6:30 de la mañana del domingo 1 de septiembre. Valladolid disfruta de sus fiestas patronales. C. se dirige a hacer un tramo de 10 minutos para ir a buscar a sus amigas de toda la vida, a la discoteca de toda la vida. No son calles oscuras y ni si quiera poco transitadas. Para en la máquina de 24 horas que hay debajo de la calle y se compra una bolsa para ir picoteando algo para lo que le queda de camino. Hay que coger fuerzas para seguir disfrutando de la noche vallisoletana.
Sin embargo, a escasos 30 segundos de girar la esquina en la calle San Ignacio para incorporarse a la plaza de Santa Brígida se cruza con tres chicos de unos 18-19 años.
“Les veo reírse pero agacho la cabeza y les paso de largo, a los dos metros de cruzármelos oigo como me chistan y me preguntan mi nombre, a lo que yo les respondo y acto seguido uno de los tres chavales se acerca a mí, me mira con desprecio y sin mediar palabras más que lesbiana de mierda”, relata la víctima. Y es ahí cuando le da un puñetazo en la mandíbula partiéndosela así por dos sitios distintos. “Se largaron y yo me quedé escupiendo sangre”, relata con crueldad a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
“Gracias a Dios, unos chicos en el momento del puñetazo giraron la esquina, les siguieron mientras otro chico se quedó a ayudarme. Se coordinaron con la policía les localizaron, si no, se hubiesen ido a casa contándoselo entre risas como una anécdota más”.
Hay un detenido
Hoy, jueves 5 de septiembre fuentes de la subdelegación del Gobierno han confirmado que se ha detenido a una persona en relación a la agresión física. Se ha producido el interrogatorio del único detenido, donde la unidad especializada en Delitos de Odio se encuentra documentando los hechos.
“Está agresión no tiene ningún tipo de justificación, no provoqué, estaba indefensa y estaba completamente sola mientras que ellos eran tres”, relata. En su caso cree que dieron por sentado que “yo era lesbiana por mi corte de pelo y decidieron creerse con el poder de agredirme solo por apariencias, aunque para este tipo de gente, les da igual que tengas pelo corto, pelo largo, chico o chica solo buscan el conflicto. Quién sabe qué hubiese pasado si en vez de pelo corto hubiese sido largo”.
Es una persona muy concienciada con la lucha del colectivo. Por eso hace un relato de la situación actual. “Desde pequeñas siempre nos meten el miedo en el cuerpo de cuidado de ir sola por la calle, por cómo te vistas (mini faldas, vestidos, maquillajes) o nos enseñan como poder defenderte en ciertas ocasiones (las llaves de casa en la mano, hablando por teléfono todo el rato, compartir ubicaciones etcétera) pero nosotras no tenemos la culpa. Pero debe ser que a ellos no les enseñan que no se agrede y que las calles son suyas y pueden hacer lo que quieran con cualquier persona”.
“No fue culpa mi condición sexual que dieron por sobre entendida, no fueron culpa mis vestimentas (vaqueros negros y sudadera negra) y mucho menos fue mi culpa cruzarme con ellos. Luchamos continuamente por no vivir con miedo precisamente por gente así, pero a mis 21 años de vida me parece imposible irme sola a casa otra vez”, afirma con dureza.
Por eso espera que contar su historia sirva para “darle voz a todo esto porque la gente piensa que España es un país seguro o que estamos evolucionando cuando en verdad lo único que pasa es o que no se pilla a los que lo hacen o no nos atrevemos a denunciar por miedo a que nos pase algo más. No les tengo miedo a ellos, tengo miedo a que haya más como ellos y que estas cosas sigan pasando”.
Después de la operación
Tras ser operada, hace escasas 24 horas, le han puesto placas, tornillos, gomas etcétera. “Por lo visto no podré hablar y tendré que comer por pajita durante los próximos 40 días, y a partir de ahí ir progresando”.
Por último, quiere dar las gracias a la Policía y Sacyl, “por la cercanía y la tranquilidad” que le han intentando transmitir en todo este caos. “Sigo en shock porque no me creo que a mis 21 años me hayan obligado a vivir esto, solo espero que paguen por lo que me han hecho y ojalá, con darle voz, evitar agresiones”, concluye.