Ha sido, la de este viernes, 28 de junio, una noche de horror en Valladolid a causa de una violenta tormenta que azotaba la ciudad del Pisuerga pasadas las 20.00 horas. De hecho, el Servicio de Emergencias informaba de que, desde las 22.00 y hasta las 23.30 horas, tenía que gestionar un centenar de avisos relacionados con dicha tormenta.
Un total de 50 de ellas por inundaciones, 30 por filtraciones de agua, se atendían llamadas por peligros de circulación y obstáculos en la calzada y también por cortes en el suministro de la electricidad.
En la calle Fray Luis de León número 22 se ubica uno de los restaurantes más conocidos de Valladolid. El Suite 22. Al mando está Emilio Martín, un reconocido chef que consiguió ganar hace unos años el Concurso Nacional de Pinchos y quedó segundo en el internacional, un año después. Todo gracias al suculento Corchifrito.
Ayer no fue un día para celebrar para él ni para su equipo. El agua de la tormenta se metió en su negocio y tuvieron que achicar, durante horas, con los daños que propició el agua que se adentraba en el local.
“Anoche acabamos a la mil. Fue un disgusto tremendo. Ya ocurrió en 2019, cuando cayó otra gran tromba de agua. A eso de las 22.00 horas empezó a llover. Llegó un punto en el que lo hizo de forma violenta. El agua empezó a entrar por la puerta trasera que da acceso a la cocina y la arqueta no aguantó más”, asegura Emilio en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Esto, asegura, “obligó al equipo a salir del restaurante cuando la gente estaba cenando”. “Me puse en el medio y tuve que decir a los clientes que había que desalojar el restaurante porque en cuestión de segundos se iba a inundar”, añade.
Fue entonces cuando la gente se levantó, la luz saltó y se produjeron “chispazos”. En cuanto Emilio lo vio, apagaron todos los aparatos eléctricos y se tuvieron que marchar del local.
“Fueron unos 20-25 centímetros de agua. Hoy nos vemos obligados a anular todas las reservas con dolor horrible, ya que reservan con uno o con dos meses de antelación. La gente mostró su solidaridad. Me decían que querían pagar el menú. Nos tocó estar hora y media con los clientes en el portal porque no paraba de llover”, apunta Emilio.
Una noche inolvidable, igual que la del 19. “Se lo ha llevado todo por delante”, añade el dueño del negocio. Ahora toca trabajar para empezar de cero e intentar “abrir el martes”, como añade Emilio.
Una tormenta que ha cambiado el futuro de uno de los restaurantes más conocidos de Valladolid.
Seguro que con el gran trabajo de Emilio y su equipo, pronto están dando guerra de nuevo.