Poner el árbol de Navidad es un momento muy típico de estas fechas. Adorno por aquí, lucecitas por allá, que si de plástico, que si natural, o quien no lo pone. Un debate que se genera cada año en las familias y que una vecina de Carbajales de Alba ha solucionado de la forma más original posible.
En la casa de los Cortés Rodríguez tenían la duda de cómo decorar este año la finca en la que padres e hijos residen juntos. Y ante una nube de ideas que no acababa de convencer, la matriarca de la familia, Carmen Rodríguez Refoyo, de 74 años, tuvo la mejor idea de todas. "Vamos a hacer algo mucho mejor", exclamó, y ni corta ni perezosa se puso el reto de elaborar un árbol de Navidad hecho exclusivamente con bordado carbajalino.
Así, Carmen decidió que la seña de identidad por excelencia y la tradición más importante de su pueblo sería la protagonista de estas fiestas navideñas en su hogar. Un trabajo que le ha llevado nada menos que tres semanas, según cuenta a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León, y que ha tenido como resultado un precioso árbol bordado de dos metros de altura. "Lo he ido haciendo a ratos y no todos los días, me ponía cuando había terminado las labores y no tenía que ir a algún sitio", explica la carbajalina. Ahí es nada.
Carmen conoce bien el oficio de bordadora. Desde los 14 años fue su profesión en el taller de Carbajales de Alba hasta que tuvo que emigrar a Alemania para buscarse la vida. Una vocación que le corre por las venas casi desde que nació, ya que recuerda que "cuando era niña salíamos de la escuela e íbamos al taller de bordados para que nos dieran un trozo de lana y tela para ir aprendiendo".
Desde entonces esta mujer ha bordado trajes para sus dos hijas, así como decoración para su casa y para las de sus hijas. Y ahora este precioso árbol de Navidad, del que ya planea un segundo para la vivienda de una de sus hijas.