La aldea gala, la única ciudad 'comunista' de España. Hace ya ocho años desde que Francisco Guarido alzara el puño en el balcón del Ayuntamiento de Zamora, fuero histórico del Partido Popular durante décadas. A partir de ese instante llegaron los focos, las cámaras, las entrevistas y el ardiente interés por saber quién era ese alcalde, que se había convertido en el único de Izquierda Unida en una capital de provincia de toda España.
Tras los cuatro primeros años, parecía que el foco mediático se había calmado. Pero en 2019, Izquierda Unida y Guarido hacía lo que parecía imposible. No solo revalidaban la Alcaldía, sino que pasaban de ocho a catorce concejales. Todo en un territorio donde tanto la Diputación Provincial como buena parte de sus ayuntamientos han estado generalmente gobernados por la derecha.
Otra vez el foco volvía a Guarido. Un sector de IU a nivel nacional lo colocaba como ejemplo incontestable de la independencia de la formación, sin necesidad de Podemos, y él mismo y su equipo han defendido esa tesitura siempre y contra la mayoría del partido que decidió confluir con los morados. Un quebradero de cabeza constante para Izquierda Unida Zamora. Ya que mientras que ha gozado del control total del Ayuntamiento de Zamora, vive una inestabilidad constante en el seno de su propia formación política.
A todo esto se suma un gobierno autonómico, con la extrema derecha. El de la Junta de Castilla y León. Con el que el equipo de Guarido está condenado a entenderse para sacar adelante grandes proyectos en la ciudad, obtener ayudas y apoyo sobre diversas cuestiones que son competencia de la Comunidad. Guarido se entendió bien con el anterior presidente, Juan Vicente Herrera. A él le arrancó el compromiso de proyectos como el Centro Cívico o el Conservatorio de Música, que Alfonso Fernández Mañueco heredó y ha tenido que ir cumpliendo. Pero a IU tener que sentarse con VOX se le hace complicado. Aunque lo hace. Lo hace para conseguir los Planes de Empleo, que han servido para emplear a un centenar de personas por año.
Los cuatro primeros años fueron de asentamiento y sobre todo de saneamiento. En concreto de las cuentas municipales, donde se pasó de una deuda de veintisiete millones de euros con el Partido Popular, a cerrar 2018 con un superávit de seis millones en las arcas municipales. Tras esto y una mayoría absoluta al año siguiente, Guarido prometió que la segunda legislatura sería la del desarrollo de proyectos, de una Zamora que vería obras y la renovación de sus grandes contratos caducados (basura y parques). De lo último ha cumplido y de lo segundo, no todo está hecho.
Y 'de regalo' destapó un escándalo de corrupción en el Servicio de Parques y Jardines, que incluye a la empresa concesionaria y al máximo responsable del servicio. Un alcalde que denuncia por corrupción a sus propios funcionarios, y no al revés. Hasta para eso Guarido ha tenido que ser una rara avis.
Ahora que se acerca el final de esta segunda legislatura todos se hacen la misma pregunta: ¿Repetirá Francisco Guarido como candidato a la Alcaldía de Zamora? La oposición, los medios de comunicación, sus propios compañeros y hasta él mismo no tienen respuesta clara sobre esta cuestión. Ha repetido hasta la saciedad que no quiere volver a ser alcalde, pero la responsabilidad y el compromiso van mellando en esa contundente afirmación.
EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León se sienta con Francisco Guarido para tratar todos estos temas en los últimos días del año. Quién sabe si lo hace como alcalde de Zamora por última vez.
Pregunta.- Zamora despide otro año y entramos en el final de la segunda legislatura para Francisco Guarido. Vamos por partes. Primero, ¿cómo valora su gestión este 2022?
Respuesta.- Ha sido un buen remate de todo el proceso que hemos seguido durante el segundo mandato. La pandemia nos paró muchísimo, todas las administraciones vamos con retraso, pero estamos sacando prácticamente todo. De hecho, vamos a aprobar antes del 31 de diciembre todos los expedientes que nos faltaban: el Banco de España, la obra de remodelación del Mercado de Abastos, la pista de BMX o el asfaltado por 2,8 millones de euros. A eso unimos las obras programadas en conjunto con la Junta de Castilla y León, y que también sufrieron mínimo un año de retraso, como el Centro Cívico y el Museo de Semana Santa, que ambos ya están en marcha.
Creo que con todo esto rematamos el 2022 bien y con todo preparado para que en junio de 2023, el siguiente mandato lo tenga todo a punto. A eso se añadirá el Plan de Sostenibilidad Turística, con más de tres millones de euros en tres años, que es prácticamente toda la siguiente legislatura.
