La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en Morales del Vino cumple nada menos de 500 años. El templo ubicado en el centro de la villa fue construido en la primera mitad del siglo XVI, y en concreto, su parte más antigua, el altar mayor fue acabado en 1522.
Cinco siglos de vida de una iglesia que esconde cantidad de particularidades y detalles que han mantenido a lo largo de los años. De hecho, este altar mayor es un ejemplo excepcional del gótico tardío, con una estructura de nervios y planta ochavada. También pertenece al gótico tardío su planta rectangular de tres naves, ya que estas se separan por grandes arcos formeros y la propia planta fue construida en sillería, e igualmente fue acabada en 1522.
Precisamente su altar mayor es de una belleza destacable. Obra del escultor renacentista Juan de Montejo, presenta varias escenas religiosas, entre ellas el nacimiento y la adoración. Y sobre él descansan varias esculturas de santos que se le atribuyen al escultor barroco Esteban de Rueda, perteneciente a la escuela de Toro. Pero, sin duda, su figura más importante es la Virgen con el Niño, obra de Alejo de Vahía, que data del siglo VI, principios del XVI.
Una pieza muy particular de este escultor de origen nórdico, pero que pasó la mayor parte de su vida en Palencia. Esta escultura forma parte de su extensa serie de vírgenes con el niño, que se caracterizan por su policromía y un estilo especialmente definido, por lo que el artista no firmaba las obras. Esta Virgen con el Niño de Morales del Vino fue expuesta en el 25 aniversario de las Edades del Hombre, que se celebró en Valladolid.
Completan su interior diversos grupos escultóricos, que datan desde el XVI hasta el XVII; y, como no, el órgano construido por Andrés Tamame en 1773, y que se ubica en su tribuna.
Una excepcional portada plateresca
Y si su interior esta lleno de belleza y curiosidades, su exterior es aún más impresionante. La iglesia de la Asunción cuenta en su portada norte con un rarísimo ejemplo del plateresco, casi único en la provincia de Zamora. Una edificación que goza, por tanto, de gran valor artístico.
Su construcción se desarrolló durante mientras Antonio de Águila era obispo de Zamora (1546–1560), y la forma de reconocer este periodo es que en su parte central aparece el escudo de armas del propio obispo. Mientras, en el resto de su portada se talló un programa iconográfico en torno a la salvación de la humanidad. También aparecen en él Adán y Eva, la escena de la anunciación, el símbolo del Espíritu Santo, la figura de Dios Padre, dos medallones dedicados a San Pedro y San Pablo y la concha peregrina, como símbolo del Camino de Santiago.
Y para culminar este recorrido por la iglesia parroquial de Morales del Vino, cabe destacar que el propio templo se erige sobre un zócalo, como si la iglesia se hubiera construido al borde de un arroyo o similar. Fuentes profesionales apuntan a que es posible que bajo esta elevación puedan existir restos de otras construcciones anteriores.