Eminencia matemática y profesor en Columbia a los 27 años: "El sistema americano es mucho mejor para investigar"
El vallisoletano Alberto González Sanz ha sido recientemente galardonado con el prestigioso Premio de Investigación Matemática Vicent Caselles
5 agosto, 2024 07:00A sus 27 años, Alberto González Sanz (Valladolid, 11-11-1997) no para de engordar su ya amplio currículum vitae. Este joven de la ciudad del Pisuerga, graduado por la UVa en Matemáticas y doctor en cotutela por las universidades de Valladolid y Toulouse III, presume ahora del Premio de Investigación Matemática Vicent Caselles, otorgado por la Real Sociedad Matemática Española y la Fundación BBVA.
Un galardón dirigido a jóvenes investigadores de menos de 30 años que reconoce los avances que éstos hacen en el marco de las matemáticas. El jurado ha destacado los trabajos de Alberto en "investigación en análisis de datos y en el área de inteligencia artificial", que han supuesto un "avance de calado, con aplicaciones en cuestiones tan variadas como el problema de transporte o las redes neuronales".
A pesar de su corta edad, hablar de su CV es sinónimo de conversación extensa. Premio extraordinario de fin de Doctorado por la UVa, premio extraordinario de fin de Máster por la UVa, profesor asistente en la Universidad de Columbia (EEUU) desde julio de 2023, anteriormente en la Universidad de Toulouse-Midi-Pyrénées entre 2020 y 2023, más de 350 citas en Google Scholar, 13 publicaciones científicas, participaciones en conferencias y seminarios por todo el mundo o miembro en la organización de congresos internacionales, entre otras tantas experiencias.
Un bagaje que ya le postulan como toda una eminencia matemática y un prometedor investigador. EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León ha podido encontrarse con Alberto González Sanz para mantener una nutrida charla sobre la situación de la investigación y las matemáticas en España y fuera de nuestras fronteras. Justo un día antes de partir de nuevo a EEUU, el joven vallisoletano recibía a este periódico en Parquesol, su barrio.
La curiosa historia de Alberto: “Era rematadamente malo con los cálculos”
Aunque pueda sonar raro, en sus inicios, Alberto no quería dedicarse a las matemáticas. Según reconoce durante la entrevista, él quería hacer Física, pero era "rematadamente malo con los cálculos". Fueron sus 'diferencias' con los cálculos lo que le empujaron a ampliar el espectro de posibilidades para estudiar. Las reuniones que la UVa realiza con alumnos de 2 de Bachillerato a final de curso y el hecho de que su madre era matemática también, le llevaron a decantarse por esta opción. "En 1 de Bachillerato me preguntas y yo no quería ser matemático", recuerda de nuevo.
Una vez finalizado el grado, Alberto orientó su desarrollo profesional hacia la investigación sin saber muy bien el camino. "En realidad no me había salido algo mucho mejor. Empecé el Máster en Investigación en Matemáticas y de hecho no había muchos alumnos y no te motivaba mucho. Luego me empezó a gustar más, pero no sabes de qué va la investigación cuando acabas el grado. El TFG es en general un simulacro de muy baja calidad de lo que luego es la investigación", precisa el vallisoletano.
Iniciada su carrera profesional, Alberto compagina ahora la docencia con la investigación, pero lo hace de una manera diferente a la que conocemos en España. Así, en nuestro país, la parte docente es habitual que reduzca en gran medida la parte investigadora, algo que también ha podido encontrarse, de alguna manera en Francia.
Sin embargo, en el país galo cuentan con una especie de instituto (CNRS), del estilo del CSIC, pero "más grande", haciendo que la gente "esté liberada de la docencia". No obstante, los maître de conférences, entendidos estos en España como los profesores asociados en las universidades, sí se ven sometidos a unas 200 horas de docencia al año, más o menos como en nuestro territorio.
La gran diferencia la ha encontrado en Estados Unidos, donde la carga lectiva ronda las 80/90 horas, dando mucha más libertad a la investigación. "Es la mitad de horas de docencia, por lo que EEUU te deja hacer muchas más horas de investigación", recalca. En esta línea, Alberto González añade que en el país americano existen "figuras de gente que solo da clase".
"Aquí (España) tenemos la figura de personas que dan clase en la universidad, pero si no tienen otro trabajo no pueden comer. En EEUU dan 200/250 horas, pero solo se dedican a ello, no tienen ni una sola carga de investigación. Es un sistema diferente, pero para investigar mucho mejor el americano", sentencia el joven vallisoletano.
