Imagen del barrio del Cuatro de Marzo de Valladolid en la década de los 60 y de una visita de Francisco Franco a la ciudad, en un montaje de EL ESPAÑOL

Imagen del barrio del Cuatro de Marzo de Valladolid en la década de los 60 y de una visita de Francisco Franco a la ciudad, en un montaje de EL ESPAÑOL

Valladolid

El barrio inaugurado por Franco en Valladolid para dar respuesta al problema de la vivienda hace 65 años

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La vivienda se ha convertido en uno de los principales problemas para una gran mayoría de españoles. Las dificultades para acceder a una vivienda en propiedad, a causa de los desequilibrios entre la oferta y la demanda y el incremento de los precios, han generado una situación límite para muchas personas.

También se ha vuelto problemático el acceso a un alquiler asequible, especialmente para los jóvenes, viéndose muchos de ellos obligados a seguir residiendo en el domicilio familiar o a compartir piso pasados los 30 años, alargando de forma antinatural un estilo de vida estudiantil y dificultando tener un proyecto de vida propio.

La gran manifestación que congregó a más de 20.000 personas el pasado 13 de octubre en Madrid, defendiendo su derecho a una vivienda digna y la reducción de los precios del alquiler, demostró que esta problemática se encuentra cada vez más entre las prioridades de los ciudadanos y ha obligado a tomar nota a los dirigentes políticos.

Viviendas sociales

A pesar de ser una cuestión de rabiosa actualidad, los problemas en el acceso a la vivienda no son nuevos y se han afrontado con estrategias diferentes en las distintas etapas de la historia de España, con mayor y menor éxito.

En la década de los años 50, España adolecía de un importante problema de escasez de viviendas y aquella situación obligó al régimen de Francisco Franco a impulsar, a través del Instituto Nacional de la Vivienda, la construcción de viviendas sociales a lo largo y ancho de la geografía nacional para solucionar el problema.

Una estrategia que llevaría a la construcción de 4.080.619 viviendas sociales en España entre 1961 y 1975 para dar respuesta, entre otras cosas, al éxodo rural del campo a las ciudades. Además, el régimen impuso la congelación de las rentas antiguas, congelando los alquileres, y obligó a la prórroga indefinida de los contratos.

Un nuevo barrio

En ese contexto, tuvo lugar hace hoy 65 años, el 29 de octubre de 1959, la creación del barrio del Cuatro de Marzo en Valladolid, destinado a las familias más humildes e ideado para dar respuesta en la ciudad a la problemática de la escasez de viviendas.

Un barrio cuyo nombre hace referencia a un hecho histórico vinculado al germen del franquismo. Concretamente, a la unificación entre la Falange Española, fundada en octubre de 1933 de José Antonio Primo de Rivera, y las JONS, impulsadas en 1931 por el vallisoletano Onésimo Redondo y el madrileño  Ramiro Ledesma Ramos.

El acto que unió a ambas formaciones políticas se celebró el 4 de marzo de 1934 en el Teatro Calderón de la ciudad, lo que vinculó de manera estrecha a Valladolid con el partido que sería el germen del futuro Movimiento Nacional franquista.

El nuevo barrio se fundó el 29 de octubre de 1959 en un multitudinario acto al que acudió el propio Franco y albergaba 2.000 viviendas sociales dirigidas a las personas más necesitadas de la ciudad, en humildes edificios de ladrillo rojo ubicados al lado del Paseo Zorrilla.

Un barrio que fue fruto de la iniciativa del Instituto Nacional de la Vivienda, que en esos momentos llevaba a cabo una ardua labor de construcción de viviendas sociales ante las dificultades de muchos españoles para acceder a un hogar digno.

La llegada de Franco

El séquito de Franco, que acudió acompañado de su esposa, Carmen Polo, llegó a Valladolid aquel 29 de octubre a las 12:00 de la mañana, y recorrió en su vehículo las calles de la capital vallisoletana, que se encontraban engalanadas con gallardetes y banderas, en dirección a la Diputación Provincial.

A su llegada, la plaza de San Pablo estaba a rebosar de ciudadanos que lanzaron sus vítores al jefe del Estado y el caudillo y su esposa entraron en el edificio de la Diputación, donde su presidente, Emiliano, le impuso la primera Medalla de la Provincia.

A las 17:10 de la tarde, finalmente, Franco se dirigió al nuevo barrio del Cuatro de Marzo, situado junto al Paseo de Zorrilla, y procedió a su inauguración, entre miles de ciudadanos que habían acudido expectantes al lugar. También acudieron el ministro de la Vivienda, José Luis Arrese, y su director general, Miguel Ángel García-Lomas.

Franco y su mujer visitaron primero el local destinado a convertirse en el nuevo mercado del barrio y se dirigieron después a la tribuna levantada en la explanada central, donde les esperaba el arzobispo de Valladolid, José García Goldáraz, que procedió a la bendición de los nuevos edificios

La fecha escogida para inaugurar el barrio tampoco fue casual, ya que el 29 de octubre se conmemora el aniversario de la fundación de Falange Española, que impulsó José Antonio Primo de Rivera en el Teatro de la Comedia de Madrid en 1933. Una fecha que precedió históricamente a la fusión con las JONS del 4 de marzo de 1934.

De hecho, en Valladolid existe otro barrio que lleva el 29 de octubre como nombre. Fundado solo cinco años después, en 1964, al inicio de la Carretera de Villabáñez, en Pajarillos, también formaba parte de ese proyecto del Instituto Nacional de Vivienda dirigido a proporcionar viviendas sociales a ciudadanos humildes.

