Rut Carpintero, la mujer de 43 años que perdió sus extremidades tras contraer una neumonía bilateral bacteriana, no se rinde. Ha iniciado una nueva campaña de recogida de firmas a través de la plataforma Change.org con el fin de exigir a la Junta de Castilla y León la creación de un catálogo de prestaciones ortoprotésicas que sea amplio y que esté bien financiado.

La vallisoletana, en dicha publicación, ha informado de que es el Ministerio de Sanidad el que establece un catálogo común de prestación ortoprotésica, que recoge productos esenciales. Además, apunta en la publicación, su financiación depende de cada una de las 17 comunidades autónomas y los criterios que adoptan “no obedecen al bienestar ni a las oportunidades de integración social de los ciudadanos” sino “a cuestiones presupuestarias”.

“Esta diferenciación por regiones crea grandes desigualdades en el acceso a las prótesis, sillas de ruedas y demás soluciones ortoprotésicas. Que el lugar de residencia determine, entre otras cosas, el acceso a los productos ortoprotésicos, supone una vulneración  de la equidad y la universabilidad del derecho a la salud, así como la dignidad y la autonomía de los ciudadanos”, apunta en Change.org.

Por esta razón y según su opinión, resulta “fundamental” que la aplicación de este catálogo de prestaciones ortoprotésicas, que es común, “no genere desigualdades territoriales negativas” que “se atienda a las circunstancias particulares para no disminuir las oportunidades de inclusión social” y que “las comunidades no hagan recaer el coste de los productos ortoprotésicos ni en el usuario ni en la ortopedia”.

La pucelana pide firmas, en una iniciativa abierta desde hace una semana y que cuenta ya con más de 931 firmas porque es “cuestión de justicia garantizar la igualdad en el acceso de las herramientas necesarias para una vida digna y autónoma”.

El caso de Rut

La vida de Rut cambió, de forma drástica, en abril de 2023. El 19 de ese mes se despertó sin voz y fue un médico de familia el que le diagnosticó una faringitis. Tras tres días en la cama con fiebre y vómitos, llamó a una ambulancia para que le llevase a urgencias. Comenzaron a tratarle por una aparente gastroenteritis hasta que empezó a respirar con dificultad. Fue entonces cuando la neumonía dio la cara y, en cuestión de horas, sufrió un shock séptico. La falta de riego sanguíneo en sus extremidades provocó que se gangrenaran. De modo que en junio le amputaron los dos brazos por debajo del codo y las dos piernas, una por debajo de la rodilla y otra por encima.  

Así fue como una bacteria no determinada cambió mi vida para siempre. Sufrir cuatro amputaciones ha supuesto tener que afrontar una gran cantidad de dificultades. Una de las más importantes es no contar con un catálogo de prestaciones ortoprotésicas completo y accesible, por lo que somos muchas las personas amputadas de este país las que tenemos que hacer frente a un largo y costoso proceso de protetización”, indica.

En una campaña anterior, la vallisoletana reclamó que todos los hospitales públicos de la Comunidad y de España cuenten con profesionales como fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, con formación específica para tratar pacientes con amputaciones y prótesis de miembros superiores e inferiores.

 

 

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