Valladolid es una ciudad en la que el buen comer es clave para atesorar el encanto que atesora. En cualquier rincón de la calle menos esperada te puedes encontrar con un bar o un restaurante en el que disfrutar comiendo y en el que podrás irte con el estómago lleno y feliz.
Los polígonos son un claro ejemplo de ello. En el de San Cristóbal, o el de Argales, podemos dar con establecimientos hosteleros que ofrecen platos, fundamentalmente de cuchara para que trabajadores o personas que pasen por allí disfruten de sus platos.
En esta ocasión, EL ESPAÑOL de Castilla y León se centra en el Restaurante La Rottonda, que se ubica en el Polígono Industrial de San Cristóbal de la ciudad pucelana. Concretamente en la calle Plata, número 35.
“Me considero una persona proactiva, creativa y con ilusión. Atendiendo al interés que me mostraron los anteriores dirigentes del restaurante, me decidí por dar continuidad al proyecto y aquí estamos”, asegura Javier Chamorro.
Él es un hostelero que cuenta con 15 años de experiencia en el sector de la hostelería y que, como él bien dice, tiene un gran “sentido de la responsabilidad”. Que sabe lo que hay que hacer y cómo hacerlo, vaya.
Nacido en Valladolid, el Restaurante Rottonda es el tercer establecimiento que comanda desde el 2012. Ahora lleva, además, el Comma, y lucha por dar el mejor trato y las mejores elaboraciones a sus comensales.
“Cuando decido coger las riendas, acometo una reforma completa del local, dando un aire actual y acogedor. Ahora cuenta con un ambiente fresco y la decoración pasa por ser una mezcla de colores y de un ambiente mediterráneo cuya mezcla nos transporta a un lugar agradable dentro de un polígono industrial”, asegura.
Nuestro entrevistado apunta que la reapertura, con todo a su gusto y tras un gran trabajo, se gesta el pasado 10 de septiembre y que cuenta con una plantilla de 10 empleados, sumándose 4 desde que él está al frente.
Un local que cuenta con 400 metros cuadrados y 150 de terraza en el que brilla su comida casera que está pensada para todo tipo de público. Tiene 25 años de vida y estuvo cerrado en agosto para afrontar la reforma.
“Contamos con un cocido que está riquísimo y con una gran variedad de carnes y platos de cuchara que completamos con un menú del día a 13 euros que incluye el postre y el café”, indica nuestro entrevistado.
Javier Chamorro apunta que el objetivo y el deseo que persigue pasa por “llevar al establecimiento hostelero al lugar que se merece” dentro del polígono industrial “creando empleo y estabilidad”.
Seguro que, a base de trabajo, esfuerzo y la ilusión que desprende, lo consigue.