P.- Como decíamos también se cierra su segunda legislatura, la de la holgada mayoría absoluta. ¿Cómo ha sido?
R.- Da mucha tranquilidad, quita estrés y lo hace todo más fácil. Todos los partidos quieren gobernar en mayoría absoluta. Es evidentísimo. Además, en nuestro caso, somos un grupo muy compacto, sin disidencias, ni fricciones, por lo que hemos gobernando con tranquilidad. Las cosas han ido más ligeras, quitando el COVID y ahora la crisis económica que nos ha retrasado. La mayoría absoluta es la que queremos todos los partidos y es tan legítimo gobernar así, como en minoría como hicimos el primer mandato, que te provoca más negociaciones y diálogos con el grupo que gobiernas, pero esto es la democracia en estado puro.
P.- ¿Ha resultado positivo no tener que contar con nadie para gobernar?
R.- La democracia funciona así. Unas veces se gobierna en minoría y otras en mayoría. Los resultados siempre son positivos para la ciudad, sea con diálogo o en solitario. Ninguno es menos democrático que otro. Lo que llaman 'el rodillo' no es más que un proceso democrático de mayorías, pero para la ciudad, todos los sistemas de gobierno, siempre que sean estables, son positivos. Se dialoga igual, no hay ningún problema.
Guarido cree que Zamora se ha quitado "los miedos ancestrales a un gobierno de Izquierda Unida o de los comunistas"
P.- Y ahora echemos la vista atrás a los últimos ocho años, ¿en qué ha mejorado Zamora desde su llegada al Ayuntamiento en 2015?
R.- Ha mejorado fundamentalmente en una cuestión puramente política, para quitar los miedos ancestrales a un gobierno de Izquierda Unida o de los comunistas. Eso es ya mucho. Se libera a la sociedad de prejuicios, que los hay y los había. Se nos ha visto como un gobierno tranquilo, compacto, coherente, que sabe hacer las cosas y eso es lo principal.
Luego creo que en lo referente a obras y lo que es economía puramente municipal también han ido bien las cosas. Se ha invertido más en estos ocho años, que en los ocho años de gobierno de Rosa Valdeón. La economía municipal se ha sostenido bien, sin tener que subir nada los tributos, y es mérito de nuestro equipo de gobierno. También creo que la ciudad va bastante bien en el tema de turismo, por ejemplo, y luego hay cosas que no van bien, como la despoblación o el empleo.
Pero es que no todo depende del Ayuntamiento, también cada uno tiene la responsabilidad que tiene. El Ayuntamiento es la administración más pequeña, la más frágil y la que menos dinero tiene. En cuestiones de crear puestos de trabajo hemos hecho todo lo que hemos podido con los Planes de Empleo y con el Diálogo Social. Todos los años han entrado cien trabajadores, y hemos consensuado con los sindicatos y empresarios todas las políticas que se han hecho. Y lo que lamentamos es que, en este 2022, nos haya fallado el gobierno de la Junta y VOX, que es quien domina la Consejería de Empleo, porque ha sacado algunos planes sobre esto, pero con unas cantidades ridículas.
P.- También se quedan deberes pendientes. El año pasado en una entrevista por estas mismas fechas con EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León garantizaba que estarían empezadas las obras en el nuevo Parque de Bomberos, el Museo de Baltasar Lobo, la remodelación del Mercado de Abastos, y la ‘bestia negra’ del Banco de España. Ninguna ha comenzado.
R.- Es cierto. A veces las cosas se tuercen como en el nuevo Parque de Bomberos, que estaba con la adjudicación hecha y la empresa abandonó el contrato por la situación económica internacional. En todo lo demás, los expedientes están aprobados para subirlos a la Plataforma de Contratación del Estado. Y de aquí a final de año saldrá lo que nos falta, como la remodelación del puente de Piedra y la rehabilitación del Mercado de Abastos. En enero lo tendremos todo dispuesto. Claro que nos gustaría que las cosas fueran deprisa, pero la situación es la que es.
"Nosotros arrastramos proyectos, el Partido Popular arrastraba la nada"
P.- Si bien es cierto que, como el caso del Parque de Bomberos, que esté subido a la Plataforma de Contratación ya no es una garantía.
R.- No es una garantía porque ya nada lo es con una crisis internacional como la que tenemos. Con la inflación al 10% o la subida del precio de los materiales de construcción, ya nada está garantizado para ninguna administración. Pero ya no depende de los gobiernos de provincias, sino que es un tema internacional.
