La Ley de la Segunda Oportunidad se ha convertido en el verdadero salvavidas de un vecino de Zamora al que, gracias a esta medida, se le han perdonado los 116.178,51 de deuda que arrastraba.
Tal y como ha dado a conocer la Asociación de Ayuda al Endeudamiento, el cual ha conseguido la exoneración de todas las deudas acumuladas por este zamorano, el Juzgado de Primera Instancia e instrucción nº5 de Zamora le ha concedido el Beneficio de Exoneración del Pasivo Insatisfecho tras un intento de acuerdo fallido con los acreedores.
El beneficiario es un padre de familia que, gracias a la buena nómina que poseía, pudo pedir préstamos que iba pagando con relativa facilidad para sacar a su familia adelante, dado que la suya era la única fuente de ingresos del clan.
Sin embargo, su vida y la de su esposa cambiaron cuando, de repente, perdió su trabajo, lo que hizo que su economía se viese gravemente afectada, hasta el punto de que no le quedó más remedio que solicitar la prejubilación para así tener algún ingreso.
El problema estaba en que la cuantía que debía era todavía mayor a la pensión recibida por la jubilación. En ese momento, el zamorano arrastraba una deuda de más de 115.000 euros y se encontraba con una cuota mensual totalmente incompatible con el resto de gastos.
Es cierto que en todo momento trató de pagar los préstamos conforme podían, pero esto no surtió efecto, ya que los intereses que le habían generado los impagos impedían que la cuantía total a deber disminuyese.
La situación llegó a volverse insostenible, por lo que el matrimonio decidió recurrir a la Asociación de Ayuda al Endeudamiento, especializada en la denominada Ley de la Segunda Oportunidad. Allí estudiaron su caso y, una vez comprobado que los zamoranos cumplían todos los requisitos para beneficiarse de ella, entre los que se encuentran la insolvencia del interesado, no haber sido exonerado en los últimos cinco años y carecer de delitos de orden socioeconómico; les aconsejaron acogerse al procedimiento.
Según apuntan desde la Asociación, entonces había dos posibles finales: un acuerdo para pagar únicamente una parte de la deuda o el perdón del 100%.
En su caso, el desenlace ha sido la segunda opción, por lo que los ya exdeudores han quedado libres de toda obligación, pudiendo, además, conservar su vivienda y su vehículo en propiedad, así como solicitar la exclusión de todo fichero de morosidad para siempre.