí aprendió a beber vino del porrón. Comía chuletillas de lechazo, tortilla de patata, panceta… todo lo que pasaba por la brasa, regado con un buen porrón y con el mejor clarete como protagonista”, confiesa el anfitrión.
Santi asegura que, desde ese día, se forjó una gran amistad que desembocó en que, tanto el doctor Alonso, como él acudieran a la boda del jugador de baloncesto con su mujer (Ingrida) en Kaunas, Lituania, en el año 1990.
Sabonis, una persona “normal” y una amistad para toda la vida
“Sabonis se sentía muy cómodo aquí. Buscaba la intimidad y alejarse del foco mediático. Estar con sus amigos. Compartía alegrías y tristezas, buenos y malos momentos con nosotros. Era un hombre que parecía serio, pero después era entrañable. Amigo de sus amigos, divertido y con gran sentido del humor. Todo el mundo le adoraba”, nos explica Santi.
De familia humilde, Arvydas Sabonis también lo era. Estuvo tres temporadas jugando en la ciudad del Pisuerga, antes de dar el salto al Real Madrid primero, donde estuvo otras tantas campañas y de acabar en la NBA, la mejor liga del mundo, donde dejó huella con la camiseta de Portland Trail Blazers, durante 6 temporadas, desde el año 1995 hasta el 2001. Con su 2,21 de estatura dominaba la zona de manera aplastante.
Ahora vive en Lituania. Tiene cuatro hijos. Domantas Sabonis, que ha seguido los pasos de su padre y es la estrella de Sacramento Kings, Tautyydas Sabonis, Zygimantas Sabonis y la única dama, Ausrine Sabonis.
“Arvydas se traía a toda la familia. La última vez que estuvieron aquí fue hace unos 13 años. Vinieron a mi cumpleaños. Hace cinco años estuve en la boda de Tautyydas y hace dos en la de Domantas, que fue en Niza. También asistí a la de Zygimantas”, añade nuestro entrevistado, que asegura que “mantiene un contacto constante” con el lituano.
Sabonis cumplirá 60 años en diciembre. Seguro que celebra una gran fiesta y que Santi está invitado, después de una bonita amistad que nació en una bodega y que se ha mantenido en el tiempo. Una gran historia.