Lomoviejo es una pequeña localidad vallisoletana que cuenta con 143 habitantes y una superficie de 27,57 kilómetros cuadrados. Está a 18 de Medina del Campo y a unos 70 de la capital de provincia.

Una población que sufre, de primera mano, el mal endémico llamado despoblación, y que tiene que ver como, cada año, pierde vecinos, lo que ha hecho que este año no pueda abrir su escuela, histórica, después de muchos años.

Pero no se quedan aquí las malas noticias para el municipio pucelano. El Bar Tiki Taka, que abrió sus puertas allá por 1988 echará el cierre. Desde el año 2006, Lina María está al frente y nos cuenta los motivos del adiós.

Otro pueblo, en la provincia de Valladolid, que se queda sin bar.

Un bar que abrió en 1988, con Lina María al frente desde 2006

“Soy madre de cuatro hijos y viuda dos veces. La vida no me lo ha puesto fácil, pero hay un dicho en mi país que dice que siempre hay que mirar hacia delante porque para atrás asusta”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Lina María Alzate Rizo.

Nuestra entrevistada nació en Pereira, Colombia, y por circunstancias de la vida tuvo que dejar a su hija y a su familia en busca de un futuro mejor para los dos. Tiene 51 años y es una luchadora nata.

Llegó en 2006 a Lomoviejo. Suma 25 años en el mundo de la hostelería y confiesa que cogió las riendas del bar, que lleva el nombre de Tiki Taka, un 8 de diciembre del año 2006.

La fachada del Bar Tiki Taka en Lomoviejo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León null

El bar abrió en octubre del año 1988. Los propietarios anteriores eran Antonio y Gema. Yo cojo el timón en 2006. Antes teníamos un camarero y después, alguna camarera. En 2011, al fallecer mi esposo, me puse al frente con la ayuda de una chica”, explica.

Años duros, de gran trabajo y de dar al cliente todo el cariño y el mejor trato en el pueblo pucelano.

El próximo cierre del bar en octubre

El establecimiento hostelero tiene 36 años. Nosotros, el 8 de diciembre habríamos cumplido 17 años al frente, pero no podremos llegar. Tiene unos 100 metros cuadrados y, ahora mismo, estaba yo sola al frente, pero llegamos a trabajar tres personas”, nos explica.

Pinchos variados para regalar con la consumición, guisos, fritos, torreznos, careta, croquetas caseras, hamburguesas, sándwich, bocadillos o raciones variadas. De todo se ofrecía en el lugar, hasta que se produzca el cierre.

Muy a mi pesar me toca cerrar. Me quedé viuda con tres niños pequeños y tuve la gran suerte de poder criar a mis hijos con mis dos trabajos. Además del bar, soy criadora de perros, pero ahora tengo que decir adiós al Tiki Taka. Cerraremos el 8 de octubre”, nos cuenta.

La pandemia hizo mucho daño y hay clientes que ya no están entre nosotros. La juventud hace la vida fuera del pueblo y todo ha ido a peor, por lo que toca cerrar.

El Bar Tiki Taka en Lomoviejo Fotografía cedida a EL ESPAÑOL de Castilla y León null

Mucha pena

Me da mucha pena, pero también es verdad que vas perdiendo la ilusión cuando intentas remar e ir saliendo a flote, pero no encuentras nada a tu favor. Poco a poco vas dejando de remar y empiezas a buscar otras opciones”, indica la hostelera.

La colombiana explica que sacar adelante un bar en un pueblo “es muy complicado” ya que “apenas hay ayudas” y “paga los impuestos igual que en la ciudad”. “Lomoviejo no es un pueblo como los de alrededor que se llenan en verano, lo que complica la situación”, añade.

Cuando Lina María llegó al pueblo había dos bares. Uno de ellos cerro y solo quedó nuestra entrevistada que se ve obligada ahora a bajar la persiana también dejando a Lomoviejo huérfano de bares.

Ahora buscaré trabajo en Medina, pero en la hostelería no. Puede ser en fábrica, en un supermercado o en la limpieza. Lo importante es tener ganas y yo las tengo. Toca volver a empezar”, finaliza.

 

 

Noticias relacionadas