P.- Este arrastre de proyectos ha sido el punto de mira de la oposición en los últimos años. Acusan al equipo de gobierno de repetir promesas de proyectos que nunca llegan, ¿acepta la crítica?
R.- Sí, la entiendo, pero con una salvedad, es verdad que hemos arrastrado proyectos durante los últimos años, pero porque había proyectos. Esa es la diferencia. Nosotros arrastramos proyectos, el Partido Popular arrastraba la nada.
P.- Igualmente le persigue la idea de que Izquierda Unida no ha sabido insuflar ilusión entre los zamoranos con proyectos e iniciativas más ambiciosas.
R.- Es que yo no creo en los proyectos grandilocuentes o macroproyectos. Somos gente del día a día, que dan empleo y trabajo, y que se materializan. No somos de esos proyectos que sirven para hacer propaganda política, pero que no conviven con la realidad. ¿Zamora necesita un macroproyecto de algo? Pues como en todas las ciudades. Pero nosotros hasta ahora vamos encaminados a los proyectos de mejora de la ciudad concretos y específicos.
P.- Hablando de hacer reaccionar o no a los zamoranos, en ese último año para lo que sí han reaccionado ha sido para ponerse en contra de la reordenación de las plazas de la O.R.A. ¿Cómo ha vivido esta respuesta de los ciudadanos y de la oposición?
R.- Siempre hay una reacción contraria cuando se quitan aparcamientos. Sucedió en su día con Santa Clara y San Torcuato, o con la semipeatonalización del casco histórico. Siempre hay una reacción de este tipo y yo la entiendo. Pero las ciudades van por donde intentamos que también vaya Zamora, hacia una movilidad cercana al peatón. Se está haciendo igual en capitales como Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao.
Y aquí, esos aparcamientos que se han quitado de la O.R.A se han puesto en otro lugar; y los de esas calles, que son vías comerciales y creo que el comercio se va a ver muy potenciado en el futuro. Algunos aparcamientos se han colocado en la ronda del Degolladero, con 70 plazas más, en el próximo mandato se construirán un aparcamiento subterráneo en el solar del Seminario de San Atilano y se dará el impulso definitivo a construir un subterráneo en la antigua estación de autobuses. Las ciudades van por quitar aparcamientos en superficie y hacerlos bajo tierra.
P.- Se puede entender que la Unión Europea exige una zona de bajas emisiones a las ciudades, pero, da la sensación de que se ha improvisado en ciertas cuestiones. Primero el cambio de zona a Santa Elena, luego dos proyectos de aparcamiento en la zona del Seminario, precipitadamente, y, para remate, de la noche a la mañana la ronda del Degolladero pasa a ser de único sentido y se colocan en ese tramo más plazas de aparcamiento para compensar.
R.- Es que la política también se hace en el día a día. No hace falta tener una programación hecha para los próximos cinco o seis años de todo. Se van solucionando problemas a medida que suceden y se ponen sobre la mesa. Eso no es improvisar, eso es saber actuar en el día a día.
P.-¿Se arrepiente de la forma en la que se gestionó toda esta modificación?
R.- No, es que tampoco había otra manera de hacerlo. Se suprimen 150 plazas en la zona comercial y se llevan a otro lugar, que se ha demostrado ahora que cumplen una función para los servicios públicos, como el centro de salud, la Guardia Civil, la Escuela de Artes o las propias oficinas del Ayuntamiento. Todo esto está dando un servicio distinto al que se prestaba, pero está dando un servicio. No estamos arrepentidos de nada. Que lo hemos hecho un poco precipitadamente, bueno, pero es que estas cosas a veces hay que hacerla en la política diaria.
"Limpiar la corrupción me parece de las mejores cosas que hemos hecho en este Ayuntamiento"
P.- Otro de los temas que más ruido mediático han generado en estos últimos años de legislatura han sido el Caso Raga y la continua batalla legal con el interventor municipal. ¿Está satisfecho con el desarrollo de los acontecimientos?
R.- Es que los ciudadanos tenían derecho a saber lo que estaba ocurriendo. Sí que estoy muy contento de lo que ha sucedido en Parques y Jardines porque se llama 'limpiar la corrupción'. Desplazar y suspender de empleo y sueldo a un funcionario nos ha costado muchos disgustos, pero, al final, se ha demostrado que teníamos razón, porque así nos lo ha dicho el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
Con respecto a la concesionaria, el Ayuntamiento ha presentado unos peritajes que concreta en varios millones de euros el perjuicio al Consistorio, y eso es lo que estamos reclamando a la empresa. Creemos que la empresa nos ha estafado y, por otra parte, creemos que se ha hecho con la convivencia de un funcionario público. Limpiar la corrupción me parece de las mejores cosas que hemos hecho en este Ayuntamiento, cosa que otros no se atrevieron a hacer, sabiendo que existían puntos negros en ese servicio.
