La lluvia ha irrumpido con fuerza en Valladolid, pero no ha sido motivo para que los fans de Omar Montes, que ya esperan con ansia a que salga el artista, se marchen. El reloj marcaba las 14:00 horas y, justo en el momento de más ambiente en la ciudad del Pisuerga con la recién inaugurada Feria de Día, una tromba de agua sorprendía a los vecinos y turistas que disfrutaban del sábado. 

El cielo está muy revuelto este 31 de agosto en la capital vallisoletana y no está gustando nada a quienes llevan horas esperando por el concierto del cantante madrileño que tendrá lugar, previsiblemente, a las 23:00 horas en la Plaza Mayor. 

Son decenas los jóvenes que han preferido sacar el paraguas y los chubasqueros a moverse de la primera fila. Y es que parece no importarles demasiado el tiempo porque tienen la convicción de que el artista saldrá al escenario. Por ahora, nada hace indicar que el concierto esté en peligro aunque, eso sí, habrá que ir mirando con asiduidad el tiempo porque todo puede cambiar de un momento a otro. 

Un concierto que, además, viene cargado de polémica desde que se anunció. Y es que en las Fiestas de San Antolín de 2022, en Palencia, el músico se unió a los coros de los palentinos que gritaban "pucelano el que no bote". Un cántico habitual en otras provincias castellanas y leonesas que tiene como objetivo 'ofender' a los vallisoletanos. 

Un vídeo que se viralizó en redes sociales y, tal fue su revuelo, que incluso iniciaron una recogida de firmas para evitar que Omar Montes actuase en la Plaza Mayor durante estas fiestas. Una iniciativa sin éxito ya que, si todo va con normalidad, el madrileño se subirá al escenario para cantar sus mejores temas acompañados de un público que, seguro, estará volcado. 

Lo cierto es que sobre el aire está la posibilidad de que el cantante se disculpe con los pucelanos. Un gesto que, seguramente, supondría firmar la paz entre la ciudad y el artista. Una incógnita que, si todo va bien, se resolverá a partir de las 23:00 horas, eso sí, mirando al cielo sin parar y confiando en que el diluvio que ha caído haya quedado en una simple anécdota de sábado.