Hay personajes que bien se merecen un libro, y el que hoy nos atañe podría ser el protagonista, o al menos, narrador, de uno. Porque sus ojos han visto mucha pobreza, muchas desgracias y sus manos, han tocado pieles muy dañadas, no solo por fuera, sino también por dentro. Y a esa experiencia, a esas vivencias, nos acercamos a través de un hombre en apariencia tímido, pero cuyo fuego interior y un espíritu solidario, han hecho que lleve media vida al servicio de los demás.
Óscar Martín no podía haber elegido mejor profesión, ya que tiene la ayuda tatuada en cada poro de su cuerpo y, fruto de otra de sus pasiones, el voluntariado, ha llevado ese espíritu fuera de nuestras fronteras. Dos trabajos como nos dice a El Español Noticias Castilla y León que le llenan, aunque son muy diferentes.
“El tema cultural choca mucho la primera vez que viajas a Gambia, las mujeres nacen para lo que nacen allí y es algo que tienes que aceptar, puesto que eres un visitante y te tienes que amoldar”. Y cuando regresas a España de esa primera experiencia, asegura que contrasta mucho cosas tan simples como hacer una receta o decirle a la enfermera que haga una cura, puesto que “no se lo tienes que enseñar, o a realizar un control de embarazo, o dar una pastilla para diabetes”.
Y es que este médico viajero, lleva dando vueltas 23 años ayudando a los demás, y 6 años con su asociación Ayepu en Gambia. En todo este tiempo ha traído a España a tres niños, la última Aminata. Es un proyecto desde hace 18 meses y estábamos con el run run de que algo le pasaba, afirma.
Y lo que la ocurría es que se orinaba en la vagina, tenía una atresia del canal anal y una malformación congénita del corazón. La operaron en Turquía, pero lo hicieron mal, nos cuenta, así que la trajimos y le hicieron un cateterismo en Madrid. “En principio no venía a operarse del corazón, así que le hemos dado otra oportunidad”, comenta Óscar.
Esta niña llegó con el intestino en la mano, tiene tres malformaciones, me he recorrido el país buscando un médico que la pudiera ayudar, no hay especialistas, y la traíamos o moría, asegura Óscar, quien apunta que se trata de un país donde tienen un centenar de cardiopatías que allí no se operan.
La situación en Gambia es muy diferente a la que tenemos en España y, por ese motivo, va al último sistema sanitario a ayudar. Llegamos donde podemos, con grupos pequeños, en lugares muy pobres, comenta este médico de Cigales. “Hay decenas de cardiopatías por curar que allí no se tratan, porque la prioridad de esa gente es un plato de arroz al día, lo demás es secundario”, afirma. Yo soy su médico, afirma, porque allí no hay especialistas, así que trabajan en el último eslabón que no hay médicos, solo enfermeros.
Dos líneas de actuación
Desde su asociación trabajan en dos líneas diferentes pero unidas entre sí. La primera se centra en formar a los sanitarios locales, “pasamos consulta con ellos, hacemos intercambio conocimiento, les aportamos técnicas y, lo más importante, es que les hemos enseñado las curas, ya que ellos no tienen recursos, ni material”, nos explica. Una de las grandes lacras de África son las quemaduras, donde han visto extremidades enteras afectadas y caras, ya que las mujeres cocinan con niños, y se caen al fuego. “Lo que más ha impresionado, los grandes quemados, es una lacra africana”, apunta.
En nuestro país, ese tipo de incidentes serían quemaduras de ingreso, pero allí las tratan en atención primaria. “Vemos mucha anquilosis, se echan ceniza en las quemaduras, patologías, mucha malaria y tuberculosis, algo de desnutrición”, enumera. Hasta la fecha trabajan en 3 centros, y durante este tiempo han visto la evolución a nivel operativo.
En la segunda línea de actuación, se centran en la promoción y prevención en salud, con estilos de vida a través de impartir talleres a la población. Lavado de manos, salud bucodental, gastroenteritis, hipertensión, alimentación, atención a la mujer… la lista continúa en las ‘clases’ que dan en los colegios, donde Óscar incide en que “solo con el lavado de manos previenes muchas enfermedades”.
Insiste en que ellos no hacen medicina blanca, puesto que no llevan medicinas desde España. “Ellos son super capaces y tienen que ser los propios sanitarios los que mejoren su país”, afirma, aunque se lamenta al recordar que en Gambia todavía falta mucho a nivel de técnicas, porque no tienen cirujanos, ni tienen recursos sanitarios, como ocurre ahora en Castilla y León, pero con una salvedad, y es que “ellos nunca los han tendido porque no forman especialistas, los pocos que hay son cubanos”. “Nosotros aportamos lo que podemos, aunque no es suficiente”, sentencia.
Una vida ayudando a los demás
Este tutor de residentes en Cigales aprovecha sus vacaciones para viajar por el mundo y ayudar a los demás. Desde los 18 años es voluntario y sus ojos han visto muchas desgracias. El terremoto de Haití le cambió y, en todo este tiempo, ha pasado por Ecuador, colaborado con SAMU o de voluntario en el Open Arms, que ha sido “la experiencia más dura que he vivido”, puesto que recoger gente de las pateras de la muerte, mujeres violadas, gente con disparos o amputadas, impresiona mucho, asegura con un nudo en la garganta.
Después eligió Gambia puesto que era de acceso fácil y hacía mucha falta la ayuda sanitaria, asegura. Allí se encontraron una niña postrada con las piernas quemadas y a día de hoy, a sus 13 años, anda y sigue en contacto con ella, en ese centro no había ayuda. “Era una zona de la costa y decidimos visitar centros del interior, puesto que es un país a la cola en el índice de la pobreza ya que no tienen recursos sanitarios”, afirma, aunque asegura que es sabedor de que hay otras aldeas que están bastante peor.
Óscar afirma que el voluntariado le ha cambiado la forma de ver la vida, y que todo el mundo debería pasar por uno. Hay gente que se engancha y otros no, comenta, aunque “a todos nos cambia”. A él le cambió los valores, puesto que ahora “no valoro nada lo material” y luego te plantea muchos interrogantes, afirma, como que el derecho a la vida no puede depender el lugar donde naces. No tiene nada que ver lo que vemos aquí como la realidad con la que te topas, asevera.
Ya en España, Óscar piensa en su próximo viaje a tierras africanas, donde va dos veces al año, puesto que siempre tiene África en su cabeza.
Nos deja para finalizar una reflexión sobre su experiencia ayudando a los demás desde el prisma médico. “No sé si te hace mejor persona, pero tus valores cambian, y eso se refleja en el trato a tus pacientes, porque si no te cambia es que no tienes corazón”, apunta, mientras asegura que si eres médico y ves lo que ocurre en Gambia y en otros muchos lugares, “haces otro tipo de medicina, más social y humana, y hasta puede que practiques otro tipo de valores en tu medicina”.