El plato típico vallisoletano ideal para coger calor en otoño: un guiso que emana de las profundidades de la tierra
- También está extendido en gran parte del territorio de Castilla y León y ahora es la época en la que su ingrediente principal se recoge de los montes.
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Otoño siempre trae consigo los primeros coletazos de aires fríos. La famosa 'rebequita' a la que tanto estamos acostumbrados en Valladolid empieza a no ser suficiente y de los armarios empiezan a salir los polares y abrigos más fuertes. Comienzan también los días en casa y las comidas calientes.
Los platos de cuchara son por antonomasia un gran aliado para las épocas de otoño e invierno. Cuando el frío aprieta, no hay mejor manera de combatirlo que con un buen guiso que nos quite los escalofríos de un plumazo. Y por eso los amantes de este tipo de elaboraciones están de enhorabuena.
En Valladolid, aunque también está extendido por todo el territorio de Castilla y León, existe un plato típico que es ideal para la época de otoño. Producto de temporada y, además, cumple con esta premisa a la que nos referimos, la de combatir el frío con un buen guiso.
Los ingredientes a utilizar son realmente escasos. No necesitamos más allá de dos principales y algunos condimentos que den más sabor y personalidad a nuestro plato. Hablamos de los níscalos con patatas. En plena época de recoger hongos, es el momento perfecto para disfrutar de todas las cualidades organolépticas.
Níscalos y patatas. Eso son los dos ingredientes principales que necesitamos. No tiene más. Luego, a mayores, se pueden aportar algunos añadidos como el vino blanco, el pimiento choricero o el pimentón dulce. Por supuesto, también necesitaremos un poco de aceite de oliva, sal y agua.
Valladolid es una zona muy buena además para conseguir el níscalo de proximidad. Producto que emana directamente de la tierra de pinares, en la zona de Viana de Cega, Montemayor, Portillo o Tudela, muy codiciadas por los amantes de la micología.
Ya con los ingredientes sobre la mesa, este guiso de sabor otoñal tiene una preparación realmente sencilla. Una receta de cazuela que se cocina a fuego lento y de la forma tradicional.
Receta
Para su elaboración, no emplearemos ni una hora. Lo primero que hay que hacer es limpiar bien los níscalos, frotándolos con un papel de cocina que esté húmedo.
Una vez retirada la piel del hongo y cortada, picaremos un poco de cebolla y unos dientes de ajo que dejaremos pochando en una cacerola grande donde luego vayamos a dejar cociendo el guiso y le añadiremos aceite de oliva.
El siguiente paso es pelar las patatas y cortarlas en trozos. Una vez aquí, los níscalos y las patatas se añadirán a la cacerola y las rehogamos con el ajo y la cebolla. A partir de aquí, se podrán incluir los añadidos, al gusto, que hemos mencionado.
Se mezcla todo bien y se dejará cociendo a fuego lento durante unos 20 minutos hasta que las patatas y los níscalos estén bien tiernos. Si fuese necesario, se puede añadir más caldo o agua.
Tan sencillo como apetecible. Con estos sencillos pasos nuestro guiso estará listo para entrar en calor y, además, dar un homenaje culinario a nuestras papilas gustativas.
Los níscalos son un bien muy preciado en el mundo de la gastronomía. Su recogida en otoño y posterior comercialización les llevan hasta las mesas de miles de casas de Valladolid y Castilla y León en general.
Un alimento muy arraigado a la tierra que es ideal para combatir los primeros coletazos del frío otoñal y que, a buen seguro, deleitará a los comensales que invitemos a nuestra morada para disfrutar de un buen guiso.