Pasear por las calles de Valladolid, para muchos, es como viajar al pasado. Recorrer aquellos lugares y rincones en los que disfrutaba de su más tierna infancia o adolescencia. Observar los locales donde estaban -aunque alguno aún queda- aquellas tiendas míticas donde entraban con sus abuelos o padres. Poco queda ya de todo ello en una ciudad que ha ido evolucionando, abriendo nuevos comercios y adaptándose a los tiempos.
Las calles ya no son -o al menos en su totalidad- como la gran mayoría las recuerda. Sin embargo, aún queda algún que otro resquicio de aquellos años que muchos recuerdan con una sonrisa. Si hablamos de comercios históricos, no puede faltar uno de los que lleva luchando contra viento y marea desde hace 126 años. Sobreviviendo al cambio de época, a las nuevas costumbres y a la competencia de las grandes superficies e internet.
Casa Virto es todo un referente en Valladolid y así lo ven los ciudadanos que cada día pasan por la calle Teresa Gil y miran el escaparate con añoranza y emoción. Sus puertas permanecen abiertas y, si lo hacen después de tantísimos años, por algo será.
Esta mercería fue fundada por Miguel Virto y originalmente se situaba en la calle Duque de la Victoria. Fue a mediados del siglo XX cuando se trasladó a la calle Teresa Gil. Un negocio tradicional que perdura con el paso de los años debido a la gran cantidad y calidad de los artículos que tiene. Una mercería que se ha convertido en un referente de la Comunidad y que está especializada en productos de corsetería, accesorios para la confección y el hogar, máquinas de coser, plisados o bordados, entre otros.
Una tienda que mantiene su afluencia de público porque es "muy conocida por personas aficionadas a este mundo o por quienes necesitan cualquier producto de los que distribuimos", según explica Ricardo, gerente del comercio, en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León.
Lo cierto es que esta tienda no es su único sustento dado que en 1976 fundaron Virto Industrial S.L. para atender la creciente demanda de servicios a los clientes de la confección. Se trata de una "industria auxiliar" de confeccionistas y lo que se hacen son plisados, bordados, cinturones forrados, hebillas y "cualquier cosa que nos encargue un confeccionista".
A partir de esta empresa, ubicada en Laguna de Duero, distribuyen sus productos a grandes almacenes como puede ser El Corte Inglés e, incluso, a importantes clientes como Amancio Ortega con Inditex. En ella también hacen otros encargos como los delantales bordados del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas, bordados de publicidad o escudos de uniformes.
Un negocio que va por la tercera generación y que se ha consolidado en la capital como uno de los mejores. De hecho, todos los clientes coinciden en que "si Virto no lo tiene, es que no existe". Tristemente, los pequeños negocios están desapareciendo cada vez más y no es extraño pasear por la ciudad del Pisuerga y ver locales con carteles de 'se alquila' o 'se vende' donde antes había un establecimiento de referencia.
En el caso de Casa Virto no ven como competencia a las grandes superficies sino, más bien, a internet. "El problema que tenemos es que, en muchas ocasiones, el cliente viene aquí a buscar lo complicado y lo fácil lo compra por internet. No nos podemos dedicar a vender sólo esos productos porque tendríamos que disparar el precio y no lo venderíamos. No sería rentable", explica.
En este sentido, lamenta que a veces se valore más el precio que el servicio técnico que se puede ofrecer. Motivo por el cual cada vez son más los negocios cerrados, una situación contra la que "no se puede luchar": "Es muy difícil luchar contra eso, la dinámica que hay de compra y los pequeños comercios no están a la par".
En cuanto a las mercerías, pese a que ellos continúan con mucha fuerza y son miles los clientes que tienen cada año, la gente cada vez "hace menos labores" de este tipo en sus hogares. Esto ha provocado que "la mayoría de las mercerías de Valladolid hayan desaparecido y haya ciudades donde ya no queda ninguna".
Un lugar de referencia, de tradición. Un establecimiento que se ha hecho un hueco en la vida de los vallisoletanos. Y es que nadie entiende pasear por la ciudad del Pisuerga y no ver la emblemática Casa Virto abierta y ofreciendo al público sus mejores servicios.