Cuando las personas se van haciendo mayores, dejan de creer en la magia, en lo imposible, en que los deseos se hagan realidad. Por alguna razón, ese no es el caso de este salmantino llamado Fernando, que con el paso del tiempo ha ido incrementando esta magia que sentía desde pequeño y se ha convertido en Papá Noel y en el ayudante personal de los Reyes Magos.
Todo comenzó cuando él tenía 12 años y ya se disfrazaba de estos seres mágicos y “repartía caramelos por las calles”. Una tradición que fue consolidando con el paso del tiempo. Hasta que llegó 2019 y quiso ser un “profesional”. Al principio surgen muchas incógnitas sobre cómo debes hacerlo o de qué modo tienes que vestirte para que esto sea real, pero a todas ellas encontró la respuesta que necesitaba.
Creó su personaje de una forma profesional, teniendo en cuenta "cada detalle en el traje, incluso hablando con acento nórdico". Su misión no terminó aquí, él quería ir más allá. Estos seres mágicos destacan por hacer siempre el bien y ayudar a los demás. Por ello, decidió visitar a los niños con cáncer que estaban en los hospitales para que pudieran tener un bonito recuerdo de la Navidad.
“Las primeras navidades alquilaron, incluso, una limusina y fui con mi elfo, Arturo, a ver a los más pequeños. Los niños estaban en shock y los padres también”, asevera el Papá Noel salmantino (www.SantaClausSpain.com). Él había conseguido traer “la figura profesional” a España. Y es que es muy importante entrar en el papel porque “eres la muestra de que lo imposible es posible, un referente, una de las personas a las que más admiran. Eres la persona que demuestra que la magia es real”.
Sin embargo, su felicidad duró poco, porque llegó el coronavirus. Él había podido visitar a los niños que estaban aislados en los hospitales y se preguntaba “qué iba a pasar con ellos”. Por eso, tuvo que recrearse y quiso “hacer cartas para que llegaran a los más pequeños”. Desde marzo hasta noviembre de 2020 estuvo desarrollando el proyecto para que todos pudieran seguir manteniendo la misma ilusión de cada año. Unos meses de pensar “cómo serían las cartas, qué historias se iban a contar y estudiar cómo lo iba a hacer”.
Fernando, que es un apasionado de este mundo, asegura que en España “no sabemos nada sobre ellos” y se pregunta: “¿Qué pasa desde que salen del Portal de Belén hasta que llegan?, ¿qué pasa con ellos una vez que se ha terminado la Navidad?”. No lo sabemos.
Para poder hacer cartas reales tuvo que diseñarlas, investigar la historia y crear un escudo heráldico: “Compré libros en Inglaterra de diseño de heráldica de los años 70 para saber cómo funcionaba y me di cuenta de que en la edad media cada Rey tenía su escudo. Construí uno nuevo con toda esa información, como si los Reyes Magos me hubieran encargado hacer una actualización a mí”. Hacer de las cartas una realidad no fue tarea sencilla, están repletas de minúsculos detalles que hacen creer que estos tres hombres mágicos han llegado hasta tu casa a contarte algo importante. Entre otras muchas cosas, también tuvo que crear el sello del Lejano Oriente en árabe.
La página web de Buzón Real (www.BuzonReal.com) cuenta con 12 modelos de historias y cartas para que se puedan elegir y, también, una libre para quienes estén más inspirados y quieran contar su propia historia. “A veces quieres decir algo a una persona y no sabes cómo, a través de las cartas puedes hacerlo. Puedes contar cosas que no te atreverías”, asegura Fernando.
El objetivo era “llegar a los peques de los hospitales” y ya han conseguido llegar a 800 en estos años, que se traducen en 800 bonitas historias. Este tipo de iniciativas, según afirma, “hacen muy bien al desarrollo del niño en un proceso de enfermedad”. Ellos envían las cartas y las asociaciones con las que trabajan las coordinan con los padres. No solo eso, sino que también les otorgan un certificado de buen comportamiento y el periódico de La Estrella, que es un boletín con toda la información sobre los Reyes Magos de Oriente. En el caso de que haya un nuevo niño en el hospital durante estas fechas, les avisan, para que “ninguno se quede sin su carta y puedan tener una Navidad más bonita”.
Cuando comenzó con esta iniciativa, para que pudiera ser rentable, abrió la página web al público y por cada persona que comprase una carta, un niño en un hospital recibiría una. “Fue todo un éxito”.
El caso de Sebastián
La historia de Sebastián es de esas que te hacen creer en la magia. El pequeño iba a ser operado de la cabeza, una operación realmente complicada. Su madre, para hacerlo un poquito más feliz, pidió una carta para que la pudiera leer antes de entrar al quirófano.
Cuando salió, el niño estaba “eufórico, queriendo decirle a sus abuelos que le había llegado una carta”. Esta historia hace creer en el “efecto terapéutico que esta acción tiene” y en la importancia de seguir creyendo en la Navidad.
Refugiando corazones
Llevan tres años trabajando con la magia para que los niños con cáncer puedan ser un poco más felices en esta época del año. Bajo esta misión, nació el proyecto Refugiando Corazones. Se trata de una colaboración en la que envían cartas a los niños ucranianos que han venido refugiados al país y que tienen cáncer.
Todo ello también ha implicado un largo proceso para hacerlo real. Mediante una interprete, que ha traducido el texto, configuró “una herramienta para los caracteres ucranianos” y los aprendió para “realizar la firma”. En total, 40 niños han obtenido esta carta.
Las pequeñas peticiones
Los niños se sientan en las piernas de Papá Noel y empiezan a pedir todo lo posible y lo imposible. Bicicletas, coches, muñecas, cuentos o peluches, son algunos de los favoritos que cada año se suman a esa lista de deseos. Sin embargo, algunos también tienen peticiones que se escapan de las manos de estos seres mágicos.
Fernando cuenta que hay pequeños que piden “que sus abuelos se pongan buenos o que un ser querido volviese”; la realidad es que es imposible, pero él intenta hablar con los niños. “Yo les digo que trabajaré para que tengan los mejores deseos pero que mi magia funciona con juguetes o regalos. Es importante responder al niño porque ellos lo necesitan”, asegura el paje real de los Reyes Magos.