Zamora ha vivido hoy, 13 de julio, un hecho sin precedentes desde hace trece años. El copón de las 'milagrosas formas' ha sido abierto y contemplado por la comunidad de monjas de Cabañales, en presencia del obispo de Zamora, Fernando Valera. La última vez que se permitió la apertura y contemplación de estos fragmentos de la Hostia Consagrada fue durante el episcopado del obispo Gregorio Martínez Sacristán.

Fernando Valera visitó a las monjas en el convento de Cabañales, como parte de su agenda habitual, para saludarlas y conocer a algunas de las hermanas que se habían incorporado recientemente a la comunidad.

Después de este encuentro, el obispo participó en un momento de oración y adoración del Santísimo, donde se abrió el copón de las 'milagrosas formas' y rezó en la intimidad con las hermanas. Para algunas de ellas, esta fue la primera vez que contemplaron los fragmentos de la Hostia Sagrada, los cuales se han conservado en perfecto estado a lo largo de los siglos.

Copón de las Sagradas Formas del Motín de la Trucha

El episodio conocido como el 'Motín de la trucha' aunque parece más una leyenda, lo cierto es que en el convento de Cabañales se custodian los fragmentos de una Sagrada Forma desde tiempos inmemoriales, que han gozado del crédito de la tradición de un pueblo que ha mantenido viva esta historia milagrosa y sorprendente. Tanto la iglesia de Santa María la Nueva como el convento de Cabañales siguen atrayendo la atención de aquellos que se acercan a ellos.

En 1995, la diócesis de Zamora realizó una consulta al departamento de Bromatología, Toxicología y Tecnología de los alimentos de la Universidad de Navarra para certificar si los fragmentos de formas podían considerarse Hostias Consagradas debido a que "no habían perdido la condición de pan".

Según la respuesta del doctor consultado en ese momento, el pan es una entidad bromatológica "muy estable y puede mantener su condición de pan durante siglos" si las condiciones de conservación son normales. "Aunque se podrían realizar pruebas para verificar su autenticidad, esto implicaría la destrucción de materia, por lo que no se han realizado tales pruebas". indican desde la diócesis.

La historia del 'Motín de la trucha'

El Motín de la Trucha es un episodio sobradamente conocido por los zamoranos, donde se entremezclan la leyenda y la fe. En diciembre de 1158 (o posiblemente en 1168, según lo que reza en el frontal del Sagrario del convento de las Dueñas), se produjo un conflicto en el mercado entre un zapatero y el criado de un noble que querían comprar la última trucha disponible. El zapatero y el pescadero se negaron a entregarla, lo que provocó una discusión que atrajo a mucha gente y desencadenó un tumulto en el que el zapatero salió victorioso.

Los nobles, indignados por lo ocurrido, ordenaron el arresto del zapatero, el pescadero y aquellos que los habían apoyado durante el tumulto. Como medida de castigo y para evitar futuras insolencias, se reunieron en la iglesia de Santa María para discutir acciones adicionales. Sin embargo, un pellitero llamado Benito instigó a la multitud a cerrar la iglesia desde el exterior y prenderle fuego.

Como resultado, todos los presentes en la iglesia murieron. En medio de este caos, las Sagradas Formas salieron volando del sagrario por encima de los nobles y encontraron una fisura por la cual escapar del templo en llamas y resguardarse en el convento de Santa María de las Dueñas, ubicado en la otra orilla del río Duero, donde aún se conservan.

Estos hechos llegaron a oídos del rey Fernando II de León, quien envió tropas a Zamora para resolver el conflicto. Ante el temor de la reacción del rey y los parientes de los nobles asesinados, Benito y los amotinados se exiliaron en Portugal. Desde allí, escribieron al rey y al Papa relatando el Motín de la Trucha y los agravios sufridos, rogando por el perdón por el incendio de la iglesia y las muertes causadas. A cambio del perdón, aceptaron convertirse en súbditos del rey Alfonso Enriques. El rey Fernando II aceptó la propuesta con la condición de que los zamoranos reconstruyeran la iglesia de Santa María, la cual pasó a llamarse 'La Nueva' a partir de entonces.