Toro, escenario permanente de manifestaciones que se encuentran enraizadas con el sentir del pueblo que ha hecho de lo popular una seña de identidad, espera con ilusión la llegada de su Semana Santa. Esta antigua tradición, que nació del fervor espontáneo del pueblo toresano, empujado a mostrar sus sentimientos en las fechas de la Pasión, llevó después al nacimiento de las primeras cofradías a través de las órdenes religiosas, llegando en el siglo XV la primera con la Orden Franciscana.
Y así, siglo tras siglo, se ha mantenido y se ha ido enriqueciendo con la emoción y el compromiso de aquellos se saben orgullosos valedores de su legado. Importantes tallas procesionan estos días a través de las calles de la ciudad cermeña, con especial importancia de actos como el rezo de las Cinco Llagas, celebrado el Miércoles
Santo y que atrae a numeroso público para presenciar este emotivo y antiguo rito religioso, la Bendición de los Conqueros o Cagalentejas, que se produce el día de Jueves Santo y en el que los cofrades realizan el juramento de silencio llevando la típica conca de catar vino, con la cual piden limosna para la cofradía o la Procesión de Nuestro Padre Jesús y las Ánimas de la Campanilla que tiene lugar el Viernes Santo y que se considera una de las más largas de España.
La Semana Santa de Toro que se completa con la Procesión de la Borriquilla el Domingo de Ramos, con la Procesión del Santísimo Cristo del Amparo el Lunes Santo, con el Traslado en Procesión del Santo Ecce Homo el Martes Santo, con el Acto de Vestir Santos y con el Vía Crucis Procesional el Miércoles Santo, además de la Procesión de las Damas de la Soledad el Sábado Santo y de la Procesión de Jesús Resucitado el Domingo de Resurrección.