Por lo que se refiera al interventor es un caso distinto. Él tiene su visión de su trabajo y yo tengo el mío. Chocamos y hay cuestiones a dilucidar en los Juzgados que, por el momento, vamos ganando todas.
P.- ¿Cree que el ciudadano de a pie entiende el peso y el poder que pueden llegar a tener los funcionarios en un ayuntamiento y cómo puede entorpecer o facilitar a un gobierno?
R.- Quizá no lo es y no tiene por qué serlo. Son problemas de intendencia del Ayuntamiento. El ciudadano lo que quiere es que le demos servicios y que hagamos obras, como por ejemplo para la mejora de la movilidad en todos los colegios. Quieren que cuando aparezca un problema les prestemos ayuda, como el caso de los planes RelanZa durante y tras la pandemia. Creo que si por algo se distingue este Ayuntamiento han sido las ayudas al comercio y la hostelería. Eso es lo que quieren los ciudadanos. Luego, el que los funcionarios trabajen más o menos, o pongan más o menos dificultades son cosas que tiene que resolver con buen hacer y buena política el equipo de gobierno.
P.- Pero, precisamente, en relación con la gestión funcionarial del Ayuntamiento de Zamora, los vecinos achacan mucho la falta de desarrollo económico en la ciudad a la inaguantable tardanza para obtener licencias o las condiciones inasumibles que la administración local exige a quienes quieren emprender en Zamora.
R.- También es un tema que comprendo, y creo que se ha resuelto bastante bien en los últimos cinco años en el Servicio de Urbanismo. No funcionan las cosas ahora como hace ocho años, ni diez o doce. Funcionan mucho más deprisa y las estadísticas son contundentes al respecto. Salen muchísimas más licencias ahora, que hace cuatro o cinco años. Creo que el servicio en ese sentido ha mejorado bastante en agilidad y en atención al ciudadano.
Sobre el nuevo gobierno de la Junta: "Ahora tienen que hacer políticas que avergüenzan al PP"
P.- Saltando a la política regional, hace justo un año creía que los ciudadanos castigarían al Partido Popular por el adelanto electoral en Castilla y León, y acabaron volviendo al poder con el primer gobierno autonómico de España que se conformaba con VOX. ¿Cree que ha sido un castigo finalmente?
R.- Es evidente que el Partido Popular con el adelanto electoral no ha salido beneficiado. Antes se apoyaba en diez procuradores de Ciudadanos y ahora en otros tantos de VOX. Ese es el resultado. Sinceramente sí pensé que sucedería, pero me equivoqué. El castigo para ellos es que se apoyen en la extrema derecha, que entendemos que coinciden menos con la extrema derecha que con Ciudadanos. Así que en el pecado va la penitencia. Ahora tienen que hacer políticas que avergüenzan al PP, como no sacar los planes de empleo o las declaraciones esperpénticas de todo el sector de VOX en la Junta sobre temas de mujer o LGTBI. Están haciendo el ridículo más espantoso en la política nacional. Han cambiado lo que podía ser un gobierno más o menos serio, por un gobierno que solo ocupa portadas en los periódicos con la última frase que se le ocurre al mandamás de VOX.
P.- Entonces, ¿para quién ha sido el castigo al final?
R.- Para los ciudadanos.
P.- ¿Cómo ve la evidente crispación en las Cortes de Castilla y León y las faltas de respeto en el hemiciclo? ¿A qué cree que se deben esta escalada de tensión?
R.- Incluso en España. Me parece que hay un clima político irrespirable, una enfrentamiento verbal permanente. El griterío y las salidas de tono se producen cuando hay poco que decir de fondo. Es lo que tapa la falta de políticas favorables a los ciudadanos. Me parece una completa vergüenza tanto en el parlamento nacional como en el regional. Los estilos son muy importantes. Pero el estilo pacífico, de consenso, educación y respeto es fundamental aunque sea más aburrido para los periodistas. Creo que esa forma es vital, porque te están viendo los ciudadanos, la gente joven, y los políticos estamos obligados a dar una imagen de respeto y educación al adversario.
P.- ¿A qué cree que se deben esta escalada de tensión, directamente a VOX o también es por otras cuestiones?
