![Un grupo de estudiantes siendo perseguidos por la Policía en la Plaza Mayor de Valladolid en febrero de 1975](https://s1.elespanol.com/2025/02/05/castilla-y-leon/region/valladolid/921918407_252873761_1024x576.jpg)
Un grupo de estudiantes siendo perseguidos por la Policía en la Plaza Mayor de Valladolid en febrero de 1975
Medio siglo desde que Franco cerró la Universidad de Valladolid: el convulso 1975 en el que la ciudad se paralizó
El cierre de los cuatro centros principales de la UVa dejó sin clases a 8.000 estudiantes y generó una movilización transversal que unió a toda la ciudad por la reapertura.
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El año 1975 fue especialmente agitado en la ciudad de Valladolid. Mientras el franquismo –el régimen que había dirigido los destinos de España desde el final de la Guerra Civil en abril de 1939– daba sus últimos estertores vitales, la capital vallisoletana era testigo de movilizaciones que no se vivían desde décadas atrás.
Pocos meses antes del fallecimiento del dictador Francisco Franco, que se produciría el 20 de noviembre de 1975, eclosionaron en la ciudad una serie de movimientos estudiantiles y obreros que convirtieron a la capital vallisoletana en punta de lanza de la oposición al franquismo e hicieron convulsionar durante semanas sus calles.
Este sábado se cumplen 50 años desde que el entonces ministro de Educación, Cruz Martínez Esteruelas, ordenó, el 8 de febrero de 1975, el cierre de los cuatro centros principales de la Universidad de Valladolid, las Facultades de Ciencias, Filosofía, Medicina y Derecho, clausurando la actividad docente universitaria.
![Manifestación de estudiantes en la Plaza Mayor de Valladolid, en febrero de 1975](https://s1.elespanol.com/2025/02/05/actualidad/921918492_252876350_854x640.png)
Manifestación de estudiantes en la Plaza Mayor de Valladolid, en febrero de 1975 Archivo Municipal de Valladolid
Una decisión que encendió la mecha de la movilización estudiantil contra el régimen en la ciudad del Pisuerga y que coincidió en el tiempo con las huelgas y movilizaciones en la factoría de FASA-Renault y los paros en el sector de la construcción, generando un cóctel de fuerte oposición democrática en los estertores del franquismo.
Una asamblea y un juicio
El cierre de la Universidad de Valladolid vino precedido de la celebración de una asamblea ilegal de estudiantes multitudinaria, el 16 de enero de 1975, encabezada por la cantante Elisa Serna, que fue disuelta por la Policía, y que llevó al rector, José Ramón del Sol, a decidir el cierre de las facultades de forma indefinida.
El 20 de enero, además, se celebró un juicio en el Tribunal de Orden Público (TOP) contra siete estudiantes: José Luis Cancho, Miguel Casado, Joaquín Castrillón, Ovidia Vinuesa, Florencio Hermosa, José Manuel Arnáiz y Luis Orueta, todos ellos acusados de asociación ilícita y a los cuatro últimos también de propaganda ilegal.
![Concentración de estudiantes de Medicina en el Palacio de Santa Cruz, en febrero de 1975](https://s1.elespanol.com/2025/02/05/actualidad/921918493_252876379_854x640.png)
Concentración de estudiantes de Medicina en el Palacio de Santa Cruz, en febrero de 1975 Archivo Municipal de Valladolid
El día de la reapertura, el 29 de enero, el rector fue recibido con una lluvia de huevos y entre peticiones de dimisión por parte de los estudiantes, mientras las tensiones y la conflictividad iban en aumento y se rumoreaba cada vez más la posibilidad del cierre de la Universidad. Una decisión que no tardaría en llegar.
El cierre y la reacción
El 8 de febrero de 1975, hace ahora medio siglo, a través de un decreto ministerial, el titular de Educación, Cruz Martínez Esteruelas, ordenó el cierre de los cuatro centros principales de la Universidad las Facultades de Ciencias, Filosofía, Medicina y Derecho, y dejó a un total de 8.000 alumnos sin posibilidad de recibir docencia universitaria.
El cierre indignó a la mayor parte de la población de la ciudad y unió a la sociedad vallisoletana en contra de la decisión, siendo relevante la implicación en las protestas de las familias de clase media, que se habían visto afectadas por el cierre y que no se habían comprometido del mismo modo en conflictos sociales previos.
