Siete años han pasado desde que Alberto Chicote desembarcara en el Café Zamora. Probablemente el programa más tenso y polémico al que se ha enfrentado Pesadilla en la Cocina. Cabe recordar que, tal fue el enfrentamiento entre su dueña, Sole Álvarez, y el televisivo cocinero, que este terminó por abandonar el restaurante, ubicado en la Plaza Mayor de la capital, y no terminar el programa.
La zamorana quedó retratada en televisión de forma muy dura, y fue una de las impulsoras de la primera asociación de afectados de Pesadilla en la cocina, junto a Manoli Paz (del restaurante Irlanda, de El Ferrol). Esta plataforma quería interponer una demanda colectiva al programa, con otros participantes del reallity. Esa demanda conjunta no llegó a presentarse, pero Chicote sí ganó otros litigios contra él cuando fue denunciado por "comentarios vejatorios e injuriosos" o "intromisión ilegitima en el honor".
Hace solo unos días, Sole volvía a cargar contra el programa y el cocinero a través de una entrevista en el canal de YouTube, Cenando con Pablo. Este vídeo acumula ya más de 220.000 visitas, y en él narra que todo el programa estaba guionizado a fuerza de provocaciones. Algo que le afectó especialmente en su salud mental por la imagen que de ella dieron las cámaras. "Por audiencia no puedes cargarte a una persona. Psicológicamente quedé muy tocada, con ayuda psicológica, parecía que veía fantasmas por todas partes. La gente habla por hablar, porque no conocen el tema. Lo que no entiendo es que viendo cómo se me puso, de maltratadora, psicópata, que estaba para tirarme...", relata.
Sole indica que hasta los comensales que acuden al restaurante durante la grabación "son elegidos por ellos y saben lo que tienen que hacer y decir". Es más, durante la entrevista asegura que, precisamente, una de las mesas que acudieron a comer eran familiares suyos, e igualmente la producción del programa "les obligaron a reclamar".