R.- Seguramente a más cuestiones que VOX. Otros partidos también calientan la alfombra, también son las reacciones contra ellos. Yo creo que hay que tener sensatez y cabeza fría para responder, y no alzar demasiado la voz. No hace falta. Ante los improperios y los insultos, la mejor confrontación es el respeto y la educación. En los últimos años he dicho que el Ayuntamiento de Zamora ha sido un ejemplo de cómo nos toleramos en el pleno, con las diferentes opiniones y posiciones. Creo que hemos dado ejemplo en ese sentido y así se lo he hecho saber a la oposición.
P.- ¿Cree que el comportamiento del VOX y Juan García Gallardo en Castilla y León le hará un favor al PSOE o al PP de cara a las generales o reforzará a Santiago Abascal?
R.- Es que lo que hacen Abascal y Gallardo es lo mismo. Le imita claramente, quiere las dos frases para salir en las portadas, y es un movimiento que hace para reforzar a Abascal. Además, siempre lo hace con la espada en alto, y sobre todo con los mismos temas: mujeres, toros y caza. No van más allá. Pero, al final, creo que esto provocará que las aguas vuelvan al cauce del bipartidismo, por desgracia. Y lo mismo podría decir de algunas actitudes de Podemos. En cinco años habremos perdido lo que nos costó conseguir 15 años. De esos partidos nuevos que surgieron estamos viendo que sus excesos populistas verbales nos llevan otra vez al bipartidismo.
P.- Ahora la vista política se fija inevitablemente en las elecciones municipales de mayo. Francisco Guarido le ha repetido a este periódico en varias ocasiones que no será el candidato de Izquierda Unida a la Alcaldía de Zamora, pero, desde hace meses vemos como parece que ese ‘no’ rotundo se va desfigurando. Le hago la gran pregunta: ¿va a ser el candidato a la Alcaldía por IU?
R.- Habrá que esperar varios meses todavía. Yo estoy buscando repuesto, un sustituto. Es lo único que puedo decir por el momento. En todo caso, no hay ningún cronograma todavía en Izquierda Unida para la elección de candidato, no sé cómo acabarán las cosas dentro de la organización. El pacto con Podemos nos lleva al mismo escenario de 2019, y siempre estamos en una inestabilidad interna en lo orgánico que a mí no me ayuda a decidir.
P.- Pero siendo realistas, nadie de la formación en Zamora alza la voz para asumir ese puesto.
R.- La realidad es que a mí dentro de mi organización no me ayudan buscar un sustituto. Me dejan solo. En lo demás estoy bastante bien acompañado, pero cuando hablo de conformar una lista con otros candidatos, recibo siempre la callada por respuesta.
P.- ¿Qué le dice la gente por la calle sobre que se presente o no?
R.- Que me presente, me lo está reclamando todo el mundo, lo cual es una presión enorme. Pero también necesito saber cómo quedará internamente la posición de Izquierda Unida, volvemos al escenario impreciso del 2019, y estoy harto de esto, de no saber si podemos ir solos o no. Siempre tenemos que andar así, si tenemos que llevar o no el calificativo de confluencia.
"Izquierda Unida tiene que estar muy orgullosa de lo que ha conseguido en Zamora"
P.- ¿No le da rabia que, ahora que tiene varios proyectos en marcha o inminentes como hemos comentado, sean otros los que ‘se cuelguen la medalla’ cuando se terminen?
R.- No, en absoluto. La política es así, unos ganan y otros pierden. Cuando yo llegué a la Alcaldía no había prácticamente nada. Creo que hemos rehecho la economía, las obras y hemos creado una actividad municipal que no existía en 2015. Que eso lo pueda heredar el Partido Popular o cualquier otro partido es parte de la democracia. Yo me vi obligado a recoger una herencia y otros recogerán la mía. Pero creo que la mía es bastante fuerte y consistente. No me apena, si acaso al contrario. Pase lo que pase en mayo, Izquierda Unida tiene que estar muy orgullosa de lo que ha conseguido y del respaldo que ha logrado con la política coherente, de sensatez y en beneficio de la ciudad que ha desarrollado estos ocho años.
P.- Si esto es un adiós, que no lo sabemos ¿qué le gustaría decir a los zamoranos que han confiado en usted durante ocho años de legislatura?
R.- Creo que no se van a sentir defraudados. Pienso que se han sentido contentos con el voto y que hemos respondido bien. La gente que en 2015 y 2019 votaba a otras cosas y confió en nosotros, siempre tendrá el orgullo de haber votado a Izquierda Unida en las municipales, porque está contenta con lo que hemos hecho en general.