Otro histórico quiosco cierra en un barrio de Valladolid: de la ilusión de los niños a ser chatarra
- Los vecinos se han sorprendido porque su dueño se ha jubilado y ya lo han quitado de la plaza.
- Más información: El adiós de José Antonio a su quiosco, el único de un barrio de Valladolid: "Los niños no quieren que me vaya"
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Los quioscos no atraviesan su mejor momento. Lo que antes eran lugares pensados para los más pequeños, ahora están empezando a pasar al olvido.
Todo el mundo recuerda estos pequeños establecimientos con mucho cariño e ilusión. Un espacio convertido en un paraíso para los más pequeños que tienen cientos de gominolas, dulces y delicias para disfrutar de una tarde en el parque o de una recompensa de fin de semana.
Tristemente, cada vez son menos quienes gastan su dinero en los quioscos, pese a que siempre están, tienen de todo y ofrecen cualquier tipo de gominolas. Unido a la falta de relevo generacional, provoca que cada vez se vean menos por la ciudad.
Valladolid, a lo largo de este año, ya se ha tenido que despedir de unos cuantos. El último, a principios de este mes, el Kaisuma de la calle Teresa Gil.
Y ahora el turno es el del Paseo de San Vicente, en el barrio de Las Delicias. Un negocio que estaba gestionado por un hombre llamado Félix y que ha dicho adiós tras décadas de actividad para dar la bienvenida a su jubilación.
Así lo ha confirmado el presidente de la Asociación Vallisoletana de Vendedores de Prensa, Juan Carlos García, quien ya desde hace un tiempo conocía que le quedaban tan sólo días para bajar la persiana para siempre.
Un barrio que se queda sin uno de sus emblemáticos quioscos y que tampoco tiene posibilidad de ser vendido o traspasado porque, de la noche a la mañana, ha desaparecido del lugar en el que estaba ubicado.
Los vallisoletanos se han sorprendido al ver este espacio vacío, sin su mítico quiosco, en una plaza donde muchos niños aprovechaban para acercarse a comprar unas chuches.
Una noticia que a los vecinos también ha sorprendido por su sigilosa despedida de la que muy pocos, por no decir casi nadie, se había enterado. Según ha confirmado EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León, fue el 20 de octubre el último día que tuvo la ventana abierta.
Algunos lo compartían con sorpresa a través de las redes sociales con un mensaje desolador de: "Otro quiosco al que decimos adiós en el barrio". Una publicación en la que algunos han aprovechado para compartir sus recuerdos y experiencias.
Ahora, ya no queda nada. Ni siquiera el rastro del que un día fue un lugar de reunión para los más pequeños del barrio vallisoletano de Las Delicias después de que el día 16 de noviembre lo desmontaran.
El dueño decidió dárselo a un chatarrero porque para quitarlo tenía que pagar 5.000 euros, coste habitual que se solicita cuando cierran los quioscos de calle.
Un día triste para la ciudad porque cada vez van quedando menos quioscos entre sus calles.