Caja Rural, comprometida con la lucha contra el cáncer infantil
Completar una gran hazaña para dar visibilidad a una gran causa. Esto es lo que buscaban los hermanos Aníbal y Esteban Ruiz cuando apostaron por un reto: recorrer en bicicleta los 790 kilómetros que unen Roncesvalles (Navarra) con Santiago de Compostela en menos de 48 horas.
Con la motivación de ayudar a niños con cáncer, a través de Asion, y dar visibilidad a su lucha, pusieron fecha a su reto: el 26 y 27 de mayo. Llegaron meses de entrenamiento, preparación física, dieta y apoyo, mucho apoyo; el que recibieron de diferentes entidades que se unieron a ellos: el equipo Caja Rural-Seguros RGA -que desde el primer momento les ofreció unas bicicletas profesionales, equipación deportiva y apoyo logístico durante todo el camino- Seguros RGA y las Cajas Rurales, la clínica de fisioterapia Fisioespaña Wellness y un sinfín de seguidores de todos los rincones de España.
Y al fin llegó el día. La madrugada del 26 de mayo, a las 5 de la mañana partían desde Roncesvalles los dos ciclistas acompañados por un coche logístico del equipo Caja Rural-Seguros RGA. Por delante, 790 kilómetros y un objetivo: llegar a Santiago de Compostela.
“La lluvia, el frío y la noche fueron nuestros peores enemigos, lo pasamos realmente mal” afirmaba Esteban ya en Santiago de Compostela con la Catedral al fondo. Pero, tal como comentaba Aníbal, “el apoyo mutuo que nos hemos dado nos ha ayudado a tener la mente ocupada para superar los peores momentos”. “También nos ayudó mucho el apoyo que recibimos en Burgos de los compañeros de Cajaviva y Seguros RGA, además de los niños de Asion, porque su ilusión se convirtió en nuestra motivación para seguir el camino”, afirmaba Esteban.
El camino les llevó hasta Ponferrada, lugar de parada para dormir, coger fuerzas y seguir en busca de su hazaña. Los campos de castilla dieron paso a los verdes paisajes gallegos y, 35 horas y media después de su salida de Roncesvalles, Esteban y Aníbal llegaban a Santiago. En la Plaza del Obradoiro les esperaban los niños de Asion, compañeros de Caixa Rural Galega y decenas de familiares, amigos y muchos turistas que aplaudieron su valentía.
Sólo queda la parte más gratificante: disfrutar de la gesta y pensar en el próximo reto.