La corporación municipal franquista del Ayuntamiento de Valladolid, encabezada por el entonces alcalde, Julio Hernández Díez, también defendió reapertura y viajó en varias ocasiones a Madrid para entrevistarse con distintas autoridades, incluido el ministro Martínez Esteruelas.
También el Consejo de Empresarios, que se encontraba presidido por Manuel Vidal García, criticó el cierre y solicitó al ministro de Educación medidas para paliar las graves consecuencias de la suspensión del curso universitario. Una unidad de la ciudad en la reivindicación de la reapertura que era inédita hasta el momento.
La Universidad Paralela
Los estudiantes de la Universidad de Valladolid que no tenían posibilidad de recibir docencia decidieron organizarse a través de la conocida como Universidad Paralela, en la que colaboraron una gran cantidad de profesores universitarios de todas las facultades afectadas en un esfuerzo común para evitar la pérdida del curso.
Aquella Universaidad Paralela celebró improvisadas clases en locales parroquiales, centros sociales, colegios mayores, cines o establecimientos de hostelería, propiciando un fenómeno que concitó la atención de la opinión pública nacional y que llegó a tener repercusión fuera de las fronteras españolas.
Hasta 2.000 estudiantes agrupados en 200 grupos de estudios participaron en esa innovadora iniciativa forzada por las circunstancias y fruto de la clara voluntad de los jóvenes de la Universidad de Valladolid de no perder todo un año de vida académica, con los evidentes retrasos que ello podía ocasionar.
La reapertura
La indignación con el cierre de la Universidad, que la mayor parte de la sociedad vallisoletana consideraba desproporcionado, llevó a intensas movilizaciones estudiantiles en la calle, reprimidas por la Policía, y terminó forzando al Gobierno franquista a rectificar la decisión.
El 10 de mayo de 1975, después de tres meses de cierre, el Consejo de Ministros decidió celebrar exámenes en septiembre y clases prácticas en los meses de verano. En octubre de 1975, solo un mes antes de la muerte de Franco, el polémico rector José Ramón del Sol fue cesado y sustituido por Juan Antonio Arias Bonet.
La unanimidad que se vivió en la sociedad a favor de la reapertura, reclamada por diferentes capas sociales con carácter transversal, agudizó las contradicciones de un régimen que agonizaba y que terminó por desaparecer con la muerte de su fundador, Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975.
A partir de ese momento, la Universidad de Valladolid, al igual que el resto de campus españoles, inició un verdadero proceso de democratización, en paralelo al que se vivía en la vida política española, y que culminaría con la celebración de las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977, y con la Constitución de 1978.
Las otras movilizaciones de 1975
Aquel convulso año 1975, la ciudad de Valladolid fue testigo, además de las movilizaciones estudiantiles por el cierre de la Universidad, de la huelgas en FASA-Renault y en el sector de la construcción, que contribuyeron a caldear un ambiente político especialmente tenso en los meses previos a la muerte de Franco.
En septiembre de 1974, el intento de eliminar las tardes libres de los sábados y el descanso para el bocadillo en la factoría de FASA-Renault –importante industria vallisoletana desde su creación a principios de la década de los 50– había generado ya un gran estallido de movilizaciones entre los trabajadores.
Este hecho fue inmediatamente seguido por la huelga iniciada en febrero de 1975, coincidiendo con el cierre de la Universidad de Valladolid, tras el intento de la empresa de revisar el convenio colectivo y actualizar los salarios, un paro que llevó a que más de 400 trabajadores fueran suspendidos de empleo.
Las movilizaciones de 1975 en la ciudad estuvieron todas interconectadas y, de hecho, los obreros de FASA contaban con una caja de resistencia para las huelgas con la que ayudaban a los albañiles, que estaban encerrados en la parroquia de Santo Toribio, en el barrio de Las Delicias, a quienes llevaban comida y bebida.
Además, muchos obreros, tanto de FASA como de la construcción, se implicaron en las asambleas estudiantiles, solidarizándose con la causa de los universitarios que sufrían el cierre de la Universidad de Valladolid. Una unidad de acción que terminó dando sus frutos en uno de los años más convulsos de la historia reciente de la ciudad.