Pero su aventura del país español no es por cuestión de condiciones laborales, sino que era un tema personal. "Yo quería salir de Valladolid", recalca con rotundidad. En su primera experiencia, que fue en Francia, el Instituto Toulouse de Inteligencia Artificial y Natural (Aniti) de la universidad, se había logrado "mucha inversión" pública y privada, logrando a traer a muchos matemáticos de nivel. "Si tú quieres hacer buena investigación, en el mundo en el que vivimos tienes que estar rodeado de los mejores", subraya.
Una oportunidad que le brinda el acceso a los "mejores problemas abiertos, las mejores soluciones y las mejores discusiones", lo que le brindaba "una buena oportunidad". Luego llegó Columbia, en Estados Unidos. "En investigación tienes que buscar los puestos un año antes. Si quisiese postular a otro, tendría que empezar ahora para comenzar en septiembre de 2025", explica el investigador.
A Columbia llegó hace un año y le quedan tres años de proyecto por delante. Aquí, se dedica a proyectos "más teóricos" en el departamento de estadística. Problemas de análisis convexos, de transporte óptimo y estadística más hacia la parte matemática son algunas de las cuestiones a las que Alberto dedica su día a día.
Aunque en España, para Alberto, los equipos de estadística teórica tienen un "buen papel", con especial incidencia en estadística clásica y problemas de regresión o profundidades, una de las grandes diferencias fuera de nuestras fronteras, según ha podido apreciar González Sanz, es el volumen de personal en esos equipos. "En Francia los equipos eran mucho más grandes", insiste.
Teniendo en cuenta este contexto, Alberto, no obstante, recalca que el departamento de Estadística de la Universidad de Valladolid tiene un "nivel excepcional para su pequeño número de miembros". Por eso, algunas de sus palabras se las dirige directamente a su compañera a Paula Gordaliza, galardonada precisamente con el Vicent Caselles en 2023, o a Eustasio del Barrio y Carlos Matrán, premios a mejor papel en metodología Estadística de la Fundación BBVA.
La relación de la IA con las matemáticas
Dentro de sus líneas de investigación, González Sanz está especializado en análisis de datos y en el área de inteligencia artificial, muy en la actualidad de nuestros días. Lejos de la creencia de los ajenos al sector, la IA y las matemáticas están íntimamente relacionadas. "Es un modelo de computarización matemática con muchos parámetros, muy bien entrenado", explica el investigador.
La misión del matemático se enfoca en las herramientas de optimización y estadística y en conocer cuando los algoritmos "van a converger", es decir, alcanzar el resultado que se espera o cuándo se equivocan y por qué. "El estudio de ese algoritmo que es matemático es el objetivo de la matemática", incide Alberto.
"Se enseña el recetario para que aprueben el examen"
La asignatura de matemáticas siempre ha sido un dolor de cabeza para gran parte de la población durante su infancia, siendo ésta una de las más odiadas. Respecto a este asunto, González Sanz cree que es porque el niño lo que busca es que le "salgan las cosas", en busca del aprobado, lo que en matemáticas llaman "sobreajuste u overfitting".
"Se enseña el recetario para que aprueben el examen porque es lo más eficaz. Eso en asignaturas de memorización te funciona muy bien, pero en matemáticas la gracia es aprenderlo y razonarlo", incide el investigador. En este sentido, señala que esta estrategia de "aprender a sobreajustarse al examen" hace que "te olvides de toda la parte de razonar".
A pesar de todo ello, Alberto González admite no tener soluciones a este asunto y tampoco se atreve a juzgar si las matemáticas se enseñan mal en la base de nuestras vidas. "Es verdad que en el bachillerato no se atrae a la gente para que luego estudie matemáticas. Ahora algo más, pero porque los salarios son altos y hay salidas", añade.
"Tengo cuatro años en Columbia, luego no sé dónde iré"
Alberto vive ahora el primero de sus cuatro años al otro lado del Atlántico, en una aventura que le servirá para seguir engordando su trayectoria investigadora y docente como uno de los investigadores matemáticos más prometedores de Castilla y León y, posiblemente, de España.
Reconoce que, por el momento, le gusta "ir cambiando" de lugar en sus experiencias, pues considera que "sano es moverse al principio un poco". Preguntado sobre la posibilidad de regresar a España en algún momento, no sabe responder con seguridad a esta pregunta.
Ahora bien, lo que queda claro es que este joven vallisoletano y matemático tiene la motivación intacta para continuar aportando a la investigación de esta ciencia, base de muchas otras. "Tiras una piedra y te sale un tiro parabólico. Eso es física, pero ¿qué es una parábola? un polinomio de grado dos. Ahí empiezan las matemáticas. El único lenguaje perfectamente capaz de reproducir las cosas que hemos visto muchas veces son las matemáticas", zanja.