Y por fin el Zamarat le ofrece al Ángel Nieto lo que se merece
Y llegó por fin el día. El Zamarat lograban vencer al Gipuzkoa por 73-67. Primera victoria de las naranjas en casa, que ayuda emprender el camino de salida de los puestos de descenso y mantenerse en la Liga Endesa. Las zamoranas de van con un regalo de Reyes adelantado bajo el brazo con esta dulce victoria.
El encuentro comenzaba de cara para las naranjas, efectivas y acertantes, se ponían por delante en el marcador y lograban mantener distancia de hasta 10 puntos con las vascas. Cornelius era letal bajo el aro visitante y Okonkwo también colaboraba con astucia con tiros en suspensión desde el lazo izquierdo.
Al comienzo del segundo parcial, el Gipuzkoa parecía querer plantar cara a las zamoranas, que comenzaban a ponerse nerviosas y cometer fallos imperdonables. Despistes, perdidas de balón, que ayudaban a la remontada rival. Afortunadamente, la combinación de Jenssen y Mc Phee aumentaba aún más la diferencia con las visitantes, hasta conseguir llegar al descanso con un notable 43-29.
Tras la pausa, las zamoranas ganaban de 12 y tenían que hacer todo lo posible por dejar una victoria en casa, para el más que entregado público del Ángel Nieto. Pero las cosas se ponían complicadas en el tercer parcial, y las de Gipuzkoa comenzaban a acortar distancia con el Zamarat, hasta colocarse a un peligroso 46-41. Pero entonces, Montoliu, Okonkwo y Mestres machacaban la canasta de las vascas para volver a poner 10 puntos de diferencia a su favor.
En el último parcial, el Zamarat mantenía esa férrea distancia de salvación y dos tiros libres de Montoliu lograban dar mayor escapada a las naranjas. El dominio era de las locales, y aunque Cousseins, Sarr y Edwars metieran miedo al Ángel Nieto con sus buenos aciertos en canasta, el Zamarat no iba a perder este encuentro, donde había sido superior todo el tiempo. Así, el pitido final llegaría con un merecido 73-67 para el Zamarat, que estaba obligado a ganar para intentar salir de los puestos de descenso y quitarse el mal sabor de boca de tantas derrotas acumuladas.