El origen del nombre

El barrio del Cuatro de Marzo de Valladolid debe su nombre a un hecho histórico de primer orden que tuvo lugar en la ciudad del Pisuerga. Hace 90 años, la capital vallisoletana albergó el nacimiento del partido político que marcaría la historia de España durante las siguientes cuatro décadas: Falange Española de las JONS.

El 4 de marzo de 1934 una multitud de miembros de Falange Española –partido fundado por José Antonio Primo de Rivera el 29 de octubre de 1933– y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) –creadas en 1931 por el vallisoletano Onésimo Redondo y el madrileño Ramiro Ledesma– acudieron a la ciudad del Pisuerga.

El objetivo: participar en el acto de fusión entre ambas formaciones nacionalsindicalistas, que se había logrado después de meses de duras negociaciones entre los dos partidos. Alrededor de 5.000 jóvenes procedentes de toda España se congregaron aquel día en la ciudad del Pisuerga.

En un Teatro Calderón a rebosar, fueron los dirigentes nacionalsindicalistas Emilio Gutiérrez Palma y Javier Martínez de Bedoya quienes se encargaron de abrir el acto. Después les llegaría el turno a los cuatro oradores estrella: Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma, el falangista Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera.

Los discursos fueron enfervorizados y ensalzaron la "grandeza de España" y la "lucha contra el marxismo y el separatismo" a la vez que abogaban por dar un "espíritu hispano" al nuevo partido, para que no se convirtiera en "un mero imitador" del fascismo italiano.

Mientras en el interior del Teatro Calderón tenía lugar el acto, en los alrededores del edificio se congregaron centenares de manifestantes izquierdistas que protestaban contra el acto falangista y a los que la Guardia de Asalto republicana intentaba contener.

A la salida del acto de los militantes falangistas se dieron choques con los izquierdistas –en los que se usaron barras de hierro, palos e incluso se produjeron disparos con armas de fuego– a la altura de la plaza de la Fuente Dorada, que se terminaron saldando con decenas de heridos y un muerto Ángel Abella, de tan solo 18 años.

Abella no militaba en ningún partido político pero fue linchado por un grupo de manifestantes izquierdistas que le confundieron con un falangista.

La creación de la nueva formación, y la posterior configuración de sus milicias, contribuyó a un incremento de la violencia política en las calles que ya se venía notando durante los últimos meses, con habituales conflictos entre falangistas y socialistas o comunistas.

Redondo fue el encargado de dirigir esas milicias en Valladolid y, mientras tanto, la distancia entre Ledesma y Primo de Rivera se fue agrandando, acusando el primero al segundo de haber "aburguesado" el partido. Finalmente, el intelectual madrileño abandonaría la formación en 1935

Durante la segunda mitad del año se incrementó el carácter insurreccional de FE-JONS y el partido empezó a participar directamente en conspiraciones para hacer caer a la Segunda República, algo que aumentaría tras la llegada al poder del Frente Popular en febrero de 1936.

Guerra civil española

Finalmente, el 18 de julio de ese año estalla la insurrección militar en España y el partido apoyaría de forma activa el fallido golpe de Estado, liderado en un principio por Emilio Mola y José Sanjurjo y después por Francisco Franco, que dio inicio a la guerra civil española.

José Antonio había sido detenido y encarcelado en marzo de 1936 por tenencia ilícita de armas y el 20 de noviembre de 1936, ya iniciada la contienda, sería fusilado en la cárcel de Alicante.

El destino de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma sería similar. Ramiro fue detenido por militantes socialistas poco después del fallido golpe de Estado, encarcelado en la Prisión de Las Ventas, en Madrid, y fusilado en octubre de 1936 en el madrileño cementerio de Aravaca.

Onésimo, por su parte, llevaba encarcelado desde marzo de 1936 por conspiración contra la Segunda República pero fue liberado en julio después de producirse la sublevación.

Tras ser puesto en libertad, se puso al mando de una columna de militantes falangistas que debía dirigirse a Madrid pero a su paso por el municipio segoviano de Labajos, después de confundir a un grupo de milicianos anarquistas con miembros del bando nacional, cayó abatido a tiros el día 24 de julio de 1936.

Una vez descabezada la cúpula de FE-JONS y fallecidos sus fundadores, el ya proclamado Caudillo, Francisco Franco, promovió la unificación de todos los grupos adheridos al bando nacional –especialmente falangistas y carlistas– que desembocó en el Decreto de Unificación del 10 de abril de 1937.

La unificación 

Aquel Decreto consagró la fundación del partido Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), que sería el partido único del régimen franquista, conocido coloquialmente durante las décadas siguientes como 'Movimiento Nacional' o 'El Movimiento'.

La oposición de algunos falangistas primigenios a esta unificación forzosa les llevaría al destierro o a la cárcel. Tal es el caso de Manuel Hedilla, el sucesor de José Antonio al frente de Falange, que fue detenido a finales de abril de 1937 junto a otros 600 falangistas acusados de "conspirar contra Franco" por oponerse a la unificación.

Hedilla fue sometido a un Consejo de Guerra y condenado a cadena perpetua, aunque terminó siendo liberado en 1941 y enviado al destierro a Mallorca. Finalizaba de este modo la historia del partido creado en 1934 en el Teatro Calderón en Valladolid y cuyo germen había puesto Onésimo Redondo tres años antes en la ciudad.

La fecha del 4 de marzo sigue dando nombre a día de hoy, en conmemoración de aquel acto de unión entre Falange y las JONS, a este barrio de Valladolid fundado aquel 29 de octubre de 1959, hace 65 años, y que trató de dar respuesta al grave problema de acceso a la vivienda que está muy presente